Este año, Netflix causó revuelo al puntear dos películas en la selección oficial del Festival de Cannes. “Okja”, del sudcoreano Bong Joong-Ho, poseía los contornos de uno fenómeno taquillero transnacional. “The Meyerowitz Stories (New and Selected)” era algo más raro, y quizás más preocupante para el statu quo de Hollywood: una comedia adulta que no estaría fuera de lugar en la lista corta de aspirantes al Óscar. Es poco probable que eso suceda. En la industria, aún existe mucha suspicacia y animosidad ante el streaming. Pero ese no es nuestro problema. La buena noticia es que podemos ver “The Meyerowitz Stories” al mismo tiempo que el resto del mundo.
El director Noah Baumbach sigue explorando la neurosis de la clase creativa neoyorkina. Ahora dirige su atención a los daños colaterales que los artistas infligen en su familia cercana. Harold Meyerowitz (Dustin Hoffman) es un escultor envejecido que nunca logró escalar a la cima del mundo del arte.
Sus hijos ayudan a mantener la ilusión de que es un genio incomprendido, al borde de ser redescubierto. Danny (Adam Sandler), es un músico que le dio la espalda a su carrera y se concentró en criar a su hija, Eliza (Grace van Patten), lista para irse a la universidad. Jean (Elizabeth Marvel) es una ejecutiva en la empresa Xerox, pero nadie en la familia sabe exactamente qué hace. Ellos son los mayores, hermanos de padre y madre, que viven cerca de Harold y atesoran la atención que él reparte a cuentagotas. Matthew (Ben Stiller) es el menor, hijo de una relación posterior. Es el favorito de su padre y el que más lejos vive. También el más exitoso económicamente. Su influencia conduce a la última crisis familiar: la posible venta de la casa paterna, una brownstone de Brooklyn que más que servir como fuente de dinero, es un símbolo de unidad.
El guion de Baumbach asume las afectaciones artísticas de sus protagonistas con ironía, perceptible en el título y la estructura de capítulos. Cada uno se centra su atención en un personaje particular. Sin embargo, el director inyecta energía nerviosa en su edición y puesta en escena. Los capítulos inician y terminan en explosiones de acción, deliberadamente truncados, como las frustraciones que reverberan bajo la plácida apariencia de cada hermano. Es una curiosa pero efectiva manera de visualizar la turbulencia emocional, nunca más clara que en la climática confrontación entre Danny y su padre. El hombre está tan envuelto en sí mismo que no se da cuenta de lo que pasa, pero no es necesario. Harold está más allá del punto en el que puede hacer cambios significativos en su vida.
Baumbach suele ser metido en el mismo saco que Woody Allen, por su insistente exploración de las neurosis de los habitantes de Nueva York. Sin embargo, no podrían ser más diferentes. El autor de “Mistress America” (2015) es más optimista sobre la condición humana. Puede preocuparse por personajes misantrópicos – véase “Greenberg” (2010) – pero no asume como propia esa visión del mundo. Estilísticamente, deja que sus personajes corran libres, mientras su cámara lucha por alcanzarlos, como a Greta Gerwing bailando por las calles en “Frances Ha” (2012). No verá en una de sus películas los astringentes retablos de Allen.
Hoffman, como Harold, es el catalizador de conflictos filiales e internos. Los “chicos” son la atracción verdadera. Stiller y Sandler son actores familiares, que logran utilizar la personalidad que han acuñado en decenas de películas como punto de partida, para explorar nuevo territorio emocional. Sandler se convierte en un virtuoso de la pasividad agresiva, y brinda la mejor actuación de su carrera desde “Punch Drunk Love” (Paul Thomas Anderson, 2002). Stiller, en su tercera película a las órdenes del director, prueba que no es fácil ser el favorito. La revelación del filme es Elizabeth Marvel, a quien conocemos como una de las contrincantes de Kevin Spacey en “House of Cards”. Si la película hubiera seguido el camino tradicional de la exhibición teatral, estaríamos hablando de una inevitable nominación al Óscar como Mejor Actriz de Reparto. Emma Thompson provee invaluable alivio cómico como la madrastra alcohólica, siempre al borde de la recuperación.
La codependencia emocional y las tóxicas dinámicas de familias son terreno fértil para la comedia. Y en manos de Baumbach, también para la compasión.
“The Meyerowitz Stories (New and Selected)”
Dirección: Noah Baumbach
Duración: 1 hora, 52 minutos
Clasificación: * * * * (Muy Buena)
Disponible en Netflix