En pantalla

Tigertail: La experiencia del migrante asiático recibe un estéril tratamiento
Tigertail

Escoger un “original” de Netflix suele ser como tirar una moneda al aire. Y en este caso, con Tigertail, salí perdiendo.

Grover (Tzi Ma) es un migrante chino en EE. UU., entrado en una solitaria tercera edad. Su esposa (Fiona Fu) se ha separado de él. Su hija, Ángela (Christine Ko), trata infructuosamente de conectar con él. La muerte reciente de su madre lo obliga a confrontar su pasado, o más bien, sirve de excusa para repasar la vida de un hombre común, extraordinario solo por el alcance de su represión emocional. El director y guionista Alan Yang retrata en Tigertail la experiencia del migrante chino en una película que no pasa de relación de hechos.

Tigertail es, a todas luces, una producción de bajo presupuesto. Sin embargo, saca el mayor provecho posible de sus recursos escasos en la evocación de un pequeño pueblo taiwanés a finales de los 60 —¿o serán los 70?— así como la precariedad del “sueño americano” que les espera a los recién llegados.

Un director novel

La promesa transcultural se manifiesta en una canción que suena como “pop” gringo de roconola, pero cantada en mandarín. Los actores que interpretan a Grover (Hong-Chi-Lee), su primera novia, Yuan (Yo-Hsing Fang) y su eventual esposa, tienen una presencia magnética, efectiva aun a pesar de que la película no les da mucho que hacer. Uno no puede hacer más que imaginar que habría hecho alguien como Wong-Kar Wai con estos elementos. Aunque de cierta manera, ya sabemos qué habría hecho, si han tenido la suerte de ver “In the Mood for Love” (2000).

Pero no se puede criticar a un director novel por no demostrar calibre de genio en su primera película. Yang viene del mundo de la televisión episódica, y se nota en la simpleza de sus encuadres, y lo básico de la edición. Esto se hace más aparente en las escenas que tienen lugar en la Norteamérica contemporánea, donde los personajes habitan espacios antisépticos e impersonales. Si no son sets, vaya que sí lo parecen. Y en ellos, lo que debería ser experiencia vivida se experimenta como gestos dramáticos estériles. Si este fuera el filme de un estudiante recién graduado, se le felicitaría por el “buen esfuerzo”.

El actor Tzi Ma ha tenido una larga carrera en la industria del cine y la televisión norteamericana —quizás lo reconozca por su aparición en “Arrival” (Denis Villeneuve, 2016) —. Ciertamente, debería ser premiado con un jugoso papel protagónico que le permita hincarle el diente a un personaje memorable, con mucho tiempo en pantalla. Pero “Tigertail” se niega, o no puede, crear oportunidades para que el actor explore la represión emocional de su personaje.

Reproducción de estereotipos

La película comete otro imperdonable error al reclutar a la luminosa Joan Chen, y reducirla a una escena donde apenas se registra su presencia. En el otro extremo, Christine Ki eleva la película, Tigertail, a un plano superior en una simple escena en la que confronta el carácter remoto de su padre durante un almuerzo deprimente, pero después de eso, se disuelve en el estereotipo de la mujer de éxito que fracasa en el amor.

Entre las costuras digitales de este filme eminentemente olvidable, se esconde cierto desencanto con la promesa de movilidad económica que mueve a tantos a la migración. Grover se casa por conveniencia en un matrimonio arreglado, que le permite cumplir su sueño de trasladarse a Estados Unidos. Ahí, trabaja tanto que descuida a la esposa que no ama realmente — Tigertail olvida contarnos como alcanza su estatus de clase media, la última vez que lo vemos trabajando, es un montaje que subraya lo repetitivo de su labor, abriendo y cerrando la puerta corrediza de un minisúper—.

Una moneda al aire

De ahí, saltamos a su cómodo retiro. Es una omisión extraña, considerando el énfasis que se hace en la pobreza de sus orígenes, y cómo el amor de su primera novia se figura como imposible porque la familia de ella tiene más dinero. El fracaso romántico de Ángela, con un novio que según su padre “no es ambicioso”, sugiere que padre e hija se parecen más de lo que creen. Pero esa es una de tantas ideas que quedan flotando en la nada.

Quizás estoy luchando por encontrar elementos rescatables en una película insatisfactoria. Escoger un “original” de Netflix suele ser como tirar una moneda al aire. Y en este caso, salí perdiendo.

Tigertail
Dirección: Alan Yang
Duración: 1 hora, 32 minutos
Clasificación: ⭐⭐ (Regular)
*Disponible en Netflix