Las redes sociales se han convertido en fieles compañeras de nuestro día a día. Son un espacio muy personal en el que guardamos experiencias y emociones con el deseo de mostrarlas al mundo.
En la actualidad, un 84 % de la población que cuenta con acceso a internet usa alguna red social como escaparate de su vida. El famoso “pienso luego existo” de Descartes ha dado paso a un “tengo Twitter, luego existo”, abarcable a cualquier otra red social. Del mismo modo, lo que pasa en el mundo está en Twitter. Y, si no, nunca ha pasado.
El auge de estas redes ha traído consigo la gran popularidad del big data (o datos masivos) y la llamada “infovigilancia”. Estas pueden utilizarse como herramientas para predecir eventos futuros a través del análisis del contenido que se publica en las redes sociales.
Salud en la era de las redes sociales
En el sector sanitario, todos estos datos han cambiado la forma en la que la población comparte información sobre salud y enfermedades. Ahora no es nada raro acudir a la consulta del “doctor Google” para descubrir qué enfermedad extraña padecemos, aunque esta diste mucho de la realidad.
También nos hemos habituado a compartir en foros y redes sociales determinados síntomas esperando un consejo médico de personas más (o menos) expertas en la materia. Esto permite la interacción con quienes también sufren las mismas patologías.
Analizar cómo las personas navegan en internet en busca de información relacionada con la salud puede proporcionar datos muy valiosos sobre el comportamiento de las personas ante cualquier enfermedad. También es importante conocer cómo se comunican y cómo comparten esta información. Todos estos datos se extraen a través del análisis cuantitativo y cualitativo del contenido publicado en redes sociales.
Las redes sociales han abierto nuevos caminos para la llamada “infodemiología”, que hace referencia al estudio de la información y los datos online para extraer información sobre salud.
Las aplicaciones de infodemiología analizan las consultas que hacen los usuarios en motores de búsqueda, con el objetivo de predecir brotes de enfermedades (por ejemplo, la gripe). También monitorizan las actualizaciones del estado de las personas en redes como Twitter y hacen un seguimiento de la efectividad de las campañas de marketing de salud.
Twitter, la bola mágica digital
Diferentes estudios resaltan que el conocimiento de esta información permite establecer patrones para mejorar la Sanidad, prevenir pandemias o relacionar nuevos síntomas con la aparición y transmisión de enfermedades infecciosas. Reconocerlos a través de palabras clave en las publicaciones de los usuarios y conocer su ubicación a través de la geolocalización implican un gran avance para saber hacia dónde se propagan las enfermedades.
En este sentido, antes de que la pandemia de coronavirus irrumpiera en nuestras vidas, algunas investigaciones, como la de la Universidad de Corea, detectaron un inquietante número de búsquedas a través de Google estrechamente asociadas con la gripe. Así, iniciaron un proceso de vigilancia de los brotes empleando Twitter.
El algoritmo utilizado reflejó que esta red puede monitorear la actividad de la enfermedad más rápido que con los informes de médicos y otros profesionales de la salud.
Los resultados demostraron que el control de los contenidos de Twitter se puede utilizar para rastrear y estimar, en tiempo real, las preocupaciones de los usuarios relacionadas con la gripe. Además, permitía mejorar la precisión de los modelos de detección y proporcionar alertas tempranas en sus primeras manifestaciones.
Twitter, pionero en detectar la pandemia de covid
En la misma línea, investigaciones recientes de la Scuola IMT Alti Studi de Lucca han evidenciado que Twitter predijo el inicio de la pandemia del covid-19 incluso antes de que se hiciesen públicos los primeros casos en Europa.
Basándose en las publicaciones de esta red social, se descubrieron patrones que describían cómo se expandió la pandemia a través de la geografía mundial. Para ello, se detectaron palabras relacionadas con los indicios de la enfermedad (neumonía, tos seca) en los idiomas más hablados de la Unión Europea. También se estableció una base de datos que correlacionaba todas las manifestaciones y que evidenciaba un gran interés público antes de la declaración de la alarma mundial.
Por otro lado, como consecuencia de la propagación del coronavirus, desarrollaron programas de rastreo de conversaciones a través de la API (Application Programming Interfaces) de Twitter.
El objetivo era analizar grupos y sentimientos sociales según su ubicación y tiempo de publicación. Entre los datos, se incluye el seguimiento de hashtags emergentes (como #Socialdistancing o #workfromhome).
Algunos de estos programas también desarrollan pruebas de autenticidad de la información, a través de iniciativas basadas en la Distributed Ledger Technologies (DKTs). Estas garantizan la procedencia, autenticidad y trazabilidad de los datos para combatir el engaño digital.
¿Prevenir una pandemia con redes sociales?
El big data ha dado paso a un volumen de información impensable hace una década, con una gran acumulación de datos personales extraídos de redes sociales. Estos pueden resultar preocupantes pero, a la vez, podrían ser una mina de oro para resolver crisis sanitarias. El poder predictivo de las redes trae consigo cambios en la construcción de tácticas más provechosas ante un futuro hipotético.
Hasta ahora, las tendencias de Twitter se habían usado con fines comerciales para determinar rápidamente los agentes externos que podían perjudicar el mercado. También se evaluaban las respuestas de los consumidores en tiempo real ante campañas publicitarias.
Pero ahora estas herramientas también pueden ser vitales en situaciones de riesgo, lo que abre una puerta hacia la transformación del tiempo de respuesta en circunstancias de alarma y minimiza los riesgos de un posible resurgimiento del contagio.
Al lado de ello, nacen aplicaciones basadas en sensores sociales que permiten establecer medidas de control epidemiológico más adecuadas, según la zona geográfica de la afección latente o destinadas a rastrear los contactos. Aplicaciones móviles como Radar COVID, COVIDSensing o COVID tracker, entre muchas otras, amplían las posibilidades de cerrar el paso a futuras pandemias que se extienden ya en redes sociales.
*Este artículo fue republicado de The Conversation bajo licencia Creative Commons con el título: Las redes sociales podrían alertar del inicio de una pandemia. Lea el artículo original. Mónica Valderrama Santomé, Profesora del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad, Universidade de Vigo and Julia Fontenla Pedreira, Investigador área de comunicación, Universidade de Vigo