A los cinco años Alejandro Vega le pegaba con palos y baquetas a los baldes y bongós que habían en su casa. A los 23, ya era un músico graduado de la Universidad de Berklee, en Boston, una aclamada institución en la que han estudiado artistas como Juan Luis Guerra y John Mayer, y en la que han sido condecorados otros como Paco de Lucía y Alejandro Sanz.
Desde hace un mes, cada miércoles, Alejandro improvisa ritmos en los Jam Sessions en el bar Ron Kon Rolas, en Managua. Estar en el escenario con sus “bróderes” o con otros músicos que acaba de conocer, es como un juego de estructurar melodías. Poco a poco, intercambian sonidos y buscan complementarse. Luego de tres o cuatro minutos en el mismo ritmo, Alejandro hace contacto con alguien en el público y cambia radicalmente de velocidad.
“Para que funcione un Jam Session yo creo que todo se resume a escuchar. Ponerse de acuerdo balazo que alguien empiece con una improvisación y mantenerse atento y así vayan amarrándose todos, para ver hacia dónde alguien se la lleva, ya sea el tecladista, bajista o el guitarrista y llevar el sonido a otra ola”, explica.
.Orgulloso y feliz d poder compartir con Alejandro Vega Icaza, 1 d los 2 estudiantes Nicas en Berklee. Éxito hermano. pic.twitter.com/MqXyooqe
— Luis Enrique (@LuisEnrique) 8 de noviembre de 2012
Él ya es un batero establecido en la escena musical nicaragüense. En la capital fue donde, a los diez años, empezó sus estudios musicales en la escuela de música Bansbash. Allí inició con batería, pero han sido sus padres su influencia inmediata. En su casa nunca faltaron los instrumentos, equipos de sonido, teclados y guitarras.
La pasión es algo que comparte con su familia y que lo une sobre todo a sus hermanos. Su mamá tocaba guitarra clásica y su papá “para quitarse la espina”, estudió música un verano en Estados Unidos, aunque en ese tiempo se creía que “si eras músico te morías de hambre”, relata Alejandro.
Pese a que aún es difícil vivir de la música, Alejandro considera que los tiempos han cambiado y que hoy hay mayores oportunidades para desarrollarse en la profesión.
Percusión y ensayos
Este músico siempre se empeñó en aprender. Estuvo en clases de guitarra, de batería, de teoría musical… Él no recuerda por qué se decidió por la percusión, pero poco a poco, se compró parlantes, un amplificador y una consola para poder ensayar y buscaba videos en Google o YouTube para practicar más.
Sus primeras presentaciones fueron en el Colegio Centroamérica, en los concursos colegiales de talento “Tejiendo Amaneceres”. Junto a sus hermanos menores, Sebastián y Andrés, se destacó en los conciertos haciendo covers de bandas en español.
Luego le compraron su primera batería. “Era usada y súper descachimbada pero servía. Así pasé como cinco años”, cuenta Alejandro.
Siendo un adolescente se interesó por la música nacional. Augusto Mejía y Perrozompopo, eran algunas de sus referencias. Su gusto después varió, dependiendo de su estado de ánimo algunas veces escucha Radiohead, funky, jazz o folk.
De la música a la producción
Las ideas de producir música surgieron cuando su papá convirtió una parte del patio de su casa en un cuarto/estudio. Después adquirieron equipos de sonido para grabar.
Su primer proyecto serio como músico fue en 2008. Con el guitarrista y compositor Gabriel Ríos empezaron a tocar con una banda. “La primera rola que hicimos fue Qué Será y la pusieron en la radio un rato”, relata Vega.
Después se creó Fusión, otra banda a la que se sumó Alejandro Álvarez en la guitarra y con la que tocaban en bares de Managua.
Al bachillerarse, en 2009, fue aceptado en el Instituto Tecnológico de Monterrey (TEC) en México para estudiar Ingeniería Electromecánica. Su plan era terminar sus estudios en cuatro años y después regresar a la música. En México, pese a que se integró a una banda, “no estaba haciendo la cantidad de música que quería”, admite.
El “shock” cultural
Después de mes y medio en el TEC, se dio cuenta que la ingeniería no era lo suyo. Luego de un par de semanas de negociación convenció a sus padres de que se dedicaría a la música a tiempo completo. Ellos aceptaron con la condición de que la estudiara formalmente y fue ahí que Berklee entró en su vida. Deseaba aprender más sobre teoría, aunque admite que siempre se resistió al escuchar sobre toda la estructura clásica de los conservatorios. Él quería experimentar.
Berklee es la universidad más grande de música contemporánea en el mundo. Toda su oferta está relacionada con la música, desde producción hasta estudio de instrumentos específicos. Está ubicada en Boston, en la costa este de Estados Unidos. Berklee, es para los músicos lo que Harvard es para los médicos.
Antes de salir del país, Alejandro estaba nervioso. Sabía que iría a una institución prestigiosa. Logró entrar a las clases de verano, en donde recibió teoría musical, solfeo y clases de batería. Audicionó y pasó la entrevista que le dio la admisión.
“Yo nunca estuve en un colegio bilingüe. Era una combinación de cosas, además el choque de ver a todas las ‘bestias’ compitiendo. Estaba asombrado y con miedo”, confiesa.
A pesar de las dificultades aprendió mucho de sus nuevos amigos. “Tenía ‘broderes’ de Corea, Israel, de Jamaica, Pakistán, Canadá, México, Colombia. Me mantenía en constante exposición a gente nueva y música nueva todo el tiempo. Te ayuda a comunicarte y aprendí un montón al llegar ahí. Fue abrumante pero vale la pena”, reconoció.
Una foto publicada por Alejandro Vega (@avegai) el 16 de Abr de 2015 a la(s) 11:05 PDT
Cada vez que regresaba a Nicaragua, aplicaba lo que aprendía con músicos nicaragüenses. En 2014 la banda Momotombo lo invitó a producir un disco con ellos llamado “La Marimba Cósmica”, Alejandro se tomó un semestre libre para grabarlo.
Un año después, en 2015, se graduó en Producción e Ingeniería de Sonido, en Berklee y se mudó a Brooklyn, Nueva York para continuar su carrera. Al finalizar su OPT (un permiso gubernamental para quedarse un año extra después de la graduación), obtuvo una pasantía en un estudio llamado “G”. Cuatro días a la semana limpiaba las instalaciones del estudio (baño, cocina…) Al mediodía ya estaba libre y los productores lo dejaban ver mientras trabajaban y respondían sus preguntas, siempre y cuando no interrumpiera a nadie con sugerencias, aclara.
Para poder costearse su estancia también daba clases de batería en una escuela en el Bronx. En Nueva York conoció a reconocidos músicos como Edward Sharp y los Magnetic Zeros.
De vuelta a sus raíces
Alejandro ha tocado con Katia Cardenal, Nina y Sebastián, y las bandas Ecos, Momotombo. El “Son Nica” del 2015, fue uno de sus conciertos más memorables. «Estuvo fiera porque fue dedicado a uno de los músicos nicas que admiro más que es Luis Enrique», recuerda.
Ahora, Alejandro está en Nicaragua. Cada miércoles participa en los “Jam Sessions” de Ron Kon Rolas, que son fundamentales para “la formación de nuevos proyectos y es el primer acercamiento entre músicos que en otras circunstancias nunca hubiera sucedido (…) es la oportunidad para músicos emergentes de tocar en un escenario frente a un público con músicos establecidos del medio y así crear nuevos proyectos”, reza la descripción en su portal de Facebook.
Este evento organizado por los músicos Edgar Fonseca y Michael Cortina, es gratis y cualquier músico puede participar con previo aviso. Para Vega, estar en estos espacios es una manera de contribuir a la música nicaragüense y de conocer a nuevos talentos que surgen con la improvisación. Nunca perdió contacto con las bandas y músicos nicaragüenses, por eso ha podido tocar en la capital.
“A veces pasaba que conseguías sonido, pero no sacabas lo suficiente en las entradas para pagar el sonido, y hasta ahí pues; no ganabas nada. Ron Kon Rolas y Maura & Simón son lugares que tienen sonido. Lo de las entradas lo sacas para vos y eso esta diacachimba”, comenta.
A probar
Por el momento, Vega planea aplicar a la visa O-1, una visa de inmigrante de trabajo temporal en Estados Unidos que está basada en los méritos. Le permite a una persona que posee habilidades sobresalientes en las artes o ciencias, vivir y trabajar en ese país.
Mientras tanto, Alejandro quiere formar parte de los profesores de una nueva escuela en Managua llamada Centro de Estudios Musicales enfocada en hacer música contemporánea.
“Eso es lo cool, que hay bastante gente aquí con muchas ganas de seguir aprendiendo o empezar desde cero y seguir con sus instrumentos. Yo creo que sí me regresaría indefinidamente a desempeñarme aquí”, concluyó Alejandro.