El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurológico del desarrollo. Se caracteriza por tener síntomas de hiperactividad, impulsividad o dificultad para mantener la atención en el tiempo.
Estos síntomas pueden aparecer solos (TDAH inatento o hiperactivo/impulsivo) o combinados (TDAH combinado). Según el último metaanálisis realizado, el 7,2 % de los niños y adolescentes tienen TDAH.
Las personas con este trastorno tienen más probabilidad de sufrir accidentes, abandono escolar o problemas de adicciones. Por eso, un diagnóstico rápido y preciso del TDAH es fundamental para reducir sus consecuencias.
Sin embargo, actualmente no existen pruebas diagnósticas del TDAH que permitan identificar este trastorno de forma objetiva. El diagnóstico es clínico, es decir, lo realiza el profesional de la salud en base a la historia clínica del paciente y su valoración en consulta.
Estudios previos han demostrado que la experiencia y las habilidades del evaluador que lo lleva a cabo mejora la posibilidad de conseguir un diagnóstico preciso. Además, para apoyar este diagnóstico se emplean cuestionarios que son rellenados por los cuidadores o los profesores.
Por lo tanto, el diagnóstico del TDAH depende de la experiencia del profesional que realiza la evaluación y de las habilidades para observar de los cuidadores y los maestros.
Videojuegos para el diagnóstico y tratamiento del TDAH
En los últimos años se están desarrollando varias pruebas computarizadas que buscan mejorar la evaluación y el tratamiento del TDAH. Una de estas pruebas usa videojuegos.
Aunque los padres tienen miedo de que los videojuegos puedan provocar adicción en sus hijos o que les enseñen imágenes violentas y poco adecuadas para ellos, estos juegos podrían también ser un poderoso aliado para el diagnóstico y el tratamiento del TDAH.
De hecho, muchos padres se preguntan cómo pueden sus hijos tener problemas de atención y pasar horas jugando con videojuegos. La respuesta es sencilla. Las personas con este tipo de problemas son capaces de mantener la concentración durante mucho tiempo en las actividades que disfrutan. Por lo tanto, los videojuegos podrían ser una buena oportunidad para facilitar el tratamiento.
Recientemente, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos ha autorizado por primera vez el uso de un videojuego para el tratamiento del TDAH (Junio 2020).
Este videojuego ha conseguido que los niños que han jugado durante cuatro semanas seguidas hayan mejorado los problemas de atención durante, al menos, un mes después de haber jugado.
Basándonos en esta idea, nuestro grupo de investigación, que incluye varios centros (Fundación Jiménez Díaz, Hospital Puerta de Hierro, Universidad Carlos III, Universidad Complutense y Universidad Rey Juan Carlos, todos de Madrid), ha desarrollado otro videojuego con el que la mayoría de los niños y adolescentes están familiarizados y que evalúa el nivel de falta de atención en los pacientes con TDAH.
¿Cómo funciona el videojuego?
En nuestro videojuego, el jugador tiene que hacer que un avatar, un mapache que corre, evite diferentes obstáculos que se interponen en su camino. En este caso, tiene que impedir caer en los huecos que se irá encontrando.
Los resultados obtenidos muestran que los niños con problemas de atención realizan saltos más cerca del hueco debido a las distracciones. En particular, este patrón es más evidente cuanto mayor es el tiempo que tiene que esperar para el siguiente hueco. Esto quiere decir que, a mayor tiempo de espera, mayor dificultad para mantener la atención.
El videojuego tiene además dos ventajas importantes: dura solamente 7 minutos y no necesita un hardware específico. Estos atributos reducen su coste y permiten su uso desde ordenadores personales, tabletas o dispositivos móviles.
Esta última característica permite hacer evaluaciones remotas, lo que supone una novedad, puesto que ahora la mayoría de videojuegos que se emplean en sanidad utilizan solamente ordenadores. Sin embargo, cada vez son más los estudios que han demostrado la eficacia de las aplicaciones móviles para mejorar el seguimiento en diversas patologías.
Este juego complementa a un videojuego desarrollado anteriormente por nuestro equipo. El juego anterior permite analizar la impulsividad y la hiperactividad. Se evalúan los movimientos que realiza el niño mientras realiza una pequeña prueba computarizada. Mientras realiza la prueba, los movimientos son grabados con cámara Kinect.
En este segundo juego, el niño tiene que levantar la mano cuando aparecen determinadas letras en la pantalla. Sin embargo, cuando aparece la X, no tiene que hacer ningún movimiento. Se observó que los niños hiperactivos e impulsivos, realizan más movimientos completos o parciales cuando aparecía la X.
La importancia de un diagnóstico precoz
En conjunto, estos dos videojuegos permiten evaluar los síntomas diana del TDAH. De esta forma, se puede identificar de manera precoz a los niños y adolescentes con este trastorno para que puedan acceder al tratamiento específico con la mayor brevedad posible.
Es obvio que la ingeniería y la medicina están cada vez más unidas. El presupuesto que tienen los desarrolladores de videojuegos es muy superior al de los investigadores de la salud.
Esto les permite crear videojuegos mucho más interesantes y sofisticados, lo que puede hacer que los niños los encuentren más atractivos. Otra opción sería seleccionar los videojuegos disponibles en el mercado, los cuales podrían ser útiles para nuestro objetivo de estudio e intentar adaptarlos.
Con todo esto, en un futuro cercano podremos realizar evaluaciones y tratamientos mediante videojuegos adaptados a smartphones.
*Este artículo fue republicdo de The Conversation bajo licencia Creative Commons. Lea el artículo original. Inmaculada Peñuelas-Calvo, Psiquiatra. Departamento de psiquiatría infanto-juvenil. Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Profesora Adjunta del Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid, Universidad Complutense de Madrid and David Delgado Gómez, Profesor Titular, Universidad Carlos III