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¿Vamos a bailar? El merengue es patrimonio universal

Juan Luis Guerra y 4.40 en Nicaragua | Carlos Herrera | Niú

El merengue de la República Dominicana, que ha hecho bailar a millones de personas en todo el mundo, es ya Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, un reconocimiento que el país recibe con júbilo y que obliga a una reflexión sobre el futuro de este cadencioso ritmo.

La Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a inicios de diciembre el merengue Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y consideró que este género «desempeña un papel activo en numerosos ámbitos de la vida diaria de la población: la educación, las reuniones sociales y amistosas, los acontecimientos festivos e incluso las campañas políticas».

Unesco recordó que desde que en 2005 se proclamó el 26 de noviembre como Día Nacional del Merengue, todos los años se celebran festivales de esta práctica cultural tradicional en diversas ciudades de la República Dominicana.

«Como la güira espera tambora. Merengue dominicano es declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad», escribió en Twitter tras conocerse la noticia el cantautor Juan Luis Guerra, el intérprete dominicano de merengue más reconocido a nivel internacional.

En los últimos años este ritmo tropical ha sido motivo de discusiones entre los que opinan que podría desaparecer por la escasa difusión en la radio o por las variaciones que ha sufrido con los años, y los que aseguran que esto no sucederá porque es parte de la esencia del dominicano.

Para el ministro de Cultura de ese país, Pedro Vergés, esta es una decisión «histórica», que «constituye un loable reconocimiento al pueblo dominicano, que ha tenido en este ritmo una auténtica expresión de su alegría cotidiana y sus valores nacionales».

Agregó que este ritmo es, quizás, «uno de los elementos que más identifica la dominicanidad en el mundo, pues su simple sonido es en sí mismo una marca nacional».

Con la declaratoria por parte de la Unesco, subrayó el funcionario en un comunicado, «se hace justicia universal a quienes por más de un siglo lo han cultivado, pues en sus inicios muchos de ellos, y el ritmo como tal, fueron discriminados por aquellos que entonces no veían el nacimiento de un elemento vital de nuestra identidad nacional».


Por su lado, el embajador dominicano ante la Unesco, José Antonio Rodríguez, calificó de «muy positiva» esta distinción porque, a su juicio, «no es solo saber que es nuestra música, sino que el mundo lo sepa y lo reconozca».

Para el periodista Fausto Polanco, productor y conductor del programa radial «Aquí está el merengue», este género, que se ha extendido a Puerto Rico, Estados Unidos, Venezuela y Colombia, «atraviesa por un momento difícil».

Esto, según dijo Polanco, «por la falta de difusión radial, la carencia de nuevos exponentes y la desaparición de empresas o empresarios que inviertan en el género».

El periodista, quien se declaró «feliz» por la decisión tomada por la Unesco, señaló que «si no se busca una pronta solución» a la situación por la que atraviesa el género, este «podría desaparecer por completo de la radio, ya que apenas una pocas estaciones de Santo Domingo dedican un corto espacio para el merengue».

«Lo que le sucede a nuestro ritmo es muy complejo y es momento de unir fuerzas para que en el futuro las nuevas generaciones lo sigan consumiendo, porque no es un secreto para nadie que los jóvenes de hoy conocen muy poco del merengue y sus exponentes», subrayó.

Para el cantante Héctor Acosta «El Torito», considerado uno de los mejores interpretes del género, el reconocimiento de la Unesco llega para ratificarles «a los que no creen en el merengue o a los que han dicho que este ya no existe, que estaban equivocados».

«Sin merengue no hay fiesta», escribió tajantemente el cantante en sus redes sociales.

Para la merenguera Miriam Cruz, otra reconocida figura del merengue dominicano, la decisión adoptada por la Unesco, demuestra que el merengue «es la sangre del dominicano y también nuestra bandera. Un ritmo que mueve la alegría en todo el mundo».