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Conectaron al cráter Santiago con el resto del mundo a través de Internet

Viaje a la «boca del infierno»
Mike Richardson and Sarah Winch | Flickr.com | Creative Commons

Un grupo de científicos y exploradores colocaron un innovador sistema de sensores para predecir futuras explosiones del coloso

     

La hazaña es impresionante. Vestido con un traje plateado que soporta temperaturas de hasta 1,000 grados Fahrenheit, el explorador de National Geographic, Sam Cossman, ha descendido varias veces por las paredes del cráter Santiago, ubicado en el Volcán Masaya, y en donde se formó un lago de lava que ha atraído a centenares de turistas desde diciembre pasado.

La visita de Cossman es parte de una misión con la que el estadounidense –junto con el astronauta Scott Parazynsky y un equipo compuesto por físicos, vulcanólogos, desarrolladores de software, científicos de datos, pilotos de drones y un grupo de productores– instalaron un innovador sistema con el que los científicos podrán monitorear su actividad para predecir futuras explosiones.

En las últimas semanas, Cossman y su equipo instalaron más de 80 sensores dentro del Volcán Masaya, herramientas que enviarán información a una plataforma de software instalada en la “nube” y desarrollada por la empresa estadounidense General Electrics. Con esto, pretenden conectar al coloso a Internet por primera vez en la historia, afirmó el explorador a la revista digital GE Reports.

Una constante amenaza

El Volcán Masaya, ubicado a 23 kilómetros al sureste de Managua, es considerado uno de los más activos de América, ya que produce gases incesantemente. Guillermo Caravantes, vulcanólogo residente en el país, calificó el coloso como una formación geológica “bastante peligrosa” y que constituye una potencial amenaza para los habitantes de Managua y Masaya.

Aunque Caravantes ha investigado la naturaleza del volcán durante ocho años, es la primera vez que recolecta información en poco tiempo gracias a la moderna tecnología que usó para esta visita. “Por ejemplo, usamos una cámara que mide diferentes temperaturas en las paredes del volcán. En cinco minutos recogimos más información que la que pudimos obtener en los últimos ocho años”, reconoció en entrevista con Qwake, compañía dedicada a organizar expediciones internacionales.

Según el científico, la hazaña es de vital importancia para los vulcanólogos porque les permitirá -eventualmente- conectar a todos los colosos del mundo a través de Internet. “Seremos como los doctores, podremos monitorear los signos vitales de los volcanes en tiempo real”, dijo Caravantes, quien voló en un helicóptero sobre el Volcán Masaya para tomar imágenes aéreas completas del coloso.

Formación geológica poco común 

En diciembre pasado, un lago de lava apareció dentro del Volcán Masaya. Los expertos aseguran que aunque estas formaciones suelen tener una cámara magmática en su interior, la presencia de un lago de lava expuesto en la superficie no es muy común.

“Hay procesos en este lago que no hemos visto antes. Recolectaremos estos datos y los aplicaremos en otros volcanes alrededor del mundo para reducir los riesgos de las comunidades que viven en sus alrededores”, dijo Sam Cossman.

El explorador aseguró a GE Reports que los 80 sensores que colocaron en distintos puntos del volcán medirán la presión atmosférica, temperatura del coloso y distintos tipos de gases – dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno, dióxido de carbono – así como datos sísmicos, sobre gravedad con gravímetros, y una gran variedad de parámetros.

Por su parte, Thomas O’Brien, fotógrafo y miembro del equipo de exploradores, compartió en su cuenta de Facebook algunas imágenes de 360 grados que capturó en una plataforma de roca ubicada a pocos metros del lago de lava, que ellos llaman Nivel 1, rodeado por las paredes del cráter Santiago.

“Es otro mundo aquí en el cráter. Pasé entre siete y ocho horas dentro del volcán ayer por la noche. Está caliente y sucio. Hay una constante lluvia de ceniza volcánica, además de piezas de vidrio volcánico que lucen como cabellos. Podía escucharlos mientras caían sobre mi casco cuando estaba grabando (las imágenes) desde el extremo más alejado del cráter. Este lugar es, verdaderamente, la boca del infierno”, escribió.

El pasado miércoles, Sam Cossman logró descender al Nivel 0, que es donde se ubica el lago de lava y la zona más peligrosa de todo el volcán. Allí recogieron muestras del magma para sus investigaciones.

Visita a un coloso activo 

Cossman reveló que la expedición a Nicaragua surgió de un correo electrónico que le llegó al azar, filmado por el propietario de un hotel que está localizado en la zona aledaña. “Me mandó un enlace a un video y me sorprendió lo que vi (sobre el volcán). Una cosa es ver a un lago de lava – hay unos 10 de ellos permanentes alrededor del mundo – pero este es muy único», aseveró.

Según el explorador de NatGeo, lo que le llamó la atención fue que no se trataba de un pozo de magma burbujeante, sino que, más bien, se veía más como una cascada que como un lago. Era una un flujo unidireccional de lava que se desbordaba sobre un acantilado. “(…) Esto, potencialmente, podría amenazar las vidas de las personas que vivieran cerca de este ruptura y el gobierno de Nicaragua ya había cerrado el paso al volcán”, declaró Cossman.

Se estima que el descenso de los estadounidenses tiene una distancia de 180 metros hasta el lago de lava, cuya temperatura es estimada en unos 1.050 grados Celsius.

El Volcán Masaya es uno de los más activos de Nicaragua, y desde 1520 ha registrado al menos 18 diferentes actividades, incluidas erupciones volcánicas en 1772 y 1820. Unos 140.000 turistas visitan cada año dicho parque, según estadísticas oficiales, cuyo principal atractivo es llegar al borde del cráter activo del volcán.

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