En las calles de Turquía un niño es lanzado a la basura para ser protegido de los maltratos de su padrastro. Un hombre con una enfermedad terminal recicla desechos de papel para sobrevivir. Ambos se encuentran y cambian sus vidas radicalmente.
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La historia de la película, disponible en Netflix es sencilla pero muy conmovedora, su director es Can Ulkay, quien debutó en 2017, y un año más tarde, representó a su país en los premios Óscar con la cinta Ayla, la hija de la guerra.
Con esta película, Netflix apuesta nuevamente a producciones de origen turco, imitando el éxito y aceptación del público de otras piezas del mismo país, como las series The Gift o El protector, teniendo esta última como protagonista a Çagatay Ulusoy, también protagonista de Vidas de de papel.
El filme cuenta la historia de Mehmet, un hombre joven que dirige un depósito de residuos de papel y cartón en Estambul, donde todos los que trabajan con él son niños y jóvenes sin hogar ni familia; dejando ver un lado oscuro y triste de la famosa ciudad bizantina.
Nuevo propósito de vida
Desde el inicio de la película se ve cómo el protagonista, Mehmet, sufre una enfermedad terminal e intenta ahorrar dinero para pagar una operación que le salvaría la vida. Un día encuentra a un niño de ocho años llamado Alí dentro de un saco, este le cuenta lleno de miedo, que su mamá lo metió ahí para salvarlo de los constantes maltratos físicos de su padrastro.
Con la llegada de Alí a su vida, Mehmet encuentra un nuevo propósito e intenta darle al niño toda la felicidad y amor que él no tuvo por ser un niño de la calle, pues todavía desea conocer a su madre antes de morir. A la vez, trata de protegerlo de la realidad dolorosa del mundo que él mismo vivió en su niñez. En Vidas de papel se vive a flor de piel el drama cinematográfico en que un adulto intenta proteger a toda costa a un niño y su inocencia.
La interpretación de los actores, Mehmet (Çagatay Ulusoy) y Alí (Emir Ali Doğrul), acapara la atención del espectador en todo momento y logra mantener la atención hasta el final, contando una historia muy emotiva, similar a la exitosa y aclamada cinta también turca de 2019, Milagro en la celda 7.
Una crítica social
Vidas de papel es una analogía social del drama que viven miles de niños de habitan las calles del mundo, muestra —brevemente— el lado crudo del consumo de drogas a corta edad, la miseria, el sueño de conocer a una madre, las limitaciones económicas para tratar una enfermedad, y los fantasmas del pasado que puede tener una persona durante toda su vida, como el caso de Mehmet.
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La cinta dura 96 minutos y se puede decir que duele toda la vida, pues el final es un poco inesperado y totalmente emotivo, haciendo aflorar los sentimientos de cualquier persona. Sin embargo, todo eso se logra gracias a la interpretación de los protagonistas, quienes exponen el lado más humano, triste y dramático de la vida.
En Nicaragua la película ocupa un sitio en el Top 10 de los más populares desde el día de su lanzamiento mundial, 12 de marzo. Así que si querés disfrutar de una buena producción para esta Semana Santa, te recomendamos ver Vidas de papel.