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Violencia pone en riesgo la educación en América
Colegios privados suspenden clases
Estudiantes de escuelas públicas seguirán asistiendo a clases, aún con la amenaza de contagiarse de coronavirus. | Franklin Villavicencio | Niú

Presencia de grupos delictivos y acoso escolar son algunos de los factores de violencia porque los cuales la niñez deja la escuela.

     

Cada año en Latinoamérica miles de niños y niñas abandonan la escuela a causa de la violencia provocada por las pandillas y el acoso escolar que viven en sus territorios. Pues, esto provoca el desplazamiento forzado de familias completas, señala la Fundación Educo en el Día Internacional de la Educación.

Según un estudio titulado “Señales de una crisis”, en Centroamérica, principalmente en El Salvador, Honduras y Guatemala, la violencia estructural, social y política ha provocado que miles de familias dejen sus hogares y migren hacia el extranjero o se desplacen internamente interrumpiendo la rutina de estudios de sus hijos e hijas.

“Aunque es difícil tener datos exactos debido al contexto en el que se producen las situaciones de violencia, sabemos que es una realidad que afecta a miles de niños y niñas. Están expuestos a muchos tipos de violencia, como guerras, crisis políticas, conflictos entre pandillas, tráfico de drogas o la trata de personas, entre otros. Cuando la situación se vuelve insostenible, huyen con sus familias a lugares más seguros, lo que implica que dejan de ir a la escuela”, explica Reinaldo Plasencia, experto global de bienestar de Educo.

En mayo de 2019, el Centro de Vigilancia de los Desplazados Internos del Consejo Noruego para Refugiados expuso al Triángulo Norte de Centroamérica como un foco de violencia, donde se han desplazado internamente un total de 246 950 (246 000 personas en El Salvador, Honduras un total de 950, una cifra estimada como conservadora por la ausencia de datos en Guatemala).

Violencia en el triángulo del norte de Centroamérica

La violencia se perfila como uno de los desafíos centrales para el Estado, el sistema educativo, las comunidades y las familias. En ese contexto, niñas, niños y adolescentes se han visto obligadas a aislarse (en sus hogares y comunidades), alterar su ritmo escolar ocasionando: deserción escolar, repitencia, movilización y retraso entre la edad y el grado al que el alumno debería cursar.

Según Educo, el hecho de no ir a la escuela aumenta el riesgo de que puedan sufrir más violencia. En este sentido, Plasencia explica que “es habitual que, antes situaciones de crisis humanitarias, el derecho a la educación se considere como un derecho secundario, ya que no es de vida o muerte».

«Sin embargo, que niñas y niños no asistan a una escuela segura tiene muchos riesgos muy graves, y pueden convertirse en víctimas de diversos tipos de violencia, como los secuestros, los abusos sexuales, la trata de personas, etc. Además, diversos estudios nos muestran que ellos mismos consideran que la educación es una prioridad en sus vidas incluso en tales situaciones de urgencia. Hay que tener en cuenta que la falta de oportunidades educativas hace más difícil que puedan salir del círculo de pobreza e inestabilidad en el que viven”, agrega.

En Nicaragua y El Salvador, Educo realiza proyectos de prevención para que la niñez no migre irregularmente. En la zona norte del país se ha enfocado en desarrollar habilidades para que los jóvenes puedan emprender negocios y de esa forma generen ingresos para aportar en sus hogares y puedan seguirse formando profesionalmente.