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Mi nombre es Wilih Narváez. Trabajo en la sección de Sucesos del Periódico Hoy y desde hace cinco años cubro un día de la Semana Santa. Aunque suena poco, al día podés encontrar todo tipo de particularidades que ameritan ser noticia. En esta semana, la jornada puede comenzar a las siete de la mañana y terminar a las siete de la noche.
Es difícil pasar las vacaciones en una oficina, mientras tus familiares y amigos están de viaje. Personalmente, yo no hago planes porque sé que pueden ser arruinados por el turno. Siempre es así y seguirá pasando.
Yo cuando estudiaba periodismo, no veía entrar a Sucesos como una posibilidad. Ni siquiera lo tomaba como opción. Me gustaba la radio y hablar sobre política. A Sucesos lo ven como algo «botado» y antes yo lo hacía también, pero no es como parece. Tuve la oportunidad de trabajo y sin pensar entré.
Recuerdo cuando me tocó cubrir la primera vez en estas fechas. Los veteranos me advirtieron varias cosas que ellos ven como elementales. Y ahora yo también. Lo primero, es que antes, durante y después de las vacaciones de verano siempre habrán ahogados. La mayoría de estos casos aparecen entre Xiloá y en El Trapiche, en Tipitapa.
Pero esto no quiere decir que solo ese tipo de casos sucedan durante la semana. También hay algo particular, que son los incendios de casas. La gente viaja fuera toda la festividad y cuando llega encuentra que todo lo que habían dejado está hecho escombros, porque dejaron mal conectado algo o no apagaron la cocina.
La otra es no esperar nada. Porque nunca se sabe cuán extremo puede llegar a ser algún caso. Una vez fui a El Trapiche porque llamaron a la oficina alarmando sobre un muerto, cuando estaba en el lugar habían dos cuerpos. Pasó que en lo que iba en camino al sitio, alguien más se estaba ahogando y nadie le puso atención porque estaban con el primer fallecido.
Es duro ver a la gente muerta, pero poco a poco uno se acostumbra. Es parte del trabajo. Además de preocuparse por el reporteo y la redacción, nosotros tenemos que enfocarnos en la fotografía, que juega un papel fundamental para la difusión de la noticia.
Uno busca no caer en lo vulgar, en lo típico de noticieros amarillistas. Yo indago en la historias, en la vida de la gente. Ver a las víctimas no como una cifra más, sino como alguien especial, siempre.
Lo esencial es no mostrar los rostros de las personas fallecidas o no ser tan explícito, porque cuando eso pasa lo único que se gana es la mala fama del medio. Hay que asegurarse de mantener la estética y sobre todo, la ética.
Generalmente, el medio no sale la Semana Santa. Pero actualizamos constantemente la web y por ahí muchas personas se enteran de los fallecidos. En los balnearios muchos se van con amigos, pero si estos ven que uno de ellos se murió, abandonan el cuerpo y lo dejan “al sol y al viento”. Entonces, cuando se publica la noticia en la web, la gente identifica a sus familiares por medio de nosotros. Al final, para eso sirve la noticia, para informar y ayudar.
Quizá no esté en este lugar para siempre. Simplemente porque me gusta el cambio y ya deseo probar cosas nuevas. Pero eso no quiere decir que no me gusta lo que hago. Yo no me quejo.
Entiendo las críticas al gremio. Pienso que Sucesos no es para cualquiera. Se necesita tener detalles, no es solo «ver al muerto», sino involucrarte. Ser constante. Contar la historia. Esto es una buena escuela para el periodista que sueña con hacer grandes reportajes en el futuro, porque te da calle y eso te hace un mejor profesional. Tampoco sufro por no disfrutar al “máximo” mis vacaciones, al final, esto es lo que hago y seguiré haciendo en la posterioridad.