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La vida de las mujeres no vale nada
En el último año la cifras de femicidio en la Costa Caribe disminuyeron por las limitaciones para denunciar. Juan García | Niú
Juan García | Niú

Tantos años luchando en las calles en demanda de nuestros derechos y en lugar de avanzar vamos retrocediendo.

A Diana Gutiérrez Hernández la violaron, la desmembraron, la mataron, la enterraron en una letrina donde permaneció casi un año después de su desaparición, hasta que su asesinó no aguantó las ganas de presumir su crimen y comenzó a contarlo en el barrio La Primavera, el mismo que habitaba la niña de doce años.

Era mujer, era pobre, estaba marcada para ser ignorada. Su madre y abuela, dos mujeres ‘solas’, visitaron todos los centros médicos públicos y claro, también fueron a la que antes era la institución encargada de investigar delitos, pero tampoco hicieron nada.

Nadie vio. Nadie supo. Nadie investigó nada. Los medios publicaron su historia, y la de otros tres niños, pero como era contenido exclusivo tenías que haber pagado para leerlo, pero el pobre no tiene para comer, tampoco para Internet y menos para pagar noticias exclusivas que NUNCA deberían cobrarse.

Ahora apareció asesinada, pero nadie ha dicho nada. Nadie se indignó. Nadie levantó una mano para demandar justicia por su vida. Una niña que, como a muchas otras, cada año la violencia machista les arrebata la vida.

Su crimen me duele, me llena de rabia. La vida de las mujeres a nadie le importa. Las mujeres no valemos nada. Excepto cuando salimos a la calle a plantarle cara a Ortega, porque ahí somos luchonas y penconas. Y nos hacen canciones y videos, pero ¡ay de vos! que tengas la osadía de demandar te traten como ciudadana, como ser humano, como persona.

No valemos nada porque nuestros asesinos no son solo rojo y negros, son azul y blanco, anaranjados, verdes, rojos… son de diferentes colores, pero siempre unidos por un sentimiento de pertenencia de nuestras vidas. Y es así como las toman, las arrebatan, las desechan.

Han asesinado a 24, pero nadie dice nada. Y si te atragantas de indignación, de rabia, de furia no dejas de ser una histérica exagerada que además estas ‘orinando fuera del guacal’ porque resulta que lo único importante en este momento es sacar a Ortega-Murillo.

Pero realmente nunca les ha importado la vida de las mujeres ni con Violeta de Chamorro, ni con Alemán, ni con Bolaños y menos con Ortega. Tantos años luchando en las calles en demanda de nuestros derechos y en lugar de avanzar vamos retrocediendo. Ya ni siquiera hay instituciones dónde se de prioridad a la investigación de asesinatos de mujeres.

El Estado tiene culpa y es responsable que cada año aumente la cifra de mujeres asesinadas, pero este problema nos debería importar a todos. Esto es de compromiso, reflexión, de desaprender, de perder privilegios, de reconocer a la otra, de detener la violencia, esa que no para encerrando de por vida a los asesinos, así que no sean hipócritas dándose golpes en el pecho o llamándose aliados… al menos tengan cara para asumir que la vida de las mujeres para ustedes no vale nada.

¡Las niñas no se tocan, no se violan, ni se matan!