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"Julia" se integró hace tres semanas para trabajar como auxiliar de enfermería. Ahora es llamada para hacerle frente a la pandemia del coronavirus
Llevaba desde 2017 en la bolsa de empleo de salud e intermitentemente le llamaban para trabajar por cortos períodos. Hace tres semanas se integró a trabajar como auxiliar de enfermería en un hospital de un pueblo de Zaragoza que por su seguridad laboral y profesional omitimos el nombre del centro hospitalario. Ella es parte del personal sanitario llamado por el Ministerio de Sanidad y otros entes gubernamentales, que se han incorporado de carácter inmediato para hacerle frente a la pandemia del coronavirus.
“Julia” es una nicaragüense que llegó a España siendo abogada hace más de 10 años y, al no poder ejercer su profesión, aún después de homologar su título, tuvo que reinventarse profesionalmente. Optó por formarse como auxiliar de enfermería. Ella y su marido, un guardia civil, son parte del personal que batallan contra la pandemia día a día en España. Trabajan a turnos y se alternan para poder cuidar de su hija de casi tres años. Cuando la jornada es por las mañanas, por ejemplo, la dejan en manos de una vecina.
Enfermera de traumatología
La realidad del trabajo sanitario de Julia no es tan dramática como Madrid o Barcelona donde los hospitales están abarrotados de pacientes por Covid19. En Madrid debido a la saturación asistencial han tenido que habilitar el IFEMA – un recinto ferial con pabellones para realizar conciertos, festivales, exposiciones y actividades de ocio -, como hospital provisional. Se han desplegado medios materiales y logísticos para hacerle frente. Se prevé contar con unas 3.000 camas, convencionales y para UCI. En caso que la situación ascienda se habilitarían 2.000 camas más, hasta alcanzar las 5.000.
A Julia la ubicaron en la planta de traumatología y, aunque no hay pacientes enfermos por coronaviurus, asegura que se han adaptado habitaciones en caso que se sobrepasen las dos plantas destinadas para contagiados. Menciona que acondicionaron alrededor de unas 20 camas aproximadamente.
El Gobierno impulsa la contratación de 200 trabajadores extranjeros en situación regular del sector sanitario.
Con carácter inmediato, contarán con las autorizaciones necesarias para ejercer su labor en España ante la crisis del Covid-19https://t.co/3G17OaIe7Z pic.twitter.com/I5RZYNoHGm— Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) March 27, 2020
Extenso protocolo de seguridad
Los ingresados en su planta, están en circuitos cerrados de cámaras para que el personal entre lo menos posible y no ponerse en riesgo. “Al entrar a las habitaciones tenés que ponerte guantes, mascarilla, una bata verde, un mono blanco, una pantalla, botas, de plástico y encima de ellas, botas de protección”, indica.
Después de asear a los pacientes, el protocolo indica que tiene que quitarse todo lo que lleva puesto encima y, después higienizarse completamente, para no infectar a otros pacientes que han sido operados de urgencias, personas con el sistema inmunitario débil. Su jornada laboral varía según la demanda de casos, oscila entre ocho y doce horas, pero hay compañeros que atienden a pacientes con Covid19 que terminan exhaustos debido a las largas jornadas.
Trabaja como auxiliar d enfermería en un hospital d un pueblo d Zaragoza. “Llegó a #España siendo abogada y, al no poder ejercer su profesión, tuvo q reinventarse. Ella y su marido, un guardia civil, son parte del personal q batallan contra el #COVID19https://t.co/lUJhXqPEOf
— ciudalatina (@ciudalatina) March 28, 2020
Es consciente que todos los días que sale de casa es un riesgo para ella y los suyos, pero su compromiso es garantizar que se frene esta crisis sanitaria. Cuando le pregunto sobre Nicaragua, le entra la risa floja, considera inaudito que no se apliquen medidas como el aislamiento social, brindar material sanitario para los posibles casos o evitar contactos interpersonales de riesgo. “Solo hasta cuando la amenaza está frente a nuestras narices es que se reacciona y, en Nicaragua, se ha podido evitar la propagación del virus”, argumenta.
Mientras los balcones se llenan de aplausos apoyando moralmente a los trabajadores sanitarios, guardias y personal hay héroes y heroínas que están dando la cara por frenar esta enfermedad que nos deja como lección que los sistemas de salud deben ser públicos, de calidad y sin recortes.
