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Billones es la nueva comida chatarra
Cortesía La Lupa

El dinero es la raíz de todos los males de los jefes de Estado con tendencias comunistas.

     

El presidente comunista de Latinoamérica es el gallo capitalista más grande. Gastón, depravado de las arcas del Estado, Robin Hood cóncavo y convexo, plagado de un solo mal, raíz de todos los males: el maldito dinero.

En el tercer mundo parecer ser que el dinero además de ser la raíz de todos los males, es la fuente de vida y la comida rápida de todos los jefes de Estado con tendencias comunistas. Se hartan como un obeso en McDonalds, toda la grasa financiera del pueblo, la carne contable, y el pan bursátil de los países. Todo lo que construye el hombre y mujer esforzado que deja su sistema nervioso esparcido como mermelada por las calles para poner un plato de mesa para sus familias.

Es indiscriminado el robo y me pregunto, como es posible que un presidente tercer mundista llegue a ser un jeque bañado en billones de dólares, y un jefe de Estado de una potencia como los Estados Unidos no incremente su patrimonio, pero ni un uno por ciento al ser presidente. Es acaso, en Latinoamérica, ser presidente el negocio más rentable o la cima del éxito donde todos los políticos aspiran llegar. Donde todo el que fue pobre algún día llegará a ser tan rico que su caca olerá diferente. Al parecer esa es la cosmovisión financiera del idiota latinoamericano, como dice el compadre Vargas Llosa. Pero vamos a entrar en materia y examinar un poco los hechos.

A finales de los noventa se comenzó un rumor de que el patrimonio de Fidel Castro superaba o igualaba al de la pomposa familia monarca del Reino Unido. Esta exorbitante fortuna se dice que llegaba a los 900 millones de dólares. Esto es una brutal suma de dinero, y para un guardia barbudo que lo único que hizo fue cortar caña, fumar puros, y matar gente, me parece que hay algo que no encaja en esta ecuación. Bueno, y muchos dijeron “naaaaaaaaah, no creo, es sólo para dejarlo como leyenda que salió ese rumor”. Pues bien, la revista Forbes se tomó la tarea de investigar y constató que efectivamente este tirano poseía esa cuentita bancaria.

Luego vino el dicharachero, lenguaraz, becerro de oro de los Ortega Murillo, el inmemorable, infame, Hugo Chávez. Este pillarajo revolucionario amasó una fortuna de 2 mil millones de dólares durante todo su Gobierno. Lo más perturbante es que los hijos, quienes en la vida real no lograrían movilizar recursos financieros, quizás ni a un dólar por día, heredaron cuatro mil millones de dólares. Lo que les tomó a los empresarios mas millonarios de Latinoamérica, a estos mequetrefes sólo les costó cinco minutos para que papi les hiciera una transferencia electrónica de todo ese dinero mal habido, saqueado con cucharón de sopa de los bolsillos del pueblo venezolano. Inaudito, insoportable, inaceptable, condenable. Esto tiene que parar.

Sigamos con Nicaragua: la familia Ortega Murillo ha batido récord en amasar una cuantiosa fortuna superando la del muñecón Carlos Pellas. El magnate nacido en cuna de oro, y cuya familia le tomó siglos, generación tras generación, para llegar a tener el imperio actual, a los sinvergüencillas de los Ortega Murillo les tomó un par de añitos y por sobre eso, Hugo Claus abrió la gaza y soltó la bonanza venezolana. ¿Pueden ver el tumulto cósmico de corrupción? Dos tiranos intercambiando dinero robado de cada uno de sus pueblos.

Esto es nauseabundo y punible, deleznas y macabro, por que al final eso se traduce en miles de muertes de familias enteras, enfermedades mal tratadas, desnutrición crónica, incremento en la violencia y crimen, y, en fin, otras plagas sociales. No quiero dejar sin mencionar también a Arnoldo Alemán quien en su Gobierno encabezó la lista de la Interpol como uno de los jefes de Estados más corruptos del mundo. Las investigaciones arrojaron resultados abrumadores: Alemán y su séquito habían abierto mas de 100 empresas fantasmas en Panamá y lavaban dinero a diestra y siniestra.

Otros a mencionar vienen a ser el jefe de Estado filipino, comunista, matarife que desarmó al pueblo para evitar la insurrección cívica, y en efecto, se tomó la isla, asesinó, y logró amasar una fortuna de más de 5 mil millones de dólares. Este es el patrimonio de Donald Trump (en su papel de empresario y no de presidente), y este filipinazo logró hacer esta gargantual fortuna en los años 80. Me fui al sur de Asia sólo para ejemplificar que la corrupción de los líderes comunistas no tiene nombre, también mencioné a Arnoldo para ser justo y parejo que la corrupción no es derecha ni izquierda, es de hombres con un corazón de hojalata y sin aceite.

Es una realidad, por otro lado, que, en los países con un alto índice de felicidad, de ayuda humanitaria basada en principios, con PIBs admirables que son sinónimo de una nación altamente productiva, los presidentes reciben salarios moderados y no logran lucrarse de manera inconmensurable como en los países tercer mundistas con Gobiernos de izquierda. En nuestro vecino más cercano, Costa Rica, el salario del Jefe Supremo es de apenas $4,600 mensual, y tiene lógica puesto que ningún presidente de esta tierra ha sido condenado por crímenes de corrupción y sus realidades no reflejan las excentricidades de los guerrilleros, come monos, silvestres revolucionarios que hasta abren heladerías para perros por que no saben ni como gastar los millones robados.

Es similar el caso para las potencias del mundo como Alemania, Luxemburgo, Suiza, Estados Unidos, y Japón, donde los presidentes no exceden más de $400,000 en salario por año, y donde los niveles de corrupción son casi inaudibles, y ser presidente es un privilegio reservado para hombres que caminan recto y guían su vida bajo principios morales de progreso y desarrollo.