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#Debate | Lenguaje inclusivo: por qué sí y por qué no
El lenguaje inclusivo no existe porque el español no es sexista, afirman los expertos en el idioma.

Feministas y expertos en la lengua española argumentan sobre el uso del lenguaje inclusivo o lenguaje no sexista.

En los últimos años hablar de lenguaje inclusivo se ha vuelto polémico. Por un lado, hay quienes afirman que el idioma no es sexista, pues la Real Academia Española señaló que, en muchos contextos, el masculino es genérico. Con esto algunas feministas no coinciden porque “lo que no se nombra, no existe”, por eso sugieren usar desdoblamientos en el lenguaje y palabras incluyentes. Pero también hay otras personas que han comenzado a incluir la “e”, “x” y “@” para comunicarse.

“Más allá de hablar de las “x” o hablar de las “@”, que es una parte que técnicamente tendría que revisarse para ver si su uso nos representa, yo creo que habría que hablar de la voluntad, de la disposición política de incluir la presencia y los porcentajes de población que somos las mujeres. No es un asunto semántico solamente”, dice la feminista nicaragüense, Mirna Blandón.

Las feministas son quienes han puesto este tema en la palestra pública. Y no es la primera vez en la historia que se habla de lenguaje inclusivo. Hay referencias bibliográficas que muestran que, desde los años setenta del siglo pasado, se comenzó a debatir sobre ello. Pero desde entonces, hay resistencia.

“La inclusión implica un proceso de deconstrucción mental y de comunicación. Y esa deconstrucción no llega tan fácil. Es un proceso que toma tiempo y hay resistencia a esos mensajes porque tenemos cierta comodidad a aceptar las cosas como son y esa comodidad a quién beneficia es al patriarcado y al machismo”, dice Valeria Gutiérrez, activista feminista e integrante el Movimiento Feminista de Nicaragua.

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Si bien el uso de un lenguaje inclusivo no va eliminar completamente las desigualdades que viven las mujeres, en el feminismo se concibe como un cambio necesario para que la mujer sea visibilizada. La psicoterapeuta, Paula José Quintero, explica en su artículo “Yo, tú, elle, nosotres, vosotres, elles. El lenguaje inclusivo: ¿tiene algo que ofrecer?” que al utilizar el genérico masculino, las mujeres no son representadas por igual, pues en el imaginario, cuando se oye una palabra automáticamente se relaciona a los hombres.

“Por ejemplo, cuando en los medios de comunicación se utiliza lenguaje inclusivo resulta en representaciones mentales más balanceadas respecto al género. Más importante aún, el porcentaje de mujeres evocadas bajo la influencia de una narración con lenguaje inclusivo está mediado por el uso que la persona hace del lenguaje inclusivo. En términos simples: si usás lenguaje inclusivo, tenés más chances de evocar mujeres”, reflexiona.

El español no es sexista

Pero qué pasa si el lenguaje en sí no es sexista, más bien son las personas quienes lo empleamos así. Esta es una de las premisas que plantea, Byron Delgado, docente universitario de Lengua.

“El español no es una lengua sexista. De hecho ningún idioma lo es. No hace un ejercicio de invisibilización objetiva, sino que está premiado por una serie de psicologías del hablante. Es decir, los hablantes son los sexistas. Hay que identificar y trabajar más en los elementos de la construcción de la persona y no solamente en algo cosmético como el lenguaje, porque el idioma español tiene suficientes estrategias lingüísticas para evitar el sexismo”, afirma.

En la lengua española hay recursos morfosintácticos y léxico-semánticos que ayudan en la construcción de oraciones inclusivas. Como usar pronombres sin marcar el género, por ejemplo, decir “quienes no estudian salen mal en el examen” en vez de usar el artículo “los”. Asimismo es permitido el desdoblamiento de palabras siempre que no se exceda de su uso y también se pueden emplear palabras que abarcan ambos géneros como: humanidad, niñez, personal.

El lenguaje inclusivo ayuda a visibilizar a las mujeres. No significa el fin de las desigualdades, pero si contribuye, afirman las feministas.
El lenguaje inclusivo ayuda a visibilizar a las mujeres. No significa el fin de las desigualdades, pero si contribuye, afirman las feministas.

“Se puede hablar con visibilización de todos los géneros sin trasgredir el idioma. Solo es afinar un poco la consciencia lingüística. El cuido del idioma con estructuras correctas. El lenguaje no se impone y no todas las inflexiones pueden ser si hay problemas de concordancia en estas estructuras”, añade Delgado.

La RAE por su parte es más estricta. En el Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica, un manual de corrección y estilo que se publicó en 2018, afirma que “desde el punto lingüístico no hay razón para pensar que este género gramatical  (el masculino) excluye a las mujeres. El carácter no marcado del masculino hace innecesario el desdoblamiento en la mayor parte de los casos. Sin embargo, es normal como muestra de cortesía al comenzar un discurso o en los saludos de la cartas o cuando pueda quedar alguna duda que de las personas de uno u otro sexo estén incluidas”.

“Siempre tenemos que ver quienes están detrás de esas reglas, quienes imponen esas reglas. La mayoría de personas que están en la RAE son hombres y si hay alguna mujer tienen un pensamiento tradicional en donde promueven este lenguaje no inclusivo, y no es que si eso es correcto o no, sino que también los plantean de acuerdo a sus pensamientos y sus ideologías basados en tradiciones”, dice Gutiérrez.

«El lenguaje no se impone»

Una de las críticas más fuertes contra el lenguaje inclusivo es la lingüista mexicana, Concepción Company. En una entrevista con La Voz de Galicia afirmó que “aunque pueda escandalizar, es una obviedad gramatical que el género masculino no significa masculino hombre, sino que es indiferente al sexo. (…) En aras de esa equidad estamos perdiendo equilibrio, elegancia en la lengua y podemos cometer errores gramaticales”.

Además, afirma que luchar por un lenguaje inclusivo es una pérdida de esfuerzo porque los cambios en el idioma no se imponen mediante leyes, sino a través del uso de los hablantes. «En los dos mil años de la historia de la lengua española ha habido intentos regulatorios y nadie les ha hecho caso. Por ejemplo, en el siglo XVIII les dio por poner dobles consonantes, era algo así como complejizar, como hacer más culta la lengua. Y ¿sabe quién les hizo caso?, nadie”, afirma.

La joven feminista, Ana Siu, rescata que “el movimiento feminista es el primero en llamar a cambios estructurales para lograr la equidad de género y el respeto a los derechos de las mujeres. Sin embargo, hay temas que algunos llamarán superficiales que son igual de importantes para construir un cambio cultural, el lenguaje inclusivo es uno de estos. (…) Por mucho tiempo hemos aceptado y normalizado escribir para y sobre hombres, pero esto no quiere decir que es lo correcto”.

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