El 30 de septiembre del año 2014, algunos partidos y organizaciones políticas y organismos de la “sociedad civil” de Nicaragua, presentaron a bombo y platillo, el llamado “Aporte a un consenso nacional”, como un plan de nación “alrededor de soluciones a los grandes desafíos de Nicaragua, con espíritu amplio e incluyente”.
Aquí el texto de esa propuesta del 2014: Pinchar aquí para leer el documento
Esta propuesta tuvo amplia cobertura en los medios: La Prensa, por ejemplo, o bien esta nota periodística difundida en el Canal 12. Trabajo arduo, mediante tres comisiones especiales, “después de casi 120 días de trabajo incesante y concentrado”, según los proponentes del anunciado documento de “consenso nacional“. Ellos aún mantienen su propio sitio en Facebook.
La propuesta 2014 fue formulada bajo los auspicios de “Hagamos Democracia” y presentado, entre otros, por Róger Arteaga, a nombre de: Partido de Acción Ciudadana -PAC, Partido Conservador-PC, Unidad Demócrata Cristina-UDC, Movimiento Renovador Sandinista-MRS, Movimiento Liberal Ramiro Sacasa, Hagamos Democracia, Movimiento 3 Revoluciones, Grupo de Reflexión y Participación Ciudadana.
En aquella ocasión, publiqué en CONFIDENCIAL, un resumen ejecutivo crítico y en mi blog, algunos comentarios, desglosando el conjunto de lugares comunes de la propuesta de aquella época.
Seis años después, los oposicionistas de la más muerta que viva Alianza Cívica, nos traen, de nuevo, un “Plan de nación», confirmando esa suerte de maldición nacional que nos condena a estar por años y hasta décadas patinando en el mismo sitio político.
La Alianza esta vez nos propone de hecho, una nueva redacción constitucional, pero sin plantearse claramente la implicancia fundacional de estas propuestas y especialmente, sin aclarar cómo se pueden llevar a cabo esas afirmaciones constitucionales, con una dictadura en el cogote de la nación.
Me refiero a que, siendo correcto el planteamiento del poder constituyente del pueblo, para hacerlo viable es necesario abordar el fortalecimiento del poder soberano del pueblo, de su poder constituyente, el crecimiento y aliento de la lucha organizativa contra el Estado y el poder sandinista, el cambio a favor de pueblo, de la correlación de fuerzas entre la dictadura militar sandinista y el pueblo, el derrocamiento popular de la dictadura. Nada de esto es abordado por el Plan de Nación de la Alianza.
Y de hecho, viendo la propuesta de 2014, son casi los mismos actores, proponen lo mismo de entonces y callan sobre lo mismo. Es la actualización de ese maldito y eterno retorno de la mediocridad política en Nicaragua.
Sin embargo, el merengue de este pastel de Plan, ha cambiado: ahora se llama Alianza Cívica, la cual, en metamorfosis oportunista (basada en negociaciones secretas: Departamento de Estado de EU-OEA-Alianza Cívica-Ortega) busca convertirse en un frente electoral reconocido por el régimen, para el 2021… si acaso.
“Los hombres y mujeres de Nicaragua hemos sido creados iguales, sin privilegios y con las protecciones jurídicas correspondientes”.
Juan Sebastián Chamorro director ejecutivo de la Alianza Cívica
Propuesta de Agenda País
— Alianza Cívica Nicaragua (@AlianzaCivicaNi) September 10, 2020
Pero al igual que en 2014, la simple pregunta de cómo hacer realidad estas propuestas cojas, sin plantearse esa pregunta fundamental de cómo derrocar a Ortega para volver viables esas acciones, derrumba de una vez, lo cretino, por engañoso o lo engañoso por cretino, de este tipo de planes.
El nivel de ridículo en el que estas fuerzas han caído, lo ejemplifica el orgullo empechado con el cual Juan Sebastián Chamorro sentencia el inicio de este Plan de Nación: “Los hombres y mujeres de Nicaragua, hemos sido creados iguales (…)” O bien la afirmación de Azáhalea Solís, que representa nada menos “al sector de la sociedad civil”, aclarando que “por falta de igualdad ante la ley, aquí hubo centenas de personas asesinadas”.
Este nuevo producto gerencial y de mercadeo de la Alianza (“Agenda país”) es otra de sus permanentes nubes de humo, formas de ir consumiendo el tiempo político para llegar a las elecciones CON Ortega, que es su estrategia CÓMPLICE y estrategia de TRAICIÓN a la rebelión de abril (Rebelión de Abril). Ellos son enemigos de todo cuestionamiento de fondo, con sentido histórico, a la dictadura militar sandinista.
Estos mismos “oposicionistas” de la Alianza, pasaron casi seis meses hablando de estatutos en la llamada Coalición Nacional, hoy colisionada: ¿Cuánto tiempo pasará en “consultas con los territorios”?, este nuevo producto de esta Alianza de ratones que no quiere atender que el enemigo a sacar es el gato, es la dictadura. Y más bien, donándole tiempo político a la dictadura, que es su resultado más visible.
La competencia electoral CON Ortega nos pone a comer del mismo plato con esa dictadura.
El gato se lame sus bigotes pensándolo: este no es un “plan de nación“, es un plan de no acción.