Agregá dos cucharadas de manteca de cacao pura y sin refinar. Una cucharada de aceite de macadamia 100% puro. Una cápsula de vitamina E. Y 2-5 gotas de aceite esencial de lavanda. Mezclá bien. Y listo. Tenés en tus manos una crema hidratante a base de mantecas y aceites bio-compatibles hecha por vos misma. Sí. Así de fácil y bioamigable. Esto es cosmética natural.
Esta es la primer receta que Bárbara López Andrade, ingeniera ambiental de profesión, pero apasionada por la cosmetología natural, enseña al menos a ocho asistentes del taller práctico “Elaboración de productos de higiene y cosmética 100% natural”.
La crema hidratante – explica la ingeniera- es rica en ácidos insaturados, alto en vitamina A, D, E y F, acelera la regeneración celular, tiene un efecto anti envejecimiento, combate la sequedad de la piel y combate los radicales libres (células que pueden causar anormalidades en el organismo).
“La crema tampoco es comedogénica, es decir, que no contiene ingredientes que obstruyen la piel o produzcan infermecciones. Cuenta con una protección solar aproximada de 8SPF. Se puede colocar por las noches, sobre el cuerpo limpio y es ideal para las zonas secas como codos, rodillas, cuello y talones”, añade Bárbara ante su audiencia.
El grupo es de ocho personas, más una periodista, quienes llegamos al taller por distintos intereses. Algunos quieren comercializar este tipo de productos y otros, porque están interesados en no consumir productos de belleza o maquillaje que testeen en animales, que se recicle y que sea amigable con el medio ambiente.
Una idea que surgió en contacto con la naturaleza
A Bárbara López, no le enseñaron a “potinguear”, en la universidad. Esta palabra la aprendió sola y la ha hecho suya cada vez que tiene oportunidad. Según la RAE el término viene de “Potingue”, que a su vez deriva de “Pote” y se refiere a un producto cosmético, principalmente las cremas.
Pero Bárbara la utiliza para referirse a la acción de mezclar, de jugar con las esencias, los olores, los aceites y fragancias para crear distintos productos cosméticos y de higiene personal, como una forma de ser más amigable con el medioambiente. Pero ¿por qué?
Todo surgió por mera casualidad, cuenta. Como ingeniera ambiental siempre se había preocupado por leer las etiquetas de los envases que compraba para tratar de ser lo más amigable posible con el medioambiente, pero nunca se le había ocurrido que podía hacerse sus propios cosméticos.
«El agua no desaparece cuando se va al desagüe»
Fue mientras trabajaba en un proyecto de agua y saneamiento en Matagalpa, donde tenía que bañarse a la intemperie, dentro de un baño improvisado con plástico negro, que vio la necesidad de hacerlo. Hasta ese momento se percató que mientras se bañaba, caían sobre su cuerpo los restos de shampoo y de jabón, que pronto iban a dar a un cuerpo de agua.
“Antes de eso, nunca había notado ese efecto. Uno se baña y piensa que esa agua no va a ningún lado. A la vista de todos simplemente desaparece. Pero no. Toda el agua que utilizamos eventualmente cae en cuerpos de agua. En ríos, lagunas y manantiales y fue ahí que decidí que debía haber una forma de que mi existencia, no fuera tan dañina con el medioambiente”, recuerda Bárbara.
Aprendió todo sobre la cosmética natural
Y fue así que se topó con el término “potinguear”. Empezó a conocer todo sobre la cosmética natural. A la fecha Bárbara produce el 80% de los cosméticos y productos de higiene personal y, además, se dedica a dar talleres como forma de esparcir su modo de vida.
Ella cree fielmente que mientras más personas sepan cómo utilizar productos amigables con el medioambiente, completamente naturales y biodegradables, estará contribuyendo a que el mundo sea un lugar mejor y dure unos cuantos años más.
Todo lo que ha aprendido ha sido de forma autodidacta. Sobre todo “preguntando a las abuelas”. Según López es sorprendente la cantidad de secretos cosméticos que vienen del conocimiento popular y que muchas mujeres deberían retomar para tener una vida más sostenible.
En este taller, Bárbara comparte ocho recetas de productos. Además de la crema, enseña a cómo elaborar un gel a base de aloe vera, un serum hidratante y regenerador para cara y cuello, un protector solar casero, un exfoliante suave para cuerpo y labios, una mascarilla astringente y reductora de sebo cutáneo, un desodorante y una pasta de dientes.
Un mundo en pleno auge
El mundo de la cosmética natural no solo se practica en Nicaragua. Según Ana Cano, consultora en comunicación y marketing digital, el mercado más grande de cosmética natural es el de Estados Unidos. Que abarca cosméticos orgánicos e incluso inspirados en la naturaleza. En ese país al menos un 20% de cosméticos cuentan con una certificación de ser genuinamente naturales.
Según Cano, solo en Estados Unidos, este rubro factura anualmente 19 millones de dólares. Y los mercados internacionales como Asia, América del Sur, Corea del Sur, Singapur, Japón, India e incluso Brasil ya están apostando por este tipo de productos.
Por su parte Vogue España, ha dedicado un artículo a las marcas de mayor tendencia en el mercado, certificadas como cosméticos naturales. Y en Nicaragua, según Bárbara López, existen al menos tres tiendas que proveen los productos naturales (materia prima) para elaborar cosméticos, que cuentan con autorización del Ministerio de Salud (Minsa), “estas son Verde y Miel, MadreSelva y Tienda Naturista Matrioshka, entre otras”, cuenta.
Todo empieza en la etiqueta
“Sin embargo, siempre que vayan a comprar un producto, deben fijarse en las etiquetas”, advierte Bárbara. Y precisamente por eso es que antes de iniciar su taller, da un breve tutorial sobre cómo leer las etiquetas, los principales componentes químicos que hay que evitar e incluso cómo interpretar los símbolos en las botellas.
A medida que el taller avanza, algunos asistentes se emocionan porque sus productos van dando la textura correcta. Al llegar al bloqueador solar, Bárbara advierte que como es un producto casero, no hay forma de que desaparezca en la piel como los que venden en las farmacias. “Al aplicarlo la piel te quedará blanca”, comenta.
La persona que tengo al lado se lo aplica en todo el rostro y brazos “para ver en cuánto tiempo se desvanece”, menciona. Mientras Bárbara cuenta que en su caso, lo que suele hacer es agregar unas gotas de base líquida para que tenga un poco de color y sea más fácil de aplicar.
Cómo si no hubiera escuchado el “líquida”, saco mi base en crema de la cartera y le pongo un poco a la mezcla. Inmediatamente se pone sólida y sé que la eché a perder. Mi compañero de al lado se ríe mientras comenta que él, que quiere vender este tipo de productos, ya tiene un poco de experiencia y que la clave es seguir probando.
“Recuerden que con estos productos no hay receta definitiva. Todo va a estar en su gusto, si quieren agregarle otro aroma. Todo es ir probando e ir aprendiendo”, orienta Bárbara. Al final, me llevo con mis ocho productos 100% naturales, con la esperanza de un día volverme a atrever a “potinguear” por mi cuenta.
Si querés saber más de los talleres de Bárbara podés entrar aquí. Este sábado tres de agosto será el último taller que imparta en Nicaragua esta ingeniera, pues pronto se irá a estudiar su maestría en el extranjero.