Blogs
La única cadena que no deberíamos romper nunca y que, por el contrario, deberíamos luchar por universalizar, es la de los cuidados.
Decía Rosa Luxemburgo que «quienes no se mueven, no sienten sus cadenas». Las mujeres llevamos muchos siglos luchando contra nuestras cadenas: la desigualdad, la discriminación, el acoso, el techo de cristal, el sexismo… también contra las ataduras internas como nuestras inseguridades, nuestro autosabotaje y cuestionamiento, el silencio autoimpuesto.
Una de las cadenas de las que se habla cada vez más es de los cuidados. Es verdad que los cuidados recaen sobre nosotras mayoritariamente. Cuidar de la casa, de nuestros hijos, de nuestro entorno. De los mayores, de los planes de familia, de la alimentación. Cuidamos de la vida.
Hoy me doy cuenta de que son los cuidados los que sostienen la vida. Porque cuidamos de todo lo anterior.
Un mensajito a mi colega, una llamada a mi suegra. Asegurarnos de que no le falte nada a nadie.
La única cadena que no deberíamos romper nunca y que, por el contrario, deberíamos luchar por universalizar, es la de los cuidados. Menos mal que el coronavirus me lo recordó.
*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España viven las medidas de confinamiento tomadas por el Gobierno español. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.
