Perfiles
Nicaragua participará por primera vez en el Festival Internacional de la Canción representado por Dagoberto Palacios, un joven con un talento "inesperado"
Dagoberto Palacios nació con un problema auditivo que no se nota a primera vista: no tiene el oído derecho y lo cubre con su cabello largo, oscuro, rizado y bien cuidado.
Dagoberto desde niño quiere ser artista. A los ocho años le contó al encargado de la banda instrumental de su colegio que su mayor deseo era ser miembro del grupo y este lo rechazó diciéndole que no podía entrar porque para tocar debía tener sus dos oídos, pues para los cantantes estos son sus afinadores naturales. Ese fue el momento más duro de su vida.
No se quedó con ese “no”. Rosa Palacios, su madre, cuenta que como era muy hiperactivo, cuando él tenía ocho años empezó a llevarlo a la Iglesia San Jerónimo de su Masaya natal y ahí, para mantenerlo entretenido, el director del coro lo sentó a tocar los bongós y notó su capacidad con la percusión. Después, con maestros de su ciudad explotó su talento musical: se convirtió en guitarrista, pianista y, por último, en cantante.
“Fue bien cómica la forma en que yo me di cuenta que tenía talento (para cantar) porque recuerdo que estaban ensayando una canción en el coro y ninguno de los que estaba cantando podía darle la vuelta que el director quería. Yo era percusionista, tocaba la pandereta y los bongós, no me podía meter, pero al finalizar del ensayo comencé a dar esa vuelta, el director me escuchó, se volteó, me dijo que la volviera a hacer, la volví a hacer y me anunció que ahora yo iba a cantar”, cuenta.
Desde entonces no dejó de cantar y a los 15 años ya se animaba a hacerlo en los actos de su escuela, motivado también por su carácter enamoradizo y romántico.
“Me empezó a gustar la música porque me gustaban las chavalas, tuve mi primer amor y de ahí vino la música a darme el toque porque yo era bien enamorado, pero necesitaba buscar una forma de cómo concentrar mi amor y sacarlo y fue por medio del canto porque ya quería dedicarle una canción a las chavalas, quería salir en el acto para que me miraran”, cuenta sonriente este joven hoy de 23 años.
¿La falta de tu oído ha sido una dificultad para cantar?
“No, no tengo impedimento, obviamente es más trabajo, pero pienso que Dios le da bastante al que puede manejarlo. A veces se me dificulta cuando estoy en el escenario, pero parte del éxito que he tenido como cantante es que mi oído izquierdo se ha desarrollado más, está más activo mi sentido para escucharme y afinarme. En ocasiones igual la gente me discrimina, pero estoy encarrilado y todo lo que me digan tiene que hacerme más fuerte”.
Dejarlo todo
Al terminar la secundaria a Dagoberto le llegó el momento de decidir su camino: o entraba a la universidad a estudiar Derecho o se dedicaba por completo a la música. Eligió esto último.
“En mi familia fueron los primeros que me dijeron que no iba a llegar a nada, independientemente de que fue mi mamá quien me llevó a los coros, ella quería que yo fuera un gran doctor, o ingeniero, o arquitecto, pero mi sueño era la música. Tomé esta decisión y ha sido de las más acertadas de mi vida porque uno da el paso cuando sabe que puede hacerlo, cuando está seguro de hacer las cosas”, asegura.
Y seguridad no le ha faltado. Con seguridad participó en la primera edición del Festival de Canto Rafael Gastón Pérez donde obtuvo el segundo lugar. Este evento ya se había realizado exitosamente en los años 80, pero en 2012 fue relanzado por el Movimiento Cultural Leonel Rugama, el Instituto Nicaragüense de Cultura y el Instituto Nicaragüense de Turismo y transmitido por el estatal Canal 6.
“Para mí fue increíble, fueron tres mil muchachos que hicieron audiciones en diferentes departamentos del país, de esos quedamos 20 participantes y de ellos fuimos seis finalistas. Yo tenía 18 años y fue un impulso grande porque era un Festival con orquesta, jurado experimentado, mucho renombre y yo quería proyectarme, darme a conocer”, dice.
Su madre, Rosa Palacios, quien se declara su fan número uno y que fue su mánager cuando él empezaba, recuerda esta competencia entre lágrimas.
“Cada vez que lo escucho cantar es como si fuera la primera vez. Él es asmático y en el Gastón para uno de los conciertos le dio asma, una tía lo llevó al doctor, le compró las medicinas y una noche me llamó, hablamos hasta la madrugada y él lloró porque me decía que no iba a poder porque su canción era de Sin Bandera y era muy alta, pero yo le decía que claro que sí, que no había llegado hasta ahí de balde y que él se había hecho la idea fija de participar ganara o perdiera. Él cantó y te digo con honestidad que esa noche yo lloré, él se merecía ganar”, afirma.
El telonero del Príncipe
Y lo logró. Después del Gastón, llegaron las oportunidades que Dagoberto tanto había buscado. Empezó a trabajar en el Grupo Travesía, después en La Nueva Compañía, luego en el Grupo Macolla, todo sin dejar de cantar como solista cuando le surgían eventos particulares y de juntarse y aprender de grandes de la música como el pianista Tránsito Gutiérrez con quien está agradecido. Fue así como su nombre llegó a Luis Enrique, el Príncipe de la Salsa que lo escogió como telonero de uno de sus conciertos en el país.
“Una de mis mejores experiencias fue abrir el concierto de Luis Enrique y recibir unas palabras de él, me dijo que siguiera adelante, que tengo un talento increíble, una voz maravillosa, que siguiera adelante”, recuerda.
El largo camino hacia Uruguay
La sonrisa de Dagoberto se ilumina cuando habla del viaje a Punta del Este donde participarán artistas de los cinco continentes. Él representará a Nicaragua en el VI Festival Internacional de la Canción que se realizará en noviembre. Es la primera vez que este país compite y la noticia se conoció vía Facebook, pues fue ahí donde este artista dijo que aunque no tiene apoyo, de una u otra forma logrará este sueño. Y lo hará. No será la primera vez en sus 23 años que remará contra corriente.
“Desde el año pasado los organizadores del Festival me daban seguimiento, me dijeron que alguien me recomendó, sin embargo en el 2016 no pude participar por problemas de salud y también de dinero, pero este año la oportunidad está nuevamente, los organizadores me volvieron a buscar, me dijeron que es mi año, me mandaron las reglas nuevamente y en eso estamos”, asegura.
El cantante confiesa que fue difícil ser aceptado para ir a Uruguay pues debía preclasificar con una canción inédita, que en su caso es una balada existencialista llamada “Después” escrita por el compositor nacional Ricardo Centeno Espinoza, pero esta cumplió con todos los parámetros del concurso y puso a su intérprete en la lista de participantes de esta sexta edición en la que se compite por mejor canción, mejor video y artista popular.
Pero faltan más requisitos: Dagoberto debe grabar la canción en estudio, con una orquesta, enviarlo a masterización a Argentina y además realizar el video del tema para lo que necesita tres mil dólares que todavía no tiene.
“Yo le hice una promesa a las personas que están trabajando conmigo, les prometí que les voy a pagar. No sé cómo, pero les voy a pagar. He metido cartas en todos lados, pero no he recibido respuestas ni siquiera de las empresas que dicen promover la música nicaragüense y que han dejado mis solicitudes engavetadas. El único que me ha apoyado es el diputado Edwin Castro de quien recibí una respuesta inmediata así que mi idea ahora es hacer presentaciones con amigos artistas para recaudar fondos, no solo estoy pidiendo, quiero lograr esto también con mi trabajo, pero necesito apoyo”, lamenta.
Dagoberto tiene una voz suave, pero potente. Es como una caricia sutil, pero intensa.
En uno de los videos del Festival Rafael Gastón Pérez canta con tal pasión “Usted” que cada vez que se lleva las manos al pecho pareciera tocar no solo su propio corazón si no el de cada persona que lo escucha en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío. Es un muchacho delgado, moreno y elegantemente vestido en medio del máximo escenario del país, pero su voz lo abarca todo. Él mismo explica que canta “con mucho sentimiento”, sobre todo aquellas piezas que son de “su especialidad”: la música romántica y en particular los boleros, su favorito es el célebre “Cómo fue”.
“Mi mamá siempre me dice que ni cuando estuve operado más de diez veces de mi oído me rendí y no lo voy a hacer ahora. Sé que estoy aquí para demostrar que el joven nicaragüense tiene futuro, tiene madera, que ya no son los mismos los que van a poner en alto el nombre de nuestro país, somos jóvenes los que traemos propuestas nuevas que pueden dar mucho orgullo y yo voy a dar hasta lo último por demostrar eso”, asevera.
Un Festival que mueve al mundo
Este año en el Festival Internacional de la Canción realizado en Punta del Este, Uruguay contará con representaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Italia, México, Nicaragua, Nigeria, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Sierra Leona, Venezuela y Uruguay. Habiéndose realizado en cada nación, actividades de selección de representantes.
Desde julio pasado los organizadores del evento iniciaron una ronda de contactos, a nivel del cuerpo diplomático acreditado en Uruguay, para dar a conocer detalles del Festival. Además, tanto el Ministerio de Educación y Cultura como el Ministerio de Turismo de ese país del sur han declarado la competencia como de Interés Cultural y de Interés Turístico, respectivamente.
El festival será transmitido en tiempo real por el canal internacional TNT.