Icono del sitio Revista Niú

“Dark”, el caótico rompecabezas de Netflix

Dark

Fotograma de Dark | Netflix.

La primera serie alemana de Netflix no es un producto de consumo rápido. “Dark” (Nikolaus Summerer, 2017) es una mezcla entre ficción y física que exige atención. Al principio es difícil definirla. Da la impresión de ser una trama de intriga, policíaca o de terror. Pero a medida que se adentra en sus múltiples argumentos nos topamos con un rompecabezas caótico y un guion complejo. Estamos ante una producción plagada de teorías físicas y un hilo conductor tan ambiguo como fascinante, que es el tiempo.

En Winden —una localidad ficticia de Alemania— sus pobladores se despiertan con la noticia de la desaparición de un adolescente en circunstancias desconocidas. A este hecho se le suma el suicidio de Michael Kahnwald (Sebastian Rudolph), padre de Jonas Kahnwald (Louis Hofmann), dos de los protagonistas de este laberinto. A las semanas, Mikkel Nielsen (Daan Lennard Liebrenz), uno de los niños del pueblo, también desaparece. Las alarmas de los padres y las autoridades se elevan. Sin la trama clara se empiezan a crear las primeras hipótesis —que luego se sentirán demasiado básicas frente a los desenlaces de los siguientes capítulos—. ¿Será que hay un asesino serial en Winden? Las personas más viejas del pueblo recuerdan que hace 33 años pasó lo mismo y que aquellos hechos se dieron tras la construcción de una planta nuclear en la localidad. Aquí hay un giro que lo cambia todo. No es la historia de un asesino en serie.

La planta nuclear, los desaparecidos en 1986 y 2019, la misteriosa cueva que todos quieren visitar porque presienten que de ahí vienen los males, el suicidio de Michael y la desaparición de Mikkel parecieran eventos aislados en las tramas atemporales de “Dark”, pero en realidad todo está conectado. Incluso el pasado, el presente y el futuro de la trama.

El tiempo, para los creadores de “Dark” y para la ciencia, es un concepto abstracto que no existe como tal, sino que está construido. Pero estos constructos —días, meses, años— son necesarios, pues la vida se rige por dichas medidas temporales. También el tiempo —o más bien los viajes en el tiempo— tienen una estrecha relación con las desapariciones en Winden.

A partir del segundo episodio de la primera temporada, los personajes definen la trama. Estas pistas vienen a través de escenas breves y en frases cargadas de filosofía y divulgación científica. También en estos capítulos llegan varias revelaciones e inicia la verdadera acción de la serie, a través de viajes al pasado.

“La distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una ilusión. El ayer, el hoy y el mañana no son consecutivos, están conectados en un círculo sin principio y final. Todo está conectado”, es una de las principales tesis que defiende “Dark”, palpable a lo largo de las dos temporadas. Y una de las mejores frases que nos deja un personaje de la serie.

“Dark” da lugar a paradojas de viajes en el tiempo, como la del viajero que va al pasado y evita que sus padres se conozcan, impidiendo su propio nacimiento. Estas ya han sido expuestas en cintas como “El efecto mariposa” (Eric Bress, 2004) y “Volver al futuro” (Robert Zemeckis, 1985). Es interesante que uno de los ciclos temporales de “Dark” sucede en 1986 —los otros son cada 33 años (1953 – 1986 – 2019)— un año después de “Volver al futuro”.

Las tramas de “Dark”, que involucran a cuatro familias, dificultan definir a un solo personaje principal, pero no cabe duda que Jonas es trascendental en todos los hechos. Él tiene varios puntos de quiebre en la serie, los cuales definen su transcurso. El espectador más detallista sentirá la necesidad de tomar una hoja en blanco y bosquejar un árbol genealógico de las familias y sus conexiones. “Dark” se toma muy en serio lo de “todo está conectado”. La segunda temporada nos introduce una nueva paradoja: la predestinación, que básicamente dicta que un viajero en el tiempo —o un objeto, o información— predestina los hechos, creando un bucle donde al final no se puede cambiar nada.

“Dark” es de esas producciones que no decepcionan. Netflix anunció la realización de una tercera parte. Parece que a la ya compleja ecuación se le agregará una variable más. ¿Serán los universos paralelos? Todo indica que sí. Queda esperar cómo hilvanarán una trama igual de sorpresiva y atrapante con esta nueva variable que su sola mención despeja algunas dudas del último capítulo. He ahí el talento de Ronny Schalk, su guionista.