Antes del 19 de abril de 2018, a pesar de los retortijones del vientre de la bestia moliéndonos en carne, sangre, llantos y sudor, vivíamos en “normalidad”, nada pasaba porque nada nos pasaba. Les pasaba a otros.
Hoy, todos los nicaragüenses sin excepción, sandinistas (los criminales) y los no sandinistas (sus víctimas) llevamos esa fecha, grabada como tatuaje, en nuestras conciencias: Sabemos que la violencia y la muerte siguen hiriéndonos y acechándonos desde entonces.
Nadie escapará de ese remolino adonde nos conducen los maestros de la guerra y la muerte, el FSLN, el grupo neo-oligárquico de los Ortega Murillo, los sandinistas. A menos que hagamos lo correcto, de la forma y en el tiempo correctos.
Hoy, 28 meses después, estamos como si nada hubiésemos hecho desde entonces. Claro, hay “logros importantísimos” como el hecho que antes solo teníamos a la Alianza Cívica Arzobispal (que evolucionó lueguito a Alianza Cívica Empresarial cuando Ortega los engañó con reanudar el diálogo y después, se transformó en una Alianza Cívica Electorera) y ahora, en claro ejemplo de “unidad, desinterés y ética política”, tenemos otras dos NUEVAS organizaciones, la Unidad Azul y Blanco-UNAB y la Coalición Nacional (Colusión electorera).
Todas ellas hablando hasta religiosamente de la unidad. Pero es una unidad (¿nadie lo ve?), que se dividió en tres organizaciones electoreras que dicen oponerse a Ortega, pero apoyando de manera sinvergüenza, cínica, la estrategia adormecedora de Ortega contra aquel 19 de abril. Todas ellas apoyan a Ortega y su grupo neo-oligárquico hasta el 2021 y por lo tanto, más allá.
Si se agruparon en tres organizaciones distintas, incluso, como lo estamos viendo, excluyentes unas de las otras, ¿cómo nos han engañado con su estrategia divisionista, ¿cómo ha resultado que los apóstoles de la unidad, eran en realidad, los divisionistas, los que confunden al pueblo, de manera adrede?
Hoy, están como perros y gatos en un solo saco. Todos se acusan de querer puestos y llaman a los otros a “abandonar intereses personales”. Ni Medardo Mairena contesta con claridad en estos pleitos de las cuarterías políticas algo como: “NO QUIERO Y NO SERÉ CANDIDATO A NINGÚN CARGO PÚBLICO DE ELECCIÓN O NOMBRAMIENTO”. Y ninguno de los otros “notables”, como Juan Chamorro, Félix Maradiaga tienen esa gallardía de líder. Bueno, hay una excepción notable: la líder del CxL (“socio” de la Alianza), la señora Kitty Monterrey, sí lo ha dicho muy claro. Ella no va competir por nada.
No voy a entrar a los detalles de los pleitos de cuartería política en los que desafortunadamente, han sido arrastrados hasta los líderes espontáneos del sector estudiantil y campesino, nuestras tenues esperanzas de renovación, claridad y contundencia. Pero sí, el caso del joven Lesther Alemán es el mas relevante, por cuanto es el único entre todos ellos, que se combate y se niega a sí mismo: Alemán sacudió al país que estaba amodorrado en aquel falso mundo de “normalidad”, enfocándose en la solución de fondo: “le pedimos que renuncie, que se vayan usted, su esposa y su partido, del poder, exigimos su RENUNCIA, YA”.
Hoy, Alemán y los jóvenes que le acompañan, “demostrando madurez”, dicen que luchan por la unidad para lograr reformas electorales de consenso e ir a elecciones con aquel al que le dijeron: “No le pedimos diálogo, le pedimos que se rinda ante el pueblo”. Cuando una juventud “madura” al punto de aceptar ir a elecciones con los asesinos de tantos jóvenes (nombrados uno a uno, con emotividad por la joven Madelaine Jerusalem Caracas en aquella histórica sesión frente a los tiranos), es que esa juventud ya “se fue para no volver”. El contacto con lo viejo y con los viejos, les afectó.
Pero como ya lo ha esbozado el analista Oscar R. Vargas, todo indica que Ortega ha lanzado un hueso que morder, silenciosa y secretamente, que hay un virtual cambio de luces entre Ortega, los gringos y los tres frentes electoreros citados.
Lo más probable, dado el secretismo de las élites de los tres frentes electoreros y que explica ese pleito de perros y gatos en un saco, es que Ortega les debe haber mandado señas, junto a los gringos, que va a haber negociación, pero que se requiere un solo interlocutor. Pero todos quieren ser los negociadores con la dictadura. Por eso, unos desprestigian a los otros y se llaman mentirosos, marrulleros y estafadores políticos. Eso indica que hay un hueso que morder. Es la vieja competencia de los cangrejos en el balde.
Hoy, hemos llegado a otro posible punto de inflexión: Ortega se sale con las suyas (incluyendo la posibilidad consensuada de suspender las elecciones del 2021), o el pueblo hace un esfuerzo sobrehumano contra eso, en una especie de borrón y cuenta nueva, exigiendo a las élites la vuelta al punto de inicio: como si en estos 28 meses en realidad no ha pasado nada y de repente despertamos un día después del 19 de abril 2018. Ese “20 de abril” es el día siguiente de la rebelión espontánea, donde el pueblo dio la pauta para el grito de Lesther Alemán (mayo 2018) de exigir la salida del poder del FSLN y de la familia Ortega Murillo.
Definamos ese objetivo estratégico y no hay otro: QUE SE VAYAN YA. Que la Alianza, la UNAB, la Coalición dejen de lado sus prácticas onanistas de estatutos, códigos de ética, compromisos morales que nos han adormecido tanto y se centren en ese objetivo:
Saquemos a la neo-oligarquía del poder-Establezcamos un gobierno provisional que llame a elecciones libres y supervisadas lo más pronto posible, sin FSLN y sin sandinismo-Elijamos Asamblea Constituyente que apruebe un PLAN FUNDACIONAL DE NACIÓN, DE REPÚBLICA Y DE PUEBLO y establezca cómo vamos a crecer como democracia participativa y directa, como república integradora, como territorio de sumo imperio de los derechos humanos y ambientales.
La opción derrotista a esto, es mantenernos en el estado de sumisión, dolor, frustración social y personal, adentrarnos en la enajenación total de nuestros derechos, de nuestras personas, de nuestras familias, por la vía de aceptar la salida electoral del régimen, que no es tal, sino su continuidad, perversamente legitimada y legalizada.
Ojalá concluyamos en eso, es hora de las grandes decisiones y de golpes de timón: date cuenta, ya es 20 de abril.
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