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El juego perfecto de Dennis
Dennis Martínez
Dennis Martínez el día que hizo el Juego Perfecto | Extraído del archivo de Hall of Fame of Baseball

Se cumplen 28 años de aquel momento en que el deportista nicaragüense lanzó el juego perfecto que lo llevó a la gloria del béisbol mundial

Todo ocurrió, diría Rubén, entre un aire suave, de pausados giros; (…) y suspiros tenues.

Hace veintiocho años uno de los tres más grandes atletas nicaragüenses, con la precisión misma, bisturí en mano, de un cirujano plástico, realizó durante nueve episodios veintisiete incisiones perfectas. Logrando suturar sin dejar más rastro que el de la inmortalidad.

Quién se imaginaría…

Un 28 de julio de 1991 tarde de domingo, se enfrentaban los Expos de Montreal a los Dodgers de los Ángeles. Más de 45.000 asistentes compran su boleto sin imaginar que serían testigos de una divina rareza. Esa escasez en la historia consigue que las dimensiones de la hazaña en el tiempo no pierdan ni un instante su valor. Dennis pintó la pizarra del Dodgers Stadium con puros ceros, provocando un “dulce temblor” a lo largo y ancho de los ciento treinta mil kilómetros cuadrados del territorio que le vio nacer. Martínez optimizado inning tras inning, trazó la perfección que exige el béisbol para ser inscrito en una lista sempiterna.

¡Dennis al lado de Sandy Koufax, señores! ¿Se imaginan eso? Con su joya monticular es además el único miembro de los Expos de Montreal incluido en ese club selecto. Amigos míos, no cabe la mínima duda que los años solamente agigantan la grandeza del mejor pelotero que ha parido el país.

El primer momento crucial…

Hay oportunidades que definen nuestras vidas y Dennis sobrevivió a dos momentos cruciales del partido. Con olfato agudo de felino atrapó el toque de bola sorpresivo de Juan Samuel en el séptimo episodio, mientras el esférico se deslizaba amenazante hacia su izquierda diluyendo de esa manera el intento de derruir la obra maestra en construcción.

Atrapala Grisson, atrapala…

Luego en el noveno capítulo con todo el público de pie a solo un out del final, el toreo al zurdo Chris Gwynn llegando al conteo de una bola y dos strikes. Punto de mayor ebullición de pecho abultado por el mar de emociones que invaden el momento. Sí, cuándo el ser o no ser del que habla “Hamlet” es la cuestión. Esa teoría adquirió significado absoluto para el nicaragüense, tras la atrapada de Marquis Grisson yendo hacia el fondo del jardín central consumando el hito.

La vida que pasa igual que un viento de huracán no logra desdibujar a ese Dennis decorando una tarde cualquiera que vistió de gala con la complicidad de sus compañeros. Pocas veces eres tocado por ese algo extra que te saca de la norma y te catapulta al Olimpo.

Así ocurrió detrás del telón…

Eventos fortuitos suelen conjugarse para cambiar una historia. Por eso me pregunto…si ese día Dennis no se hubiera levantado una hora más tarde…si al final de la misa el célebre narrador de los Dodgers Vin Scully no le hubiese preguntado: ¿Oye, tú no lanzas hoy? O si aquel taxi normalmente estacionado cuatro cuadras más adelante, no estuviera enfrente de la iglesia consiguiendo de esa manera que pudiese llegar a tiempo para lanzar, nada de esto probablemente habría ocurrido.

Pero siendo la vida un efecto producto del cruce de incidentes entre esas otras vidas y la nuestra, todo se ajustó para que esa hora extra en cama se viese compensada con la presencia del taxista en el sitio correcto y al tiempo exacto.

Como escribió Martí: “Cada cual al morir enseñará al cielo su obra acabada, (…) ¡Triste el que muere sin haber hecho la suya!” Aquel día memorable Dennis estuvo en su nivel máximo. Cooperstown se irguió para honrar el estallido cumbre del primer latino en lanzar un juego perfecto, con el sello formidable de un Caupolicán.

Cierro parafraseando el epígrafe de James Salter en su monumental novela (Todo lo que hay) “Llega un instante en que adviertes (…) que solo las cosas conservadas tienen alguna posibilidad de ser reales”: Los Relojes Blandos de Salvador Dalí, Los Miserables de Víctor Hugo por ejemplo. Y Dennis con su rapto de inspiración subyugando 2×0 a los Dodgers recibió el visado de su pasaporte a la eternidad.

Mientras le pongo replay al oleaje de emociones tras largos veintiocho calendarios. Tengo la certeza que “El Santo Grial” del béisbol -Un Juego Perfecto- tiene sabor a Nicaragua. ¡Aleluya!


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