Estilo
Amarna Miller fue actriz y productora de cintas “nopor”. Ahora como feminista y defensora de los derechos de las trabajadoras sexuales, habla desde YouTube de la industria pornográfica y el porno ético.
En la industria pornográfica, Amarna Miller es un caso particular. Inició a los 19 años, por voluntad y por gusto. Años después, debutó como youtuber y conferencista. Y ahora, etiquetada como feminista y defensora de los derechos de las trabajadoras sexuales, habla desde su plataforma sobre el porno ético y el machismo, dentro y fuera, de esta industria.
“Cuando le dices al mundo: ‘Soy actriz porno’. Dicen: ‘bueno, seguro la violaron de pequeña’, ‘seguro que no ha pensado dos veces qué va a pasar con su futuro’ y esto no es verdad. El porno no es dinero fácil. Tienes mucha presión social, estás trabajando en una industria donde no hay reglas, no hay regulación, hay gente increíble, pero también hay personas que se intentan aprovechar de ti constantemente. Ser actriz porno o te vuelve indestructible o te destruye”, afirma.
Por esto, desde hace unos años, Miller ha impartido conferencias informativas sobre su experiencia en la pornografía, el machismo y los problemas que enfrentan las y los trabajadores sexuales en esta industria ante la falta de regulación. También, ha usado su canal de YouTube para documentar sus inicios en el “nopor” y las razones por las que dejó esta industria después de ocho años.
Inicios en el “nopor”
Amarna Miller no se inhibe al hablar de sexualidad. Confiesa que poco tiempo después que cumplió sus 18 años decidió entrar en el «nopor». No sabía cómo, ni dónde, pero cuando tuvo oportunidad contactó a varias productoras españolas.
“Yo sabía que quería hacer algo de trabajo sexual, pero no sabía de qué. El porno me atraía, pues ya era consumidora. Pero, cuando recibí las respuestas no me gustaron porque no me decían qué iba a ocurrir en el montaje. Entonces, la idea se me quitó de la cabeza y seguí con mi vida”, explicó la youtuber española en una de sus conferencias.
En ese tiempo, ella estudiaba Bellas Artes en una universidad de España y, fue entonces, que tuvo su primer acercamiento hacia la fotografía, que luego se volvió en su pasión. Pronto quiso mezclar esta pasión con la sexualidad y comenzó hacer fotografías de desnudos.
“Empecé a tomarle fotos a mis amigas y llegó un momento en el cual dije ‘esto es lo que yo quería que me propusiesen cuando quise entrar en el porno’. Aquí hay un tipo de mercado. Entonces, monté una productora porno y estuve dirigiéndola durante cinco años y a través de ella comencé a posar como actriz”, afirma.
- Además: La crisis cambió mi vida sexual.
Sin embargo, mientras Miller fue adentrándose en esta industria fue más evidente para ella el machismo y los abusos que se comenten por la falta de regulaciones, pues este oficio no es reconocido como un trabajo.
“Cuando intentas prohibir el porno lo que consigues es que se convierta en un negocio sumergido. Y, entre más sumergido es el negocio, menos regulaciones, menos convenios colectivos, mas precariedad para los trabajadores y trabajadoras. Así que esa no es la solución”, dice.
El lado agridulce del porno
El porno, al igual que muchas otras profesiones, es machista. Esta hecho por y para hombres. Esta es una de las premisas que Amarna Miller intenta dejar en claro cada vez que habla sobre este tema, pues aunque hay pequeñas productoras que están tratando de cambiar esto, en el porno comercial y en la sociedad, a la mujer no se le permite expresar su sexualidad con libertad.
“A las mujeres siempre se nos ha dicho de qué forma tenemos que establecer nuestras relaciones personales, que una mujer está con un hombre para poder darle hijos. El deseo sexual femenino ha estado ‘invisibilizado’. Hasta hacer muy poquito la mujer no debía tener placer al tener sexo. Bueno, no es que no debiese, es que ni siquiera se hablaba sobre ello. La libertad sexual es un terreno que las mujeres todavía tenemos que conquistar”, señala.
Por esta misma causa, afirma, es que las mujeres que deciden dedicarse a este oficio o que reconocen abiertamente que han tenido varias parejas sexuales son señaladas de forma peyorativa, a diferencia de los hombres que, en cambio, son aplaudidos.
¿Existe el porno ético?
Desde su trabajo divulgativo sobre la industria pornográfica, Miller ha enfatizado en que se debe reestructurar la forma en que hasta ahora se ha hecho porno y en su lugar hay que fomentar lo que ella llama “porno ético” y porno feminista.
“La pornografía ética se refiera a lo que sucede con nuestras condiciones de trabajo. Es decir, detrás de cámara. Necesitamos que la gente que trabaja en el porno lo haga en las condiciones adecuadas, de la misma forma que cualquier otro trabajador”, afirma.
- Te puede interesar: Mitos que creímos (o creemos) sobre el sexo.
- Así fue contarle a mi familia que soy homosexual.
Dentro de esta industria los actores y actrices “nopor” pierden control de su imagen, asegura. Pues aunque ellos establezcan sus normas éticas al firmar el contrato su imagen y todo lo que hagan en las grabaciones es cedido a la productora para que los comercialicen o revendan a terceros sin pagarles o avisarles.
“Tu puedes ponerte unas normas muy estrictas sobre lo que ruedas o no ruedas, que incluso yo las tenía, pues yo decía no voy hacer escenas que no sean machistas, racistas, que promocionen el sexismo, pero tu llegas a la escena y todo va bien, pero luego te cambian el título al revenderla y tú no tienes control, no puedes hacer nada”, se lamenta.
Por otra parte, señala la importancia del porno feminista. Pues a través de él es que se cuestionan las prácticas cotidianas de las grabaciones. “Cuando hablamos de porno feminista, hablamos de lo que pasa en frente a las cámaras, los modelo belleza que estamos representando, el tipo de práctica. Como la trama es cs deonstruida en el rodaje y si los modelos de conducta que estamos representando son normativos o se están cuestionando la normativa”.
Si te interesa conocer más de la experiencia de Amarna Miller podés buscar sus vídeos en YouTube: