Ernesto Cardenal fue uno de los poetas más importantes de Nicaragua, después de Rubén Darío. También incursionó en la política con posiciones muy frontales al defender sus ideas. Fue amonestado públicamente por el Papa Juan Pablo II y fue creador de una de las comunidades contemplativas más famosas del mundo: Solentiname.
Escultor, poeta, político, revolucionario, sacerdote. Y era aún mucho más. Con la muerte de Ernesto Cardenal, este primero de marzo, desaparece el último de la llamada generación del 40, marcada por él, Carlos Martínez Rivas (1924-1998) y Ernesto Mejía Sánchez (1923-1985). En Niú, recopilamos 12 imágenes de la vida de Ernesto Cardenal.
1. Su infancia
2. Ernesto Cardenal: El Sacerdote
Ernesto Cardenal aseguró en múltiples ocasiones que desde muy joven sintió el llamado al servicio de Dios. Primero quería ser jesuita, pero después de conocer a Thomas Merton, escritor católico y monje trapense, ingresó al monasterio trapista de Gethsemani en Kentucky, Estados unidos. Después de dos años viaja a Managua y en 1965 se ordena sacerdote.
3. ¿Por qué Solentiname?
“Yo me hice sacerdote para fundar una pequeña comunidad contemplativa en una isla del archipiélago de Solentiname en el Lago de Nicaragua. Había escogido ese lugar por su belleza y su aislamiento, y por la atracción que desde hacía años sentía por esa zona del lago y su vecino Río San Juan. El obispo de Chontales y Río San Juan, que me ordenó sacerdote y a cuya autoridad yo había quedado sometido, me dijo que para hacer esa fundación yo necesitaba una autorización de Roma”, escribió Ernesto Cardenal en el prólogo de su libro Miradas de Solentiname, Fotografías y Reflexiones.
Es así como este mítico Solentiname se convirtió en su tierra más querida. Uno de los tantos frutos de esta comuna fue su libro el “Evangelio de Solentiname”: que no es más que “comentarios del Evangelio hechos por los campesinos junto conmigo, y también con la participación de muchos visitantes”, detalló el poeta en una entrevista.
Cientos de personas, artistas, políticos y activistas de la época visitaron el pueblo, inluyendo a Julio Cortázar que después de su visita clandestina escribió el libro: «Apocalipsis de Solentiname» en 1976.
4. La Misa Campesina
La primera vez que se cantó la misa campesina fue en Solentiname, con la presencia de Ernesto Cardenal, contó a Revista Domingo, de La Prensa, Carlos Mejía Godoy, junto al grupo Los de Palacagüina, creadores del rito católico popular.
Cardenal, también fue promotor y asesor de estos cantos junto a su hermano Fernando Cardenal. La misa fue prohibida por el Vaticano y perseguida por la guardia de Somoza en Nicaragua. Pero constituye uno de los aportes más grandes que hizo el poeta a la música y religiosidad nicaragüense.
5. Cardenal: El Político
Además de la poesía, Ernesto Cardenal fue siempre un disidente que no temía emitir su juicio en contra de las dictaduras y plasmarlos en sus poemas. En 1954 Ernesto Cardenal participó en un movimiento armado que intentó asaltar el Palacio Presidencial y que fue conocido en Nicaragua como La Rebelión de Abril.
Su papel como uno de los avivadores de la llama que derrocó a la dinastía de Somoza es innegable, pues desde su comunidad en Solentiname, se planeó la toma y el asalto al cuartel de San Carlos en 1978, con lo que prácticamente se da inicio a la Revolución Sandinista.
Su participación en la lucha contra Somoza no fue todo. Tras la victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional fue nombrado Ministro de Cultura del primer Gobierno sandinista. Su trabajo consistía en “desarrollar una política de cultura que sea compatible con la ideología y los principios de la revolución sandinista”, detalla la revista Lambrou Natasa.
En 1994, Ernesto Cardenal renunció al Frente Sandinista y desde entonces se convirtió en crítico de Daniel Ortega.
6. La Teología de la Liberación
En Colombia, en 1968, se dio la Conferencia de Medellín. Un encuentro religioso a partir del cual muchos obispos denunciaron la «violencia institucionalizada» y pidieron «cambios rápidos, vigorosos, urgentes y profundamente renovadores», para distintos países de América Latina que se encontraban simultáneamente sometidos a regímenes autoritarios.
Ahí nació la Teología de la Liberación, de la cual Ernesto Cardenal fue fiel discípulo. Esta teoría que buscaba encontrar el vínculo entre la pobreza y las clases sociales empleando la teoría marxista.
“Nos fuimos radicalizando más y más. Sobre todo después de mi primera visita a Cuba, y ya empezamos nosotros a defender la revolución cubana, etcétera, y a hablar más claramente de revolución. Yo comencé primero hablando de la revolución del amor. Ya después yo evolucioné y hablaba de la revolución social, y de que había que cambiar el régimen que teníamos, etcétera”, dijo Cardenal al respecto a la revista Entelequia en 2015.
7. El regaño del Papa
En 1983 Juan Pablo II arribó a Nicaragua mientras Cardenal fungía como Ministro de Cultura. Según detallan diferentes crónicas del momento. Cardenal se quitó su boina característica y se arrodilló frente al Papa con la intención de darle el beso tradicional del anillo papal.
«No permitió él que se lo besara, y blandiendo el dedo como si fuera un bastón me dijo en tono de reproche: ‘Usted debe regularizar su situación’. Como no contesté nada, volvió a repetir la brusca admonición. Mientras enfocaban todas las cámaras del mundo», escribió más tarde el mismo Ernesto Cardenal sobre el hecho.
Después, Cardenal fue suspendido por el Vaticano por 35 años, durante los cuáles no pudo ejercer su vocación sacerdotal. Esta amonestación fue levantada por el papa Francisco, en febrero de 2019, permitiéndole a Cardenal celebrar una última misa.
8. Ernesto Cardenal, escultor
Antes de convertirse en sacerdote, Ernesto Cardenal viajó dos años por Europa en los cuales inició otra de sus pasiones: La escultura.
En Solentiname, Cardenal además de su labor social y espiritual, desarrolló su faceta artística, organizando talleres de pintura y artesanía. Junto a los campesinos talló madera, cuero y plata considerada como un arte primitivista.
Más tarde, Cardenal perfeccionó su técnica y fue autor de distintas piezas. Julio Valle Castillo lo catalogó como escultor figurativo: «O mejor dicho representativo. Escultura representativa de la religiosidad, de la fauna y de la flora de América; escultura americana, más precisamente, mesoamericana», escribió Castillo en su blog De otros mundos.
9. Vida poética
En el entretejido de su vida, la poesía siempre estuvo presente. Incluso antes de aprender a escribir, ya podía componer versos, comentó el mismo Cardenal en su libro Antología Poética. En 1946 publicó su primer poema La Ciudad Deshabitada y en 1952 fundó una pequeña editorial de poesía llamada hilo azul.
Pero su primer obra poética oficial fue La Hora 0. Un extenso poema publicado en 1957 en la que habla del levantamiento popular contra la dictadura de Somoza y del asesinato de Augusto C. Sandino. Desde entonces publicó una serie de textos, principalmente poemas, pero también prosa, que le ubicaron entre los escritores nóveles destacados de la “Generación del 40”.
¿Qué es aquella luz allá lejos?
¿Es una estrella?
Es la luz de Sandino en la montaña negra.
Allá están él y sus hombres…fumando o cantando canciones tristes del Norte…
(Fragmento, La Hora 0)
10. Escritor laureado
A nivel mundial, el éxito de la vida de Ernesto Cardenal también se reflejó en múltiples premios. En 2009 recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, de manos de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Y en 2012 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
En 2018, también se le otorgó el premio Internacional Mario Benedetti, que además de su trayectoria poética, reconoció su labor en pro de los derechos humanos.
11. Recuperación en la Iglesia
En 2019 luego de haberse recuperado de una enfermedad que casi le cuesta la vida, el Papa Francisco decidió levantar la sanción que había impuesto Juan Pablo II. Ernesto Cardenal pudo entonces disfrutar de un año más de vida, oficiar misa nuevamente junto a Monseñor Silvio J. Báez, e incluso seguir escribiendo.
12. “Generación del 40”: El último de «Los Ernestos»
La «Generación del 40», conocida también como el la “posvanguardia” es una corriente que no iba en oposición al movimiento anterior, sino que se integró como una consolidación del mismo, fusionando los estilos de escritores como José Coronel Urtecho y Pablo Antonio Cuadra.
Ernesto Cardenal, es uno de los poetas más relevantes de esta corriente, y con su muerte se cierra el ciclo de escritores que nacieron y produjeron una literatura principalmente influida por las teorías marxistas. Los representantes más importantes de esta generación fueron:
Ernesto Cardenal (1925-2020)
Carlos Martínez Rivas (1924-1998)
Ernesto Mejía Sánchez (1923-1985)
Los tres escritores publicaron sus primeros poemas en México. En 1946, Ernesto Cardenal Publicó “La ciudad deshabitada”. «Ensalmos y conjuros» de Ernesto Mejía Sánchez fue publicada en 1948 y «La insurrección solitaria» de Carlos Ernesto Martínez Rivas. Esta generación de conoció también como la generación de los Ernestos.