La escritora nicaragüense Gioconda Belli se siente incapacitada para escribir una novela en la Nicaragua actual. Y además, afirma que la «sacudida» que está sufriendo América Latina «va a dar un giro a la literatura» de la región.
«En todo este año lo único que he hecho es escribir artículos de opinión, poesía y una conferencia», subraya la autora de «Una mujer habitada«, quien este domingo abrirá el programa en español de la Feria del Libro de Miami, en donde presentará su obra «Las fiebres de la memoria«, que escribió antes que iniciaran las protestas de abril de 2018 en Nicaragua, que han dejado 328 muertos, más de 700 personas encarceladas y más de 60 000 exiliados.
La poeta, novelista y académica, dice que ante esta crisis, la poesía ha sido un refugio para ella. «El caldo de cultivo de la poesía tiene algo que ver con la supervivencia, reafirma la vida en medio de la muerte, tiene un sentido vitalista», subraya Belli.
Cuando se le pregunta a qué se debe que Nicaragua sea un país de poetas responde sin dudar que a Rubén Darío, el «héroe» de los nicaragüenses, porque había poco motivo para el orgullo en los constantes conflictos y enfrentamientos en el país.
Hasta Daniel Ortega escribió poesía cuando estuvo en las cárceles de Somoza y su esposa, Rosario Murillo, también fue poeta, dice Belli, que los conoció en sus tiempos de militancia sandinista, especialmente a ella, en un sindicato de trabajadores de la cultura.
A Ortega lo define como «oscuro» y «hosco» y de Murillo, a la que trató más, dice que ya entonces tenía un «problema de falta de escrúpulos, de ambición y de total irrespeto a la verdad».
Sobre el libro que presentará cuenta que buceó en una vieja historia familiar acerca de un duque francés llegado en 1847 a Matagalpa y que fue el abuelo de la abuela de Belli. Investigó durante tres años en archivos y bibliotecas de varios países para recrear el periplo de su antepasado y además se puso en su piel para escribir la novela en primera persona, algo que no había hecho antes, pues sus protagonistas han sido siempre mujeres.
Según dijo en la entrevista con EFE, investigaba y a la vez escribía porque el relato era «más fresco» y no quería llenarse de «demasiada información (…) Si no, la Historia te absorbe tanto que acabas no pudiendo contar la historia que querías contar», subraya.
Crisis política en América
Respecto a la reciente salida de Evo Morales de la Presidencia de Bolivia, asegura que al régimen de Daniel Ortega «se le subió la paranoia» y ha recrudecido sus mensajes violentos y la represión de los opositores.
Y por su postura política afirma que aunque no ha sufrido presiones o amenazas, últimamente le suceden «cosas extrañas». Según cuenta, ha recibido cartas de la Alcaldía de Managua en la que le reclaman elevadas sumas por impuestos supuestamente no pagados, o el banco donde tiene su cuenta desde hace décadas le exige requisitos e información como titular que antes no le pedían.
Asimismo, confesó que le gustaría escribir sobre la «encrucijada» en la que está no solo América Latina sino el mundo en general.
«Estoy dándole vueltas sobre cómo hacerlo», dice Belli, quien cree que es su deber reflexionar y analizar lo que está pasando porque la literatura puede aportar «visiones nuevas» y sus palabras tienen «un sentido profético y valioso».
La «sacudida» en Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela y Nicaragua va a hacer que la literatura latinoamericana «de un giro», como lo hizo del compromiso político hacia los temas propios de la región con el «boom» y luego por imperativos de mercado al entretenimiento, explica.
Igual que el narcotráfico ha tenido un impacto importante en la literatura latinoamericana, esta encrucijada política y social va a aportar «una mirada distinta» a los autores. A su juicio, el mundo necesita «modelos nuevos».
«Hace falta una síntesis de capitalismo y socialismo para que no nos acabemos», subraya Gioconda Belli, quien considera una falta de respeto y una burla que «los gobiernos fracasados de izquierda» sigan diciendo que quienes están contra ellos es porque obedecen al Imperio, como manera de «cubrir sus propias fallas».