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Hace unos días tuve una interesante conversación con una amiga nicaragüense que tiene muchísimos seguidores, sobre el papel de los influencers de Nicaragua en tiempos de dictadura. La conversación fue más o menos así:
YO: Imaginate si después de un terremoto en Nicaragua donde mueren cientos de personas, miles heridos, sin casa y algunos teniendo que emigrar, venga una figura pública y postee fotos de lo más feliz en algún lugar turístico de Nicaragua, o posando felizmente con alguna ropa de marca, o en algún bar con sus amigos. Sin hacer ninguna mención a la tragedia, ¿Qué diría la gente?
ELLA: La gente evidentemente no perdonaría eso. Por mucho que el influencer tenga “buenas intenciones” o quiera “compartir felicidad” con su foto. El país en un momento de crisis lo que necesita es ver la capacidad que tenemos de sentir dolor ajeno. Digo, compartir felicidad es bueno, pero lo que no es bueno es compartirla ignorando completamente a quienes la están pasando muy mal.
YO: Seguramente le caerían comentarios fuertes de sus seguidores, por darle la espalda al problema. Y pensará que “la gente está llena de odio”.
ELLA: A ver. Si estás en un momento de dolor y viene alguien, sabiendo de tu dolor y decide fachentear su felicidad por encima de tu dolor, por mucho que la persona se quiera curar en salud creyendo que “la vida es felicidad”, está siendo totalmente apática y cabrona. Y si ella no fue solidaria ni empática en su forma de publicar, sus seguidores no tienen que serlo tampoco. A fin de cuentas, una figura pública se DEBE a sus seguidores. Son quienes te pusieron ahí. Cuando sos influencer, tus seguidores te dan de comer. Si nadie te sigue, ninguna marca te contrataría. Ellos tienen la libertad de contestarte con indignación. O de ignorarte. O de no comprar en tu tienda.
YO: ¿Y qué pensaría la gente de las figuras públicas que se queden calladas, que no digan una sola palabra acerca del sufrimiento del país?
ELLA: Eso es una ofensa a quienes te siguen. Aún si te siguen por tus fotos bonitas, tenés un deber. Las redes son libres (porque los gobiernos aún no pueden censurarlas), y está bien que uno quiera publicar su vida cotidiana. Pero a quienes tienen el poder de llegar a decenas de miles, aún me cuesta seriamente comprender cómo han sido capaces de ignorar por completo el problema. De ignorar con total indiferencia el “terremoto” y sus víctimas.
YO: La diferencia ahora es que la crisis no fue provocada por un fenómeno natural, sino por un partido político, sus líderes y sus bases.
ELLA: Exacto. Por eso muchos “influencers” tienen miedo de hablar. Y se escudan bajo la excusa de que: “Es que yo no soy político, no sé nada de política, no tengo porqué meterme. Yo soy músico/comediante/presentador/modelo/deportista” cualquier posición en la que vos mismo sintás que te podés librar de responsabilidad. Lo interesante es que si fuese un terremoto, muchos de ellos no dudarían un segundo en usar su voz, aunque no sepan nada de geología, o de cómo enfrentar desastres naturales, aunque no sepan sobre suministros, sobre apoyo a damnificados, ellos se manifestarían. Porque bien saben (aunque no lo quieran admitir), que a la hora de una crisis nadie necesita que seas experto, necesitan que AYUDÉS. Muchos chavalos que salieron a las calles a dar la vida, no sabían nada de política o sabían poco. Pero no se necesita ser político para tener una posición MORAL. Para denunciar corrupción, atropellos, malversación de fondos.
YO: Para hacer un mejor país no se necesita expertos en política, se necesitan ciudadanos comprometidos.
ELLA: El problema con algunas “figuras públicas” es que están más comprometidos con ellos mismos que con su país. Y por eso se quedan callados, o peor aún, unos cuantos le siguen el juego a la dictadura. Algunas figuras públicas parece que no lo saben, pero hay decenas de miles de personas que han sacrificado su trabajo, su estabilidad, su seguridad y en algunos casos, su vida, para que podamos vivir en una democracia y en un país donde se respeten nuestros derechos. Gente que no esperaba nada a cambio más que un mejor país. Y a la hora de que algunos influencers hagan aunque sea el mínimo sacrificio de denunciar, de usar sus redes para exponer las injusticias (lo cual no les cuesta más que dar un RT o compartir un post), no lo hacen. Uno podría fácilmente escudarse en que no tiene la obligación de hacer nada. Pero sería el mismo triste argumento de que si no tengo la obligación de ayudar, entonces no ayudaré.
YO: ¿Y si les afectara a ellos? ¿Si le tocaran a algún familiar? ¿Se quedarían callados?
ELLA: Si tuvieran a un familiar preso o muerto por salir a manifestarse, no solamente denunciarían, sino que esperarían que los demás nos solidaricemos haciendo eco de sus denuncias. Pero ese es el problema, mientras no les afecte, no moverán ni un dedo para un RT o compartir una publicación. Yo desde hace algunos meses me puse a pensar, ¿Quiénes de mis contactos (incluyendo influencers) alzarían la voz si a mí me hubiesen metido presa? A los pocos segundos ya tenía algunos nombres de gente que se hubiese quedado callada. A esa gente la saqué totalmente de mi vida. Porque o se están beneficiando de este régimen, o son demasiado cobardes como para denunciar.
YO: Imaginate que esta Navidad, hay casi 200 personas que la pasarán injustamente en una celda. Sin contar la enorme cantidad de atrocidades y violaciones a los derechos humanos que ha hecho este gobierno. ¿Cómo es posible que algunos no digan una sóla palabra?
ELLA: Indiferencia. Ojalá muchas de estas figuras recuerden la importancia de la empatía, sobretodo en estas fiestas. Todos queremos publicar lo que queramos sin miedo a que nos caigan y nos comenten groserías. Claro. Pero que no olviden que los presos políticos quisieran poder pasar la Navidad con su familia y no en una celda sucia y fría.
YO: Igual, todos queremos salir a la calle y manifestarnos sin miedo a que llegue la policía a golpearnos o a meternos presos.
ELLA: Todos queremos. Pero si no todos hacemos, tendremos que aguantar seguir en un país que cada día va camino a una peor versión de sí mismo. Quienes ignoren eso, lo están permitiendo. Y quienes lo defiendan, lo están alimentando. Así de sencillo.