En pantalla

Las mejores películas (que vi en el cine) en 2016

En la lista de los mejores largometrajes de ficción: Carol, Brooklyn e Ixcanul

     

Ha llegado el agridulce rito que marca el fin del año: tratar de hacer sentido de las películas que desfilaron ante mis ojos. No es fácil. Como crítico y cinéfilo, vivo suspendido entre el pasado y el futuro, pendiente de clásicos restaurados y estrenos por venir. La nueva época de gloria de la televisión hace el proceso aún más difícil. Hay tanto…contenido…luchando por nuestro tiempo y atención. ¿Cómo decidir qué es lo mejor? La multiplicidad de los canales de distribución agrega otro grado de complejidad. Cada quien vive en su propia burbuja, mirando lo que le gusta. Al cierre de esta edición, pude contabilizar haber visto 132 películas en el 2016, muchas de ellas a través de plataformas de streaming. Es un número pírrico, comparado al de colegas en otros países que pueden dedicarse tiempo completo a la crítica.

En este afortunado caos, los astringentes parámetros de estas listas resultan reconfortantes. Me concentraré únicamente en películas recientes, estrenadas en cines de Nicaragua durante el año calendario 2016. Los cines siguen siendo punto de reunión y espacios para una experiencia común. Los distribuidores y teatros locales han hecho esfuerzos por diversificar su oferta. Al acercarse la ceremonia del Óscar, por primera vez en muchos años, todas las nominadas a Mejor Película habían sido estrenadas en el cine.

No fue fácil definir a los integrantes de esta lista. De hecho, hice un poco de trampa. Me fui más allá de la decena. En un par de ordinales, acomodo más de un título con justificaciones conceptuales. No lo tome a mal. Solo quiero destacar buenas películas que quizás pasó por alto durante su estreno. Me alegra ver que sin hacer un esfuerzo consciente, es una lista relativamente diversa. Tengo dos filmes dirigidos por mujeres, dos hablados en español, vehículos de estrella made in Hollywood y modestas producciones independientes. No pude incluir producciones nacionales, pero sí un extraordinario filme guatemalteco. ¿Acaso no somos todos hermanos? Las mejores películas que vi en el cine durante este año son:

1. L’AVENIR (Mia Hansen Love, 2016)

La joya del Tour de Cine Francés es un drama íntimo, que observa de cerca cómo una mujer de mediana edad enfrenta cambios irreversibles en su vida: un matrimonio que acaba, una madre que muere, un trabajo que se desvanece. Son cosas que pueden pasarle a cualquiera. Lo extraordinario es el tono moderado y compasivo de la directora Mia Hansen Love, apoyada en el extraordinario talento de la actriz Isabelle Huppert. Alrededor del mundo, “El Porvenir” está topando las listas de lo mejor del año. Por muy buenas razones.

2. BROOKLYN (John Crowley, 2015)

Cualquier ejercicio de ficción se queda corto frente a los dramas migratorios de la vida real: la ola de refugiados sirios ante la resistencia de Occidente; cubanos, haitianos y africanos enfrentando un cerco despiadado en Nicaragua; Trump prometiendo un muro que separe a EE.UU. de México. En comparación, la ficción de esta película inglesa parece un paseo en el parque. Eilis (Saorsie Ronan) es una joven irlandesa que migra a Nueva York en los años 50. No tiene que eludir a la “migra”. Vive en una acogedora casa de huéspedes, trabaja en una tienda por departamentos. Eventualmente, debe decidir entre dos pretendientes, uno en el nuevo mundo, otro en el país que dejó atrás. La falta de adversidades externas permite concentrar el drama en el problema de la identidad, y cómo la decisión de dónde  construir una vida moldea al ser.

3. CAROL (Todd Haynes, 2015)

Todd Haynes adapta una novela de Patricia Highsmith. En el Nueva York invernal de los años 50, la joven Therese Belivet (Rooney Mara) se sorprende a sí misma enfrascándose en un romance con Carol Adair (Cate Blanchett), sofisticada dama de sociedad que apenas puede mantener su fachada de “normalidad”. Esta radiografía de una relación asediada opera en tantos niveles que quita el aliento: es el retrato de una época, documenta las diferencias generacionales que distinguen a las amantes, toma nota de cómo la represión y la homofobia envenenan a todos por igual. Haynes observa la fuerza telúrica que pueden tener momentos mundanos. Un hombre puede interrumpir casualmente una conversación. Y el gesto sintetiza toda la fuerza opresiva de la sociedad machista, homofóbica y heteronormativa.

4. CREED (Ryan Coogler, 2015) y “QUEEN OF KATWE” (Mira Nair, 2016)

El cine inspirativo comercial como vehículo de conmovedora denuncia social. Una improbable secuela de la franquicia de “Rocky”, originada por Sylvester Stallone, se convierte en un impactante documento de resistencia negra ante la adversidad. En el otro extremo, la directora india Mira Nair dramatiza una historia de la vida real bajo la insignia del cine “familiar” de los estudios Disney. Pero el tío Walt nunca hubiera soñado con hacer una película basada en la historia de una niña prodigio del ajedrez, procedente de los asentamientos de Uganda. La pobreza extrema nunca había sido retratada con tanta contundencia en un producto de Hollywood. Bellamente actuada por Lupita Nyong’o y David Oyelowo.

5. IXCANUL (Jayro Bustamante, 2015)

Tomando lecciones de la nueva ola rumana y el “cine lento”, el cineasta guatemalteco Jayro Bustamante crea una compleja película que funciona como documento etnográfico, mito romántico y denuncia del racismo fundamental de América Latina. Pero no hay sentimentalismo en su mirada. Las represivas tradiciones indígenas contribuyen tanto como la explotación del hombre blanco en el martirio de la joven kaqchikel María (María Teresa Coroy). Seducida, embarazada y abandonada, ella solo puede observar a la cámara buscando nuestra empatía.

6. JULIETA (Pedro Almodóvar, 2016)

El maestro español se inspira en relatos de Alice Munro, para establecer los parámetros de este hermoso melodrama sobre una madre desgarrada por la muerte de su amante y el abandono de su hija. Emma Suárez y Adriana Ugarte encarnan a Julieta en el presente y el pasado, construyendo a cuatro manos un personaje complejo y real. Hay momentos de delirante lirismo – la larga secuencia del tren tiene sitio seguro entre las escenas antológicas del director – La dependencia emocional nunca había sido retratada con tanta belleza.

7. KUBO AND THE TWO STRINGS (Travis Knight, 2016)

El estudio independiente Laika supera a Disney y Pixar con esta fábula mítica, nutrida por la cultura japonesa. Kubo es un niño con el don de la palabra, luchando a punta de contar historias con los fantasmas de sus antepasados divinos y humanos. La animación stop motion usa el origami como elemento estilístico clave, creando uno de los filmes más hermosos que jamás se hayan visto.

8. SULLY (Clint Eastwood, 2016)

La hazaña del piloto de aviación Chesley Sullerberger es tan dramática, que llevarla al cine es un desafío pedestre. El 15 de enero del 2009,“Sully” aterrizó en el río Hudson después de quedarse sin motores, sin perder ni un solo pasajero. En lugar de recrearla linealmente, Eastwood se adentra en la psiquis del héroe, asediado por dudas durante el proceso de investigación emprendido por las autoridades de Aeronáutica Civil. Poco a poco, reconstruye su convicción personal gradualmente, al reconocer su proeza

9. SPOTLIGHT (Tom McCarthy), 2016) & THE BIG SHORT (Adam McKay, 2015)

Frente a grandes injusticias, grupos de personas unen esfuerzos para alcanzar alguna medida de justicia. El drama de los periodistas que investigan los abusos de sacerdotes en Boston, y la comedia de los financieros que se enriquecen vaticinando la explosión de la burbuja inmobiliaria esconden una trayectoria similar. En claves diametralmente opuestas, celebran la decencia y el trabajo duro.

10. THE VVITCH (Robert Eggers, 2016)

Una familia de granjeros, en los Estados Unidos de la era colonial, es expulsada de su comunidad por su intransigencia religiosa. Literalmente a la mano de Dios, tratan de subsistir solos en el campo, a la sombra de un siniestro bosque que sirve de hogar a una bruja. O dos. O tres. El mal existe en realidad, y secuestra a un bebé como primera mansalva en una campaña de división y conquista. No hay nada más aterrador que el lado oscuro de la fe, en esta siniestra fábula feminista. No volverá a ver a las cabras con tranquilidad.

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