Blogs
Los jóvenes también cometen ciertos errores financieros, que se pueden evitar. Leé estos consejos de Elaine Miranda sobre cómo no caer en estos
Con educación financiera nuestra vida entera puede cambiar. Sin ella, estamos condenados a repetir los mismos errores financieros que han cometido las generaciones anteriores a nosotros.
Lo que es peor: con el desarrollo de la banca, las fintech y la evolución de los productos financieros, cada vez tenemos más posibilidades de tomar el camino erróneo… o el adecuado.
Este artículo es especial para jóvenes: aquellos en sus 20´s, que están comenzando su vida laboral y empezando a ganar su propio dinero. Estos son los 9 errores financieros más comunes que solemos cometer en esa primera década tan importante… ¡para que no te pase a vos!
9 Errores Financieros Comunes:
Si vos te vas dentro del saco, es momento de ponerle orden a tu relajito financiero.
Gastar como que no hay mañana. Sobre todo cuando acabás de empezar a trabajar y comenzás a recibir tus primeros salarios, lo más probable es que no resistás la tentación de acabarte cada centavo antes de que terminar la quincena. Y lo peor, en cosas que no necesitás. Conclusión: el mañana SI existe, dejá también unos cuantos centavos para tu futuro yo.
No saber usar tarjetas de crédito. Te ofrecen una: la aceptás. Un mes después te ofrecen otra, ¿por qué no? Cosas como el monto límite, la fecha de pago y las tasas de interés no forman parte de los conocimientos que tenés al día, pero ¡ay qué bonito se siente salir con los amigos y sacar tu flamante tarjeta de crédito para pagar! Conclusión: si la vas a tener, aprendé a usarla.
Pagar de más en hospedaje. Si todavía vivís con tus papás, te libraste de ésta y espero que por lo menos ayudés con algunos gastos de la casa. Cuando los jóvenes abren sus alas para volar lejos del nido, es común que gasten demasiado en su casa, ya sea que alquilen o compren y están pagando una hipoteca, quieren vivir igualito que como con la familia y se mudan a lugares que están por encima de sus posibilidades. Conclusión: no vivás en una casa que no podés pagar.
Tener un hueco en la cartera. Que es lo mismo que “no presupuestar”. Ya debo parecer disco descompuesto con la misma cantaleta, pero si no hacés un presupuesto y llevás un control de todos y cada uno de tus gastos (esto quiere decir desde el transporte hasta la gaseosa de la tarde), vas a vivir con el sentimiento de que simplemente no sabés a dónde se va tu dinero cada mes y no vas a poder dirigir tus ingresos hacia las cosas que más te importan. Conclusión: ya sea con una App en tu moderno Smartphone, una hoja de Excel (como yo) o una simple libretita que andés con vos, empezá por registrar tus gastos.
No contar los gastos hormiga. Aunque este punto se relaciona mucho con el anterior, lo cierto es que sé de jóvenes que se ponen a sacar sus cálculos de presupuesto y a registrar uno que otro gasto, pero lo hacen solo con los que consideran importantes (es decir grandes) y se les olvida que los gastos pequeños son de los agujeros financieros más grandes que tenemos. Empezá a sacar cuenta de lo que gastás en chicle, café, cigarros y gaseosa al mes y creeme que te vas a asustar. Conclusión: los gastos hormiga se roban tu pastel, ¡incluilos también!
Actuar como que esas cosas les pasan a otros. Las emergencias, los despidos, los choques, las enfermedades y demás no sólo le pasan al primo del amigo, también te pueden pasar a vos. Como jóvenes solemos ver las catástrofes y los días lluviosos como cosas lejanas con las que no logramos identificarnos, pero una emergencia le pasa a cualquiera y eso te incluye a vos. Conclusión: es necesario tener un colchón listo –preferiblemente en el banco y no debajo en tu cama- para que un mal rato no se convierta en una deuda de años.
Cargos bancarios. Ya sea que fuiste a sacar dinero a un cajero que no es de tu banco, pediste un adelanto de salario porque la quincena no te alcanzó, se te fue la onda y no pagaste a tiempo tu tarjeta de crédito, o sacaste mal los cálculos y retiraste más dinero del que debías, terminaste pagando –por no decir regalando- una comisión al banco. Conclusión: todos esos pequeños gastos también cuentan y con un poco de orden podés evitar gastar de más.
No invertir en vos. Ya pasaste por la Universidad, sacaste tu carrera, tenés tu título enmarcado y colgando en tu casa… para qué seguir estudiando, ¿correcto? No. Incorrecto. La mejor inversión que podés hacer es en vos mismo y si hay algo que nadie te puede quitar es la educación recibida. Seguir aprendiendo es el primer paso para un largo camino de superación personal y profesional. No lo veás como un gasto, es una inversión. Conclusión: la vida no acaba después de la Universidad, continuá formándote, sacá una especialidad, una maestría, un idioma, o un curso de algo que te guste.
No planear para el futuro. Soy joven hoy, mañana y siempre. ¿El futuro? En el futuro también voy a ser joven. Pues no, lastimosamente las cosas no funcionan así y va a llegar un momento en el que tendrás que comprar casa, quizás tener hijos y enviarlos al colegio, y de segurito segurito, te vas a retirar porque ninguna empresa te va a tener ahí para toda la vida. Esos años dorados son para que disfrutés, no para que sufrás angustias ni penas. Conclusión: De cada córdoba que ganés, separá 10 centavos para tu viejito interno.
Y ahí lo tienen. Mi lista de los 9 errores financieros más comunes que he visto a los jóvenes, por ahí de los 20s, cometer.
Por supuesto, esto no quiere decir que todos vayamos por ese camino o que no existan otros errorcillos por ahí que otras personas estén cometiendo.
¿Y vos? ¿Cuáles son los errores financieros que te has dado cuenta que cometés en el día a día? ¿Qué otros errores podrías agregar a esta lista?