Estilo

Unos niños toman un baño en una fuente localizada al final de la calle La Calzada. Disfrutan del agua, un pequeño escape a las altas temperaturas que cocinan esta ciudad colonial. Esta fuente es su única oportunidad de tomar un baño, porque no tienen hogar. La imagen llamó la atención de un dúo de jóvenes que, cámara en mano, congelaron en una imagen la felicidad de los pequeños.

Un proyecto iniciado por una asignación académica se ha convertido en un puente para retratar a los nicaragüenses y sus historias. Inspirado en Humans of New York –una iniciativa creada en la red social Instagram para capturar el día a día de los neoyorquinos–, Nicagrafía tiene como propósito darle una voz a aquellos que nadie escucha. Con sus fotos y entrevistas han expuesto la vida de vendedores ambulantes, bomberos, indigentes, extranjeros y personajes pintorescos que a veces quedan en el olvido.

Creado por Ana Lorena Sequeira Solórzano, de 19 años, estudiante de Marketing en la Universidad Centroamericana (UCA), y con la colaboración de José Abimael Acebedo, de 17 años, estudiante de Comunicación Social, Nicagrafía se ha extendido por la necesidad de sus autores por contar lo que nadie se atreve a mostrar.

Estos estudiantes aseguran que muchas de sus historias los han marcado. Una de ellas es la de una guarda de seguridad que alguna vez fue maestra de primaria, pero por un accidente que la incapacitó tuvo que renunciar a su pasión y buscar un nuevo trabajo para alimentar a su familia.

Sequeira, aunque estudia Marketing, desarrolló su pasión por la fotografía desde muy pequeña. Siempre tuvo en mente crear un trabajo fotográfico en el que pudiera exponer la realidad de la gente del país. Al entrar en febrero de este año a una clase optativa de fotografía que imparte la UCA –donde conoció a Acebedo–, vio la oportunidad perfecta para hacer realidad su proyecto y salir a las calles a contar historias.

Uno de sus objetivos es provocar empatía en los nicaragüenses. Entre sus metas futuras se encuentran cubrir todos los rincones de Nicaragua, ya que hasta la fecha solo han retratado gente de Managua, Masaya, Granada, Somoto, Matagalpa y Estelí.

Otra experiencia que este dúo de fotógrafos recuerda, sucedió en Masaya, donde posaron el lente en una señora que vendía artesanías, pero que al momento de entrevistarla se quitó una máscara y resultó ser un hombre. Sucesos como este, dicen, los han hecho comprender que todos en la calle ocultan algo y es su misión sacar a relucir esas historias.

Al principio, Ana solo fotografiaba gente de Managua, Granada y Masaya. Eso la desanimó, hasta que llegó Abimael. Él hizo que el proyecto se lograra expandir al norte del país. Entró al grupo al ver el impacto que Nicargrafía provocaba en las redes sociales y la oportunidad que tendría para sensibilizar a los demás acerca de la realidad nicaragüense.

Nicagrafía ha salido adelante por el apoyo de los familiares y amigos de los jóvenes. Fueron estos los que los impulsaron a crear las redes sociales del proyecto. Ana y Abimael explican que la inseguridad que se vive en el país no los ha parado, ya que se apoyan sus padres los acompañan a los lugares donde toman las fotos.

Todas las entrevistas son diferentes. Y también los personajes. Su filosofía de trabajo es que todas las personas tienen algo que contar y no van a descansar hasta retratarlas. En el futuro quieren aumentar el número de colaboradores que se lancen a capturar historias que trasmitan la realidad nicaragüense.

“Nicagrafía me ha marcado la vida y espero que a los demás internautas también para reflejar que hay personas al rededor tuyo que sienten, que sufren y que luchan”, dijo Abimael.

Para ver más del trabajo de estos jóvenes podés visitar su página en Facebook y seguirlos en Instagram.