En cinco meses, Loudwing Aldair logró producir las cinco canciones que componen su miniálbum titulado “Mirages”. Lo hizo solo, en su cuarto, armado de una computadora, una interfaz de audio y los instrumentos musicales.
“Lo más difícil fue lograr un sonido que yo considerara de calidad, en base a los equipos que estaba utilizando y, sin duda, lo que más tiempo me tomó fue mezclar las canciones. Inicialmente eran siete, pero descarté dos porque no me sentía a gusto con todas las mezclas que les hice”, cuenta.
Loudwing, quien es estudiante de diseño gráfico, inició en la música desde niño. Su amor por la música, confiesa, le vino de sus padres, pues como tenían un bar, él creció oyendo música rock, pop y otros géneros. Así fue que pronto decidió aprender a tocar guitarra y después siguió con el bajo, el piano y la batería.
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“A lo largo de los años he formado parte de varias bandas (como Souvenir) y eso me han ayudado a crecer musicalmente, siendo esto, el punto de partida para crear mi propia música. Mi EP (Extended Play, como se le conoce a este tipo de álbum musical) es un viaje de introspección personal, cada una de las canciones representa un estado de ánimo que yo he vivido”, explica.
El miniálbum Mirages fue publicado a principios de marzo en las plataformas de Spotify, Apple Music y YouTube. Y poco a poco a causado reacciones positivas entre quienes lo escuchan.
“El apoyo de mi familia y amigos ha sido increíble, no tenía ninguna expectativa al respecto, pero me sorprendió ver que a varias personas les gustó el resultado. Siento que mi EP posee un sonido que se ve muy poco en la escena nacional y la aceptación por parte de la gente me ha abierto la mente para seguir compartiendo mi arte”, dice el músico, Loudwing Aldair.
La autogestión musical detrás de Mirages
Hacer música en Nicaragua no es una carrera fácil, Loudwing lo sabe. Por eso desde hace un tiempo venía planeando aventurarse a grabar su álbum el mismo. Sabía que tenía los recursos básicos para iniciar y que para divulgarlo internet sería su aliado. Así que un día se decidió y comenzó a componer.
“Yo siempre quise crear mi propia música y compartirla, pero siempre pasaba algo fuera de mi alcance que me lo impedía. De igual manera, no me sentía cómodo con lo que estaba haciendo, entonces decidí aprender a producir por mi cuenta. Y creo que cuando uno se autoproduce, es cuando más real suena la música, porque no tenés a nadie que te diga qué hacer y las ideas pueden fluir sin presión alguna y esa fue mi parte favorita de producir”, confiesa Loudwing Aldair.
Sin embargo, lamenta que el talento nacional pocas veces es valorado, pues la población suele preferir a las producciones de otros países. Pero, aunque el camino que recorren los músicos nicaragüenses está lleno de baches, está convencido que por proyectos como el suyo, vale la pena seguir intentando.