En pantalla
“I Care a Lot” aspira a invocar el tono a las comedias más negras de los hermanos Coen, particularmente “Intolerable Cruelty” (2003) y “Burn After Reading”
Rosamund Pike vuelve a convertir la psicosis en una virtud en “I Care a Lot”, una comedia negra que no termina de comprometerse con la amoralidad.
Marla Grayson (Pike) es una guardiana profesional. Sus clientes son jubilados que identifica legalmente como “incapaces”, aunque no lo sean. En complicidad con médicos, consigue que un juez le asigne a ella la potestad sobre el cuido de sus bienes y su persona. Recluye a los viejos en una casa de retiro, y procede a enajenar sus haberes con abandono. Esto puede ocurrir incluso cuando tienen familia. Increíblemente, este es un problema real. Una historia publicada en la revista The New Yorker, en octubre de 2017, retrata vívidamente cómo funcionaba la estafa en Las Vegas, donde un tecnicismo legal de la legislatura de Nevada abría la puerta a abusos de este tipo.
La película no está basada en ese artículo, y se encuadra firmemente en el marco de la ficción. En algún momento, habría tenido el potencial de ser una aguda sátira social, pero renuncia a ese curso para celebrar a una personalidad límite. Observa a su protagonista como las películas de Marvel contemplan a sus superhéroes, regodeándose en sus proezas. Y nosotros, con ella.
La pared de la oficina de Marla está adornada con las fotos de decenas de “protegidos”, y no puede darse el lujo de tener espacios en blanco. Su estilo de vida materialista demanda un flujo constante de dinero. Por eso, siempre se encuentra a la caza de más víctimas. Después de un prólogo que define los parámetros de su ‘modus operandi’, apunta a Jennifer Peterson (Diane Weist), una banquera retirada, dueña de su casa y sin ningún pariente. Es una “cereza”, lista para ser devorada. En realidad, es mejor de lo que ella cree: en una bóveda de banco, la alegre estafadora encuentra una fortuna en diamantes. También es peor: detrás de esas joyas, viene la mafia rusa.
El director J Blakeson está más interesado en las posibilidades picarescas del material, que en denunciar la codicia criminal en un plano más realista. Marla está codificada como la quintaesencia del sueño americano en clave patológica. Desde su narrativa en primera persona hasta la falta de cuestionamiento a su conducta, la película está firmemente a su lado. Cuando el sujeto detrás de Peterson se revela como Roman Luyoj (Peter Dinklage), el mafioso y la arpía se enfrascan en un duelo de iguales. Que el hombre sea el villano es accidental. Los roles son casi intercambiables entre sí. Por eso, el desenlace, un intento de última hora por recuperar algo de estatura moral, cierra en una nota discordante.
La celebración de la codicia trae ecos de la sociedad norteamericana en los 80. Entre la estética de luces de neón y la omnipresente música de sintetizador, podrían perdonarnos por pensar que la acción tiene lugar en esa época. En realidad, es más bien intemporal. “I Care a Lot” aspira a invocar el tono a las comedias más negras de los hermanos Coen, particularmente “Intolerable Cruelty” (2003) y “Burn After Reading” (2008), pero está demasiado encantada con las maquinaciones de Marla, su astucia y su ambición, como para preocuparse por infundir algo de humanidad y empatía en el material. La película solo quiere contar un cuento, y desperdicia su potencial.
Pike es una presencia magnética, y su deliciosa actuación recuerda a la esposa fugitiva de “Gone Girl” (David Fincher, 2014). Pero en esa comparación, “I Care a Lot” sale perdiendo. Ese ‘thriller’ tenía mucho qué decir sobe la guerra de los sexos en el contexto del matrimonio, y de rebote, la vida moderna bajo el escrutinio de los medios y las redes. La nueva película de Netflix es solo una anécdota, superficial y aleccionadora.
A pesar de esto, tiene que verla. Pike se ve relajada, después de trabajar en dos reverentes miradas a mujeres ilustres: la periodista Marie Colvin en “A Private War” (Matthew Heineman, 2018), y Marie Curie en “Radioactive” (Marjane Satrapi, 2019). También disfrutará mucho con Weist y Chris Messina, como un ostentoso abogado mafioso. Son estrellas de reparto en el mejor sentido de la expresión: establecen una presencia sustancial, y le hincan el diente a al menos una escena memorable. Eiza González (Baby Driver) es cómplice y compañera romántica, pero el guion no puede hacer más que convertirla en un accesorio.
“I Care a Lot”
(Descuida, Yo te cuido)
Dirección: J Blakeson
Duración: 1 hora, 58 minutos
Clasificación: *** (Buena)
*Disponible en Netflix