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Sin duda, las cervezas artesanales que tenemos en Nicaragua no tienen que envidiar nada a nivel internacional.
La semana pasada, Biergarten celebró un festival en el que la mayoría de las casas artesanales nicas estuvieron presentes (más una extranjera). Un concierto de artesanales que coloca a Nicaragua entre las cumbres del boom artesanal en Centroamérica.
Aunque todavía no tienen la relevancia que deberían tener, los festivales artesanales de cerveza en Nicaragua son señal inequívoca de que esta tendencia, lejos de disiparse, ha sentado sólidas bases en el país.
No lo digo por la cantidad de pequeñas compañías que han proliferado desde 2004, cuando un curioso microbiólogo comenzó a cocinar y a impulsar en el monolítico mercado nacional de la cerveza la Moropotente. Lo digo porque la calidad de las artesanales alcanza estándares de refinamiento internacionales.
En el ambiente cervecero artesanal, los maestros cerveceros suelen coincidir en que sus joyas de la corona son las IPA (India Pale Ale), un estilo muy fuerte en alcohol y lúpulo; digo yo que cerveza de leñador. No es de mucho agrado en estas latitudes por sus propiedades, pero el sábado pasado en Biergarten probé una IPA que puede servir como trampolín para las IPA más fortachonas. Con orgullo, la maestra cervecera y propietaria de Cervecera Artesanal Nicaragüense, Karen Tijerino, me explicó que esta IPA era una edición limitada para el evento.
Cervecera Artesanal Nicaragüense produce dos marcas: Tabú (con enfoque femenino) y la Carreta Nagua. Realmente, fueron las cervezas que más me llamaron la atención esa noche. Tienen una weissbier (la Trigueña) muy vivaz, que combina en su cuerpo cremosidad e incisivas notas cítricas.
Volviendo a la IPA edición limitada, esta es una de las ventajas que dan los festivales artesanales. Probar no solo distintos estilos, sino los sabores que los maestros cerveceros infunden a los estilos, ya sea agregando frutas, hierbas o lo que la creatividad les proponga. La cerveza artesanal, en muchas partes del mundo, es un modo de vivir y de hacer arte.
En su casa de habitación en Ticuantepe, Falk Erdmanns produce su propia marca, una de las más elaboradas del mercado local. Es la cerveza, entre las artesanales nicas, que tiene el proceso más menestral. Pese a la variedad que tuvo el festival de Biergarten, la concurrencia no fue nutrida. Una falla no de los organizadores, sino del público que debe aprender a apreciar lo distinto y la calidad.
En Seattle nacieron Amazon, Microsoft y las Microbrewery (en español la microcervecería), una tendencia que sin duda inspiró en este lado de América el boom de la cerveza artesanal. En los últimos años, los maestros cerveceros caseros han competido contra gigantes industriales y paladares anclados al estilo lager en la región.
Pese a ello, no solo han roto el mono-sabor, sino que la pasión con que crean las fórmulas y cocinan las cervezas, es una de las respuestas que los une a todos en Nicaragua, y explica la calidad de los productos finales. No me gusta ser rotundo, porque para serlo hay que conocer a fondo de lo que se habla a cabalidad… pero en los últimos años he estado en cuatro países centroamericanos y constado que –quizá– solo Panamá tiene una oferta tan amplia de artesanales propias. Muy cerca –otra vez quizá– o a la misma altura está Nicaragua.
En Panamá encontramos compañías artesanales más avanzadas en el sentido que sus cocinas las han vuelto pubs. Pasa con la Rana Dorada, una artesanal en cuyo stock encontramos cinco estilos permanentes; notables son la blanche y la IPA. En los mismos pasos anda La Cadejo en El Salvador, una de las cervecerías con el branding más juguetón que he visto, y que también se lo imprimen a sus fórmulas. Cadejo no deja de crear nuevos estilos y tiene un bar sensacional en Santa Tecla, donde sirven las cervezas frescas.
Ya se va octubre, el mes del Oktoberfest, una excusa ideal para probar la tabla periódica de la cerveza. Este viernes puede pedir #OtraPorFavor en el bar La Estación. Moropotente lleva festival y nuevas creaciones: “Mala Hierba” a base de jengibre; Cabrona con chile (Cadejo tiene una así pero no la envasa); y la “Maga”, una premium lager.
Sin duda, las cervezas artesanales que tenemos en Nicaragua no tienen que envidiar nada a nivel internacional. Esperemos que estas cocinas sigan con este buen y apasionado arte de la cerveza. ¡Salud!