Nuestro Instituto de Investigaciones y Estudios Tributarios (INIET) quiso elevar su voz exaltando el martirio de los estudiantes y el dolor de sus madres, pero de manera tantito diferente. Entonces el director se propuso garabatear algo, que de poético tal vez no tiene nada, pero de ardiente y enfurecido exclama: ¡Juramos honrar su heroísmo!
Poco antes del amanecer
A los estudiantes,
¡resurrección alzada!
I
El cinismo reina
en acerados tronos
y el abrazo transparente
mudó de vecindario.
El honor de la palabra
agoniza en el oprobio
y la justicia sin venda
ni balanza habita alcantarillas.
¿Será posible rescatar con vida
dignidades y utopía?
II
Traficantes de principios
negocian patrias,
mancillan honras y devoran causas.
Adustos y catrines engolados,
salteadores maquillados.
La bandera es taparrabo
y el billete fiel mortaja.
¿Carceleros o tahúres?
¿Qué más da? Odiosa impunidad,
hiede tu oronda carcajada.
III
Escapulario en mano,
el sanedrín de fusilamiento
hace añicos el cristal
de las bondades.
Ilusiones, alegría, tolerancia
y caridad, ¡todas condenadas!
Frente al paredón del joven,
en zafarrancho y bandoleras,
marchan los vampiros
disparando sangre y abortando sueños.
IV
¡Solidaridad, tesoro mío!,
¿qué te hiciste?
¿Será cierto que anda penando
el General Sandino?
Fraternidad, amada mía, ¿dónde huiste?
¿Caerá el prócer nuevamente hecho jirones?
¡Por el amor de Dios, cítaras darianas!
¡No vacilen! ¡No demoren!
¡Alumbren cataclismos!
¡Presagien alboradas!