El anuncio de las nominaciones al Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood fue un evento histórico, y no solo para el cine mexicano. Las diez nominaciones de “Roma” marcan la conquista de Hollywood por parte de Netflix.
La compañía fundada por Reed Hastings, en 1997, empezó como una especie de videoclub por correo. Por una mensualidad de 15.99 dólares, el usuario podía ver todas las películas que el tiempo libre y la velocidad del correo permitiera. El suscriptor podía mantener cuatro DVD en su poder. Al recibir uno de vuelta, Netflix te enviaba el siguiente en la lista que mantenías en su sitio web. Sin multas ni plazos de entrega. La fórmula funcionó tan bien, que sepultó a los negocios tradicionales de renta de video, incluyendo a grandes cadenas como Blockbuster. Cuando los proveedores de internet expandieron su servicio e incrementaron el ancho de banda, Netflix abandonó sus emblemáticos sobres rojos, y pasó a la distribución electrónica vía web. El mercado del DVD se contrajo, y ahora sobrevive gracias al nicho de los coleccionistas.
El colapso de estos canales de ingreso alarmó a Hollywood, que ya notaba cómo más gente se quedaba en casa, viendo filmes de meses atrás, en lugar de desplazarse hacia los cines para ver el estreno del fin de semana.
La tensión escaló cuando la compañía anunció su incursión en la producción de películas originales. Al principio, compraban los derechos de producciones independientes. Ese fue el caso de “Beasts of No Nation” (2015), un brutal drama sobre los niños soldados de África. Era el tipo de películas que hacía las rondas en los festivales y apelaba a conquistar óscares. Tenía alto perfil gracias al protagonismo del actor británico Idris Elba, a la vez que contaba con la dirección de Cary Joji Fukunaga, inmediatamente después del inusitado éxito de l primera temporada de la serie de HBO, “True Detective”.
Era la primera vez que Netflix salía a cortejar el Óscar. Estrenó la película en algunos cines para cumplir con los requisitos de la Academia, pero ninguna de las grandes cadenas quiso programarla. A la hora de las nominaciones, se fue con las manos vacías. Sin amilanarse, empezó a comportarse como un estudio, financiando todo tipo de películas, incluyendo ambiciosos proyectos de cineastas respetados.
El siguiente duelo tuvo lugar en el Festival de Cannes de 2017, cuando dos de sus originales fueron incluidos en la selección oficial. La sátira social “Okja”, de Joon-ho Bong, y “The Meyerowitz Stories (New & Selected)”, de Noah Baumbach, eran dignas candidatas a la Palma de Oro. Pero la industria francesa es aún más celosa a la hora de proteger las ventanas de distribución que separan el estreno teatral de la distribución casera. En Estados Unidos, se maneja informalmente por los estudios. Desde el nacimiento del VHS hasta nuestros días, el plazo ha cambiado de dos años a tres meses. En Francia, existe una ley que la mantiene en tres años. La asociación de distribuidores teatrales amenazó con un boicot. Pedro Almodóvar, presidente del jurado ese año, declaró que jamás le daría un premio a un filme que no se estrenara en cines. Cuando el logo de Netflix apareció en la pantalla, el público abucheó.
Tarde o temprano, Netflix produciría un filme tan bueno, que todas las reservas caerían a su paso. Y Hollywood le allanó el camino. Ningún estudio quiso financiar los 15 millones de dólares que costaría “Roma”. Aún a ese precio, una película de época, escenificada en México, filmada en blanco y negro y dedicada al predicamento de una humilde servidora doméstica, suena como una propuesta arriesgada en la era del superhéroe. Alfonso Cuarón venía del éxito de “Gravedad” (2013), que le dio a Warner Bros. más de 700 millones de dólares en taquilla global y siete óscares. Merecía la indulgencia, pero solo Netflix sacó la chequera.
En la era de las apuestas seguras, los talentos gravitan hacia los que están dispuestos a correr riesgos. Además de las diez nominaciones de “Roma”, Netflix consiguió otras tres gracias a “The Balad of Buster Scruggs” (Joe & Ethan Coen, 2018). Y ya tiene pasaporte para el Óscar del próximo año. A finales de 2019, se estrenará “The Irishman”, la nueva épica criminal de Martin Scorsese, reuniéndose con su actor favorito, Robert De Niro.
La edición 91 de la entrega de los premios Óscar se realiza el domingo 24 de febrero.