Cultura

¿Por qué hay personas que son lectores de por vida?
por qué hay gente que lee libros
La personalidad y el ambiente puede definir a un lector de toda la vida.

Investigaciones apuntan la existencia de factores que definen a un lector para todo la vida: desde el hogar, hasta la geografía.

Hay personas que leen por placer y otras por obligación. Las primeras disfrutan de la experiencia inmersiva que conlleva tomar un libro, mientras que el segundo grupo no suele encontrar gratificación en ello, sino en otras actividades. Pero, ¿qué los diferencia?, ¿por qué hay personas destinadas a ser lectores durante toda su vida y otras no? Un estudio explica por qué hay lectores de por vida.

Todo indica que uno de los factores más importantes está en el hogar y en la cultura de lectura de los padres. Un artículo publicado en The Atlantic explica que las circunstancias que forjan a los lectores son “predecibles”. Cuanto más educación tenga el núcleo familiar de una persona, mayor serán las probabilidades de sentir placer por este hábito. No obstante, esto no garantiza nada, pues se mezclan otras características relacionadas incluso con la personalidad. “Los introvertidos parecen ser un poco más propensos a leer mucho en el tiempo libre”, dijo Daniel Willingham, profesor de psicología en la Universidad de Virginia a The Atlantic.

Wendy Griswold, socióloga de la Universidad Northwestern, dijo a The Atlantic que las personas de las áreas urbanas suelen leer más que las del área rural y que la «riqueza» está “asociada con la lectura”. Sus estudios también apuntan que las niñas suelen desarrollar esta habilidad en una edad más temprana que los niños y continúan progresando en la adultez. No obstante, tampoco hay que dejar atrás la calidad de la enseñanza, un factor importante en el impacto de este hábito. 

A pesar que la presencia de libros en el hogar puede motivar a un niño a la lectura, no basta solamente tener un estante repleto en casa. Willingham explica que, más allá de tener o no una biblioteca en el hogar, tiene más valor el ejemplo de los progenitores. Es decir, un niño tendrá mayores ganas de agarrar un libro si mira que sus padres lo hacen. 

Willingham en su libro Raising Kids Who Read (Criando niños que leen), explica tres elementos que definen a un lector de por vida. El primero es que tiene que ser un «decodificador fluido», es decir «pasar las palabras impresas a la mente». Los padres pueden afianzarlo leyendo en voz alta a sus hijos.

En segundo término es el contexto, qué tanto el niño entiende sobre el mundo que lo rodea y cómo puede decodificarlo. Después de leer un libro, los niños o adolescentes deberían obtener una nueva perspectiva o visión de los escenarios a su alrededor. Si es así, se está forjando el camino para ser un ávido lector. 

Y en tercer lugar está la motivación. Aquí también está la «autoimagen como lector y una actitud positiva hacia la lectura». Si los padres, en su afán de hacer que sus hijos lean, enmarcan este hábito como si fuera una obligación para el éxito, podrían alejar a los niños de este fin. Según Pamela Paul y Maria Russo, autoras de The New York Times, “leer debe ser como ver un postre de chocolate”.

Esto se puede lograr si la lectura se convierte en un tema de conversación recurrente, si se regalan libros en los cumpleaños o se hacen paradas ocasionales en una biblioteca o librería. Es decir, cosas para que la lectura parezca emocionante y valiosa, recomiendan las expertas.

La lectura está asociada al crecimiento profesional

Un estudio de la Universidad de Oxford apunta que la lectura es la única actividad fuera del colegio que está relacionada con la obtención de mejores oportunidades laborales y una vejez más segura. 

Tener una biblioteca en casa o un hogar con varios libros puede motivar a los niños a leer, pero no basta. Los expertos creen que la mejor forma de motivarlos es con el ejemplo.

El estudio, a cargo del investigador Mark Taylor del Departamento de Psicología, arrojó que las niñas que habían leído varios libros a sus 16 años, tienen una probabilidad del 39 por ciento de obtener cargos en puestos directivos a los 30 años. La cifra para los niños aumentó entre un 48 y 58 por ciento.

Este estudio se hizo gracias a cuestionarios realizados a personas de 33 años, quienes respondieron si habían sido lectores a sus 16. Sus respuestas fueron comparadas con su trayectoria profesional. 

El estudio demostró que ninguna otra actividad tenía un impacto igual que la lectura en sus carreras. “Según nuestros resultados, hay algo especial en leer por placer. Las asociaciones positivas de la lectura por placer no se replican en ninguna otra actividad extracurricular, independientemente de nuestras expectativas”, dijo Taylor tras la divulgación de su estudio.