La industria del entretenimiento para adultos hace de la pandemia una oportunidad. Mientras miles de trabajadores de la cultura y el espectáculo sufren el parón económico, el porno tira de imaginación para cambiar su modelo, exprimiendo los videos caseros y adaptando su contenido a una distopía convertida en realidad.
No hace falta mucho esfuerzo para encontrar esta adaptación en tiempo récord, que provoca también que páginas como Pornhub abriera su contenido premium en todo el mundo mientras dure la cuarentena, cuando el término coronavirus tiene ya 9 millones de búsquedas solo en esta web.
Varios portales cuentan desde hace días con secciones propias en las que pueden encontrarse videos donde los protagonistas visten mascarillas u otro material sanitario bajo sugerentes títulos haciendo referencia a la enfermedad.
«Cuando hay algo que es noticia, tarde o temprano acaba teniendo su versión porno, del mismo modo que tarde o temprano aparecerá en las películas, la literatura, las series, la música», cuenta Daniel Casado, jefe de contenidos de Techpump, que engloba varios negocios, entre ellos la página web porno Cumlouder.
Coronavirus: una ventana de oportunidades
Lejos de asustarse ante la crisis económica que causará el coronavirus en todo el mundo, la industria del porno supo subirse rápido a la ola, pero para no dejarse arrastrar, sino para surfearla antes que nadie.
Poco tardaron las páginas webs en hacer selecciones y listados relacionados con el virus, mascarillas, guantes o sprays de desinfección, adelantándose así al fin de las restricciones y la vuelta a la normalidad.
«De momento lo que he visto no deja de ser porno como el que ya se estaba haciendo, incluso recopilaciones de escenas antiguas, a las que se les añade la etiqueta coronavirus porque hay mascarillas, guantes, trajes de seguridad», explica Casado.
Consumo de porno aumenta
En el análisis coincide Juan Bustos, uno de los pioneros de este negocio en Colombia, quien gestiona varios portales y apunta al aumento de la oferta y la demanda de porno a través de ‘webcam’: «Se disparó en un 300% el aumento de solicitudes -para trabajar en las plataformas– y se va a duplicar el número de modelos de ‘webcams’ en tres meses».
De acuerdo con el empresario, «una modelo en Colombia factura en promedio unos 1000-1500 dólares en un mes«, aunque los ingresos pueden llegar a 3000 y 5000 según su popularidad.Y no todo tiene que ser «en tiempo real», pues el coronavirus puede alterar por completo la producción del porno. «Hay interesados en grabarse con su teléfono y venderlo directamente en internet, ya como otra salida», explica Bustos.
En el portal Pornhub, con más de 10 millones de inscritos y 120 millones de visitantes diarios. Los vídeos caseros subidos directamente por modelos aumentaron el 30%, al tiempo que la web garantiza que sus protagonistas recibirán todos los ingresos generados durante el mes de abril, según datos de Efe. Desde que la web abriera su servicio «premium», su tráfico aumentó hasta el 18.5% en todo el mundo, con su mayor pico diario en España, 61%, e Italia, 57%.
Una industria habituada a suspender rodajes
Detrás de las colinas de Hollywood, en el «Valley» de Los Ángeles (EE.UU.), se localiza el epicentro mundial del cine adulto, permanece con su actividad suspendida desde el 15 de marzo y hasta nuevo aviso.
La principal asociación de trabajadores del porno del país, la Free Speech Coalition (FSC), paralizó los rodajes por el covid-19. Una medida que esta industria ya conoce, porque cuando llega un posible positivo en VIH u otra enfermedad de trasmisión sexual, activa un protocolo que detiene de manera inmediata toda producción en curso.
«Este es un desafío sin precedentes para la industria adulta, pero hemos enfrentado otros antes», reconoció la directora de la asociación, Michelle L. LeBlanc, en una carta en la que aseguró que el sistema de pruebas diseñado durante la epidemia del VIH es un «ejemplo de prevención».
Ante la preocupación de actores y modelos que vieron caer en picada sus ingresos, la asociación difundió esta semana una lista de consejos para que puedan seguir creando contenido «desde casa» y siempre «solos» o «con acompañantes que vivan en la misma unidad doméstica».
De manera obvia, las cámaras en vivo se convirtieron en el modelo de negocio por excelencia para los trabajadores del porno, hasta el punto de que aquellos a los que les vaya bien pueden donar los beneficios de sus espectáculos a un fondo de ayuda.
Plataformas para porno en directo
Es el modelo de Diego y Manu, una pareja española que ya trabajaba en plataformas de porno en directo antes de la pandemia, pero que ahora ve subir sus ingresos.
«Desde que decretaron las diferentes cuarentenas subió muchísimo la cantidad de visitantes que ingresan a mirar, que son potenciales clientes a consumir, aunque a su vez también hay más cámaras transmitiendo, por lo que sube la competencia», cuentan.
Pese la aparición de «nuevas caras», también hay «mucha gente que lo hace sin cobrar, simplemente por diversión». Algo que hace aún más dura la competencia, Manu y Diego son «usuarios ya conocidos y regulares».
«Las cuentas como la nuestra están transmitiendo con mucha más frecuencia. Y acaparan a muchos de los clientes ya que son populares y sus cámaras suelen estar entre los primeros puestos», apunta. En ese sentido, asegura que en las semanas de confinamiento sus ingresos subieron de forma sustancial.
«Tenemos una base de clientes que siempre nos siguen y que en estos momentos, afortunadamente. Nos piden que hagamos shows para ellos más que antes. Sus altas posibilidades de verlos y las nuestras de hacerlos son muchos mayores debido al confinamiento. Hemos podido facturar mucho más que antes», comparten.
A menos privacidad en casa, más consumo
Mientras millones de personas en todo el mundo viven sin salir de casa, el consumo de porno sigue su ascenso imparable. Y no importa que el confinamiento les reste privacidad, en muchos casos rodeados de familiares, parejas o compañeros de piso, el consumo sigue aumentando.
Para el psicólogo y sexólogo mexicano Luis Falcón, esta tendencia podría entenderse como una búsqueda de afecto y relación con otros cuerpos.
«Las prácticas sexuales son depositarias de muchos afectos. Y de muchas actitudes que deseamos experimentar a través del ejercicio de nuestras fantasías. O bien a través de la relación con otros cuerpos (o nuestro cuerpo) y los objetos», explica.
«¿Qué está haciendo que la producción y el consumo de expresiones gráficas de la sexualidad como el porno vayan en alza por estos días? ¿Será que nos calienta más la situación de peligro sanitario?», se pregunta antes de zanjar: «En absoluto, tanto la risa como el sexo son metabolizadores del dolor».
En ese sentido, este sexólogo quiere eliminar cualquier ápice de culpa que puedan sentir aquellas personas que consumen porno estos días (o en cualquier momento). «Todo lo que somos capaces de sentir está bien y las formas que encontramos a nuestro alcance son las mejores y las más adecuadas. Solo quien vive su práctica sexual puede reportar si le genera problema».
«En el campo de la sexualidad no existen términos de ‘normalidad’ o ‘anormalidad’, no hay ‘mucha masturbación’ o ‘ver mucha pornografía’ -enfatiza-. Si la práctica sexual que estamos ejerciendo cubre las necesidades biológicas y/o psicológicas personales sin dañar a terceros, adelante».