Dudaba hasta de su propia sombra y por momentos no quería vivir. A sus 59 años solo desea vencer el miedo y comenzar una nueva vida
Publicado el 15 marzo, 2018 Franklin Villavicencio
Fotografía: Carlos Herrera
Ilustraciones: Juan García
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Ella tiene miedo. Él todavía anda libre. Ella no quiere que se sepa su nombre.
Han pasado diez años desde que su expareja casi la mata con una pistola. Le disparó en el abdomen y le dejó muchas cicatrices en el cuerpo. Las agresiones, durante los 30 años que vivieron juntos, iban desde los golpes, hasta la violencia psicológica.
Cuando le disparó, él creyó que la había asesinado y por eso huyó. Julia, como le llamaremos, sobrevivió pero aún siente temor. Han pasado los días, dudaba hasta de su sombra, y por momentos deseaba morir. Hoy tiene 59 años, una vida nueva y una historia por contar.
“Si nos tocan a una, nos tocan a todas”
El panorama para las defensoras de mujeres es complicado. Así lo afirman Adilia Medina y Olga Moncada, ambas coordinadoras de la Red de Mujeres del Norte «Ana Lucila», una organización que acompaña a víctimas de violencia y sobrevivientes de femicidios.
Las oficinas de la Red también funcionan como albergue. En 2017 atendieron dos casos de mujeres que escaparon de sus agresores. «Sabemos que hay muchos más, y hay algunos invisibilizados, porque no pasan por un registro», comenta Adilia.
Esta organización ha logrado sobrevivir, pese las dificultades económicas que atraviesa. Han desarrollado pequeños negocios, que combinan con las horas de trabajo voluntario en el albergue. Las presiones por parte de las autoridades locales también han estropeado la labor de estas mujeres. «Nos han cerrado los espacios en las radios para que nadie nos escuche cuando queremos hablar, cuando queremos hacer un programa al aire para llevar nuestros mensajes a las comunidades», comenta Olga Moncada.
A Adilia Medina la han seguido e intervenido su teléfono: «El riesgo que nosotras tenemos es alto», reflexiona. Por eso, han creado alianzas con otros movimientos de Nicaragua. «Si nos tocan a una, nos tocan a todas», sentencia.