Sophia Loren regresa después de diez años de retiro a anclar “La Vida Ante Mí”. La decisión debe haber sido fácil. El proyecto es liderado por Edoardo, uno de sus dos hijos con el productor Carlo Ponti. Afortunadamente, el nepotismo no es la única razón de ser de la película.
Ciertamente, el regreso de Loren es noticia, pero su omnipresencia en los materiales promocionales es engañosa. El verdadero protagonista es Momo (Ibrahima Gueye), un niño huérfano negro en la Italia contemporánea. Su guardián es el doctor Coen (Renato Carpentieri), un viejo médico que ya no puede lidiar con su rebeldía preadolescente. Por eso, pide ayuda a Madame Rosa (Loren). Ella es una exprostituta que, retirada de la industria del servicio sexual, se dedica a cuidar a los niños de colegas más jóvenes. Acepta a Momo con cierta resistencia, pero terminan estableciendo una fuerte conexión emocional. Cada quien carga su trauma: ella es una sobreviviente de los campos de concentración, enfrentando el quebrantamiento progresivo de su cuerpo y su mente.
“La Vida ante Mí” se basa en una novela del escritor francés Romain Gary. Ya fue llevada al cine en 1977 con Simone Signoret en el papel de Rosa. No he tenido chance de ver esa versión, pero Ponti hace suya la historia, ubicándola en un ambiente proletario, infundido por una cotidianidad banal. Momo y sus acciones empujan la trama, pero la película funciona como un retrato coral, poblado de personajes vívidos y distintivos. El grupo incluye a Iosif (Iosif Diego Pirvu) un niño indocumentado; Lola (Abril Zamora), una prostituta transgénero; y el señor Hammil (Babak Karimi), un viudo musulmán que emplea al niño en su tienda y trata de conectarlo con su religión.
Puede sentir que la diversidad encaja con demasiada facilidad en el canon de lo políticamente correcto, pero el tono que el director infunde en su película es sereno y libre de estridencia. Se siente como un reflejo natural de la sociedad multicultural. Véase el tratamiento a la subtrama sobre la incipiente carrera criminal de Momo, moviendo droga en las calles para el narcotraficante menos amenazante del mundo (Massimiliano Rossi). Él recibe a sus expendedores en su negocio legítimo, una pescadería portuaria. Menos que un siniestro corruptor, es un hombre de mediana edad con una agenda llena y una familia en ruinas. Cuando su exesposa no deja que su hijo celebre con él su cumpleaños, invita a Momo a tomar vino en su apartamento.
La mesura puede sentirse como un talón de Aquiles porque estamos entrenados para esperar picos dramáticos en vehículos de estrella. Si sacas de retiro a una actriz del calibre de Loren, la expectativa es que proveas un momento de exaltación actoral, con frases memorables, de esos que se usan para ilustrar el trabajo de los nominados en la ceremonia de los premios del Óscar. Pero “La Vida ante Mí” es demasiado sobria como para hacer eso.
Loren es digna en un papel que parece poco demandante. Es probable que el número limitado de escenas, y trabajar bajo las órdenes de su hijo, contribuyeran a convencerla de volver a hacer cine. No es proeza fácil. Tiene 86 años, y tuvo que filmar bajo condiciones de la pandemia. Sin embargo, no puede despojarse de su mística. Los que conocemos su carrera, sentimos que algo falta. Los que no, verán un drama controlado, relativamente conmovedor y poco memorable. Para cinéfilos de cierta edad, puede sonar como sacrilegio decir que alguien no conoce a Loren, pero tome en cuenta que la última película suya estrenada en Nicaragua fue “Pret-a-Porter” (Robert Altman, 1994), hace 26 años.
Afortunadamente, para aprovechar la aparición de Loren en su pantalla, Netflix ha incluido en su oferta dos comedias que datan de 1955 —justo a inicios de su carrera— donde trabajó bajo las órdenes del legendario Dino Risi: “El Signo de Venus”, y “Pane, Amore, e…”, también conocida como “Escándalo en Sorrento”. Es raro que Netflix programe películas de vieja data —su idea de “clásico” es cualquier cosa estrenada en los 80—. Aproveche a verlas, para motivar al ‘streamer’ a diversificar su oferta y nutrirse con cine de todas las épocas. Si algo confirma “La Vida Ante Mí”, es que las estrellas del pasado nunca dejan de brillar. Es el mercado el que las ignora.
“La Vida Ante Mí”
(La Vita Davanti a Sé)
Dirección: Edoardo Ponti
Duración: 1 hora, 34 minutos aprox.
Clasificación: * * * (Buena)
*Disponible en Netflix