Cayuga es un pueblecito en Nuevo México, tan pequeño que un juego de basquetbol en la escuela secundaria es capaz de convocar a toda la población adulta. Y una anécdota sobre una ardilla que se comió un cable eléctrico años atrás es citada constantemente, como pieza histórica —o leyenda— popular. Este lugar es escenario de “The Vast of Night”, película independiente de ciencia ficción que hace maravillas con sus recursos limitados.
Everett (Jake Horowitz) es el DJ en WOW, la radio local. Mientras prepara la grabación del esperado partido, su camino se cruza con Fay (Sierra McCormick), la bachillera hija de la telefonista. Él le ha prometido enseñarle a usar su grabadora nueva. La cámara sigue a los personajes en tomas largas, mientras hablan al ritmo de metralleta de una vieja comedia de enredos, en lo que podemos identificar vagamente como argot de los 50. Es como si con la exageración del lenguaje, quisieran compensar los límites materiales de la producción. No es necesario. El escenario conceptual de la película —un pueblo pequeño, casi desierto, pocos escenarios y personajes— le permite ser convincente con pocos recursos. Y la atmosférica fotografía de M.I. Littin-Menz basta y sobra para validar la irrealidad de la película.
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Irónicamente, todo se vuelve más natural cuando los engranajes de la fantástica trama agarran velocidad. Mientras Fay cubre a su madre en su turno como operadora de teléfonos, un extraño zumbido interfiere en el sistema. Las llamadas se cortan, pero una en especial, alcanza a alertar sobre un extraño tornado en las afueras. Rápidamente, Fay recluta a Everett para tratar de descifrar el misterio. Al mejor estilo de Nancy Drew y los Hardy Boys, corren de un lado a otro buscando pistas, pero los momentos cruciales dependen del mejor efecto especial a mano de los realizadores: la voz humana. Un soldado veterano llama a la radio cuando Everett comparte el misterioso sonido al aire y pregunta a sus oyentes si alguien los reconoce. Billy (Bruce Davis), un veterano del Ejército, tiene mucho que decir.
Momentos después, una vecina anciana, Mabel Blanchard (Gail Cronauer), los llama. Quiere compartir su historia, pero la tienen que visitar en persona.
Las características de estos dos personajes —un veterano negro, una madre soltera— introducen una bienvenida cuota de suspicacia hacia la idealización del pasado implícita en la artificiosa recreación de la época. Sin embargo, la película se detiene antes de ir a fondo a denunciar a “América” —o la condición humana, si prefiere—. La amenaza real no es de este mundo, a fin de cuentas. En ese sentido, la película rompe con el referente estilístico de David Lynch. Es notable la influencia de “Blue Velvet” (1986) y la serie de TV “Twin Peaks” (1990 – 1991); y en particular, el legendario capítulo ocho de “Twin Peaks: The Return” (2017), con escenario similar, incluyendo estación de radio. Pero sí Lynch reconoce que la inocencia coexiste con la corrupción, los realizadores de “The Vast of Night” fijan la amenaza como algo estrictamente foráneo.
Además, las escenas que sirven de prólogo y epílogo enmarcan lo que vemos dentro de los confines de la ficción autorreferencial. La cámara nos introduce en la sala de una casa, que parece catálogo de muebles modernistas de mediados de siglo XX. No hay nadie, pero la televisión está encendida, sintonizando un programa llamado “Paradox Theater”. La introducción del narrador, el tono de su voz y las imágenes sugestivas de la viñeta son franco homenaje a la legendaria serie de televisión “La Dimensión Desconocida”. No se perturben demasiado, esto es ficción inspirada en ficción. Lo que vemos es, explícitamente, un capítulo de esta “serie”.
Nada de esto va en contra de la película, el tipo de producción que puede servir de puerto de entrada hacia filmes más retadores. La juventud misma de los protagonistas fortalece la identificación del espectador novel. También hay que agradecer que la relación entre Everett y Fay se mantiene igualitaria y fraternal. La introducción tardía de una hermana bebé, termina convirtiéndolos en una especie de unidad familiar, pura y casta —otra digresión del universo lynchiano, donde el sexo y la oscuridad son uno solo—. El anticlimático desenlace es más efectivo —y sorpresivo— de lo que uno esperaría. Tanta inocencia, no está hecha para este mundo.
“The Vast of Night”
Dirección: Andrew Patterson
Duración: 1 hora, 31 minutos
Clasificación: ⭐⭐⭐(Buena)
Disponible en Amazon Prime Video