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La hora del mejor documental del año: “Time” te espera en Amazon Prime
Time

La belleza de “Time” está en como a pesar de que usa los recursos habituales del género documental, se siente como algo espontáneo que sucede ante nuestros ojos.

A juzgar por las recientes nominaciones al Óscar, el cine documental le ganó a la ficción en 2020. Y, lo mejor de todo, es que es inusualmente accesible. Queda pendiente para los nicas encontrar la manera de ver “Collective”; pero tres de los nominados están en Netflix: “Crip Camp”, “My Octopus Teacher”, y “El Agente Topo”. Para ver la favorita, tendrá que navegar a Amazon.

Prime Video, pero bien vale la pena. “Time”, de la directora norteamericana Garret Bradley, es indispensable.
Cuando Sybil “Fox” Rich no está trabajando en una financiera de vehículos, o cuidando de sus seis hijos, se dedica al activismo. Su causa es denunciar la epidemia de encarcelamiento que sufre los afroamericanos en Estados Unidos. Habla con propiedad, porque siente el problema en carne propia. Su esposo, Rob, cumple una sentencia de 60 años por robo. Ella misma estuvo presa por tres años y medio, por conducirlo hacia el banco comunitario que asaltó, desesperado por salvar su pequeño negocio en crisis. “¡La primera tienda de ropa hip-hop de Nueva Orleans!”, dice ella con ilusión juvenil, en una película casera de finales de los noventa. La comisión del delito nunca está en duda, pero lo desmedido de la pena es una manifestación innegable del racismo estructural.

Los casi 20 años de vida que llevan separados son la materia prima de “Time”. La película no se toma a la ligereza el título, materializa esta elusiva dimensión contrastando el pasado con el presente. Fox ha filmado con una cámara de video casero testimonios personales y momentos de su vida cotidiana, para compartirlo con el esposo que solo puede ver cada quince días, en visita conyugal. Bradley graba el presente en lustrosas imágenes digitales, de belleza inquietante. Medimos el paso del tiempo —y el peso de la ausencia— en el contraste físico de las personas, y la diferencia estética de las imágenes. Los niños crecen ante nuestros ojos, y vuelven a ser bebés en cuestión de segundos. Somos testigos privilegiados de lo que el padre se ha perdido.

Bradley toma la decisión de no perderse en la minucia legal. El mismo Robert es una presencia fantasmagórica durante la mayoría del metraje, presente fugazmente en los videos de antaño, o como una foto de cuerpo entero, tamaño natural, impresa en cartón y clavada en una pared del hogar. Los argumentos ideológicos que se cuelan vienen justificados por plantearse en una conferencia a la que Fox asiste para compartir su experiencia. Incluso en ese contexto académico, prima lo personal sobre lo didáctico.

Fox tiene una personalidad magnética, y carisma para derrochar, pero no es la única presencia indeleble en la película. Su madre, una maestra retirada, aparece un puñado de veces para balancear el espectro emocional con algo de resentimiento y rencor. Sus palabras son mesuradas, pero la intensidad de su mirada, y la tensión en el rostro, revelan dolor y desilusión. Las transgresiones originales pesan tanto sobre ella, como las injusticias que vinieron después. Incluso en un momento de celebración, es una presencia incómoda.

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La belleza de “Time” está en como a pesar de que usa los recursos habituales del género documental, se siente como algo espontáneo que sucede ante nuestros ojos. Tenemos material de archivo en las películas caseras, entrevistas de cabezas parlantes, tomas aéreas a través de cámaras en dron…pero todo sucede con un aire de espontaneidad, incluso en los momentos más calculados. ¿Existe algo más deliberado que grabarse a uno mismo, hablándole a la cámara? Al final, algo tan banal como reproducir una imagen en reversa conduce a una poderosa catarsis. Los Rich —y nosotros— volvemos a un momento de inocencia y felicidad pura, antes de que las malas decisiones y los prejuicios estructurales condenaran a esta familia a una vida dividida.

Mención aparte merece la música original acreditada a Edwin Montgomery y Jamieson Shaw. Es un ejemplo magistral de cómo contribuir al impacto emocional de una película sin telegrafiar emociones para la audiencia. A través de sus acordes, un documental beligerante y humanista, se eleva hacia el lirismo. “Time” es una película de belleza inusitada. Su discurso no está demás en un país como Nicaragua, donde se desprecia la humanidad de los infractores de la ley. Y donde entre miles de víctimas de una dictadura —muertos, presos políticos y exiliados— se escriben tantas historias de ausencia.

“Time”
(Tiempo)
Dirección: Garret Bradley
Duración: 1 hora, 21 minutos
Clasificación: * * * * (Muy Buena)
*Disponible en Amazon Prime