De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 160 niños vive con Trastorno del Espectro Autista (TEA), en algún nivel. Esto se debe a factores ambientales y genéticos, pues no se tiene evidencia de que las vacunas de la infancia incidan en la aparición del autismo.
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Asimismo, la OMS señala que las personas con TEA son más susceptibles a sufrir discriminación y estigmatización, incluyendo la “privación injusta de atención sanitaria, educación y oportunidades para participar en sus comunidades”.
El dos de abril de cada año se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. El objetivo es crear condiciones que mejoren la calidad de vida de quienes viven con autismo, pues todavía existen mitos y mucho desconocimiento acerca de esta condición. Aquí desmitificamos algunas creencias al respecto.
Los mitos que debés conocer
Victoria Fuentes, una joven con un familiar que convive con TEA, habló con Revista Niú. Ella nos cuenta cuáles son algunos de los principales mitos y creencias erradas que todavía existen alrededor del autismo.
1. «Se origina en las vacunas»
Se suele pensar que el autismo aparece debido de al uso indiscriminado de vacunas como la triple viral, que se aplica en los primeros meses de vida. Sin embargo, de acuerdo a los expertos, no hay evidencias científicas de que las vacunas provoquen este tipo de efectos.
Erróneamente también se tiende a creer que el autismo se debe a una mala alimentación durante el embarazo. No obstante, investigaciones de la OMS han demostrado que la aparición del autismo se debe principalmente a factores genéticos y ambientales.
2. «Ausencia de emociones»
Las personas con autismo son capaces de amar, sentir, expresarse y tener empatía como cualquier persona. La diferencia es que su forma de expresarlo es distinta a la habitual, pues en ocasiones no pueden hablar y sólo conocen algunas palabras, por tanto, expresan sus emociones mayormente a través de acciones, explica Medi Graphic, una revista médica elaborada por expertos en el tema, en su artículo titulado Autismo: mitos y realidades científicas.
Por su parte, Victoria Fuentes lo confirma, pues su familiar “no habla, sólo conoce algunas palabrasy expresa sus emociones de esa manera”, dice.
3. «Las personas con TEA repiten todo como robots»
Se cree que las personas con autismo repiten absolutamente todo como robots, ya sea algunas palabras o acciones de quienes forman parte de su entorno. En realidad esto se debe a que las personas con esta condición tienen intereses fijos y rutinas que los ayudan a adaptarse a su entorno.
Por tanto, no es adecuado percibirlos como “robots”, pues eso alimenta la estigmatización que se tiene en la sociedad. Por el contrario, se deben motivar estas rutinas y hacer todo lo posible para que quien convive con esta condición se sienta seguro y protegido.
4. «Son niños superdotados o sin inteligencia»
De acuerdo a la revista médica, este mito es uno de los más frecuentes y es producto de estereotipos creados a partir de películas y novelas. Las cuales crean una falsa idea de que un niño con TEA es solamente una de dos: un genio o alguien con retraso mental.
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Según evidencias científicas, tan sólo uno de cada diez pacientes de autismo puede desarrollar habilidades extraordinarias, pero estas personas no nacen con esos conocimientos. Al igual que cualquier ser humano necesitan ser enseñados y durante la infancia, el apoyo del núcleo familiar es clave para su desarrollo.
5. «El autismo se cura con tratamientos y medicamentos»
El autismo no se cura, pues es un síndrome clínico y no una enfermedad. Diversas publicaciones de la OMS afirman que los TAE aparecen en la infancia y suelen prevalecer hasta la adolescencia o la adultez, según sea el grado de afectación neurológica.
Esta condición requiere de tratamientos psicológicos y psiquiátricos para ser tratados, así también de fármacos que facilitan su integración social.
Otra creencia errada es que un paciente con autismo dependerá de sus padres toda la vida. Para entender esta parte, es necesario tomar en cuenta que todo depende del grado de afectación del trastorno autista de un individuo, de modo que en algunos casos, los pacientes de TAE pueden desenvolverse al igual que el resto de personas y, en otros casos, hay personas con autismo tan severo, que necesitan constante atención para desenvolverse en su vida cotidiana.