El Stand Up Comedy es algo que no se puede explicar. Cualquiera quisiera poder —aunque muchas veces lo haga sin éxito— contar uno de los chistes que escuchó y, pretender así, contagiar esa risa que lo invadió por completo cuando se aprendió algo divertido. Pero no todos nacemos con ese don.
Tres chavalas en sus 20’s lo tienen, pues además de lidiar con los problemas y dilemas que esta edad conlleva, hacen comedia sobre eso. Ellas son las «Tres Divinas Comedias», Gabriela Oseda, Andrea Pilarte y Priscila Rosales, quienes se lanzaron a hacer Stand Up Comedy, por su cuenta y en distintos momentos, y ahora se unieron para brindar shows en distintos puntos de la capital.
Aunque, para muchos, la crisis que vive el país, no sea tiempo de comedia, para estas tres jóvenes ha sido el momento propicio: «necesitamos la risa siempre, y más aún, en momentos de crisis. Es lo que nos ayuda a sobrevivir», asegura Priscila.
«Sus rutinas, son excepcionales». «Cada una tiene lo suyo», comenta una espectadora en una de las mesas. «Me encantó», añade otro de los asistentes en un punto del bar. «Planeo seguir buscándolas. Todo el show fue súper bueno», dice, mientras las comediantes agradecen al público e informan dónde será su próxima presentación al terminar su rutina.
Pero, ¿qué es el Stand Up Comedy?
El formato de Stand Up Comedy, o «Comedia de Pie», en español, surgió «en la pobreza», según un reportaje publicado en la Revista Soho. De acuerdo al texto, el formato de comedia surgió después de la gran depresión económica que azotó Estados Unidos en 1929, cuando muchos estadounidenses empezaron a tener los peores trabajos, donde a veces no tenían ni donde sentarse y a burlarse de su día a día. De esas situaciones se derivan los dos principales conceptos de este tipo de comedia que se hace «de pie» y en «rutinas», es decir que describe el día a día del comediante.
Según Priscila quien es teatrista y es la más nueva del grupo haciendo este tipo de comedia, lo que ella hace no lo considera stand up «puro», porque su rutina consiste en contar una historia, algo que vio o que vivió y que dijo, «ve, esto es algo que le puede pasar a mucha gente», confiesa. «Vos podes hacer comedia de todo, siempre y cuando te afecte también de alguna manera. Un comediante que se pare delante de un público creyéndose superior, no le va a caer en gracia a nadie», dice Rosales.
Andrea Pilarte, lleva más tiempo haciendo Stand Up, y sus rutinas son un poco más elaboradas, aunque los temas, al igual que Priscila también los escoge de cosas que vive en su día a día. Ella escribe sus chistes, los pule, los ensaya, los dice en voz alta. Ella incluso ha recibido algunos talleres con comediantes centroamericanos y espera algún día poder subsistir solo de la comedia. Por el momento, tiene que conformarse con un trabajo «normal» en una organización no gubernamental, que le brinda un salario fijo para sus gastos.
Gabriela Oseda, es la que más tiempo lleva haciendo comedia en esta modalidad de Stand Up, ha formado parte de grupos de stand up como los Wampiros, quienes según cuenta, fueron los primeros en hacer un show de este tipo en Nicaragua e incluso organizaron un evento regional en el Teatro Nacional Rubén Darío.
Ella también estructura sus rutinas, prueba sus chistes con distintos públicos y sobre todo, pone empeño en ir puliendo sus «punchlines» que que son básicamente remates, «para que los chistes tengan sentido y, obviamente den risa», explica. «Lo más difícil es construir los chistes, a veces tenés las ideas de lo que querés hablar, pero llegar al punchline cuesta. Con el que más me siento contenta es un chiste sobre las personas que estamos aprendiendo inglés, pasé bastante tiempo construyendo ese chiste y cuando lo conté en el escenario la gente lo recibió muy bien», agrega Gabriela.
No se gana, pero se goza
Las ganancias que obtienen de cada show son realmente mínimas «quizás dan para los chicles», asegura Gabriela, pero «al menos es algo que no tendrías si no hicieras esto», dice. Las tres tienen un trabajo formal, que les brinda un salario fijo para sobrevivir, pero todas esperan poder vivir algún día de su comedia. Actualmente han empezado a cobrar la entrada para sus shows, y sienten que el público no lo han recibido mal. Saben que es una forma de apoyarlas y además están conscientes que ellas trabajan por brindarles entretenimiento sano y divertido.
Con esa entrada, los asistentes a los eventos pueden disfrutar de una – o más- horas de risa. Situaciones con las que seguro se identificarán y les hará relajarse y reírse de sus problemas. Para Andrea, lo más divertido de estar en un escenario, es como el público recibe las rutinas. La primera vez que se atrevió a hacerlo «me fue maravilloso», recuerda. Pero según cuenta, dos horas antes de iniciar estaba atacada en llanto, pensando a qué horas había accedido a hacerlo, pero todo fue atreverse y sentirse satisfecha de los aplausos del público.
«La segunda vez nadie se rió. Quise hacer un chiste de un tema muy pesado y no quedó bien. Pero se trata de ir mejorando. Usualmente he abordado todo tipo de temas, he hablado de la sociedad, he hecho chistes sobre religión, lo que siempre trato es ser empática con las situaciones, trato de elegir lo absurdo de cada situación y encontrar la forma en que la gente se identifique con eso», cuenta Andrea.
¿Se puede hacer comedia en crisis?
Sí. De hecho, estas tres «standuperas», como se refieren de ellas mismas, iniciaron hablando de la crisis, e intentando que las personas se rieran por un momento. En el caso de Priscila, uno de los primeros shows que hizo, abordaba precisamente la crisis que estamos viviendo, «me invitaron a una presentación que se titulaba ‘Cosas raras que hago para aguantar esta crisis política’. En ese tiempo usaba una máscara y hablaba sobre todo del miedo que todos sentíamos. Creo que es válido en momentos como ese hablar de lo que sentimos y reirnos de eso», menciona.
Gabriela y Andrea, también han abordado el tema de la crisis en sus rutinas. Gabriela por ejemplo perdió su empleo como médico general y tuvo que empezar a trabajar en una empresa de outsorcing, donde inserta la programación de canales de televisión estadounidenses y esto no lo deja fuera de sus rutinas, porque, según comenta, es una situación que viven muchos nicaragüenses y, aunque es un problema social bastante grave, considera que es válido poder reírse de eso.
Andrea también incluye su situación laboral en su rutina, de hecho, es la primera escena del show de este sábado en un bar de Managua:
— Buenas noches gracias por venir a este show que hemos hecho con muchísimo cariño — introduce Andrea.
— No como con mi trabajo, yo tengo un problema, no sé qué es más pequeño, si mis ganas de ir a trabajar o mi salario — continúa cuando apenas se escuchan las risas tímidas.
— Lo que pasa es que yo quisiera tener un trabajo más bonito, más artístico, que me permitiera expresarme, pero sin hacer el ridículo, verdad — añade.
— Que la gente pudiera venir al show y que no se sintiera estafada — suena música árabe — Que fuera algo que permitiese no hacer el ridículo sobretodo — entran Gabriela y Priscila bailando.
— ¡Muchachas! !Acabo de decir que no quiero hacer el ridículo, que la gente no se sienta estafada! ¡Muchachas, qué están haciendo! — exclama Andrea, mientras suelta el micrófono y se retira enfadada.
— ¡Bienvenidos al show!— dice Priscila, antes de retirarse para dejar a Gabriela, quien es la primera en iniciar su rutina de Stand Up, en el escenario. Para reírse, tienen que verlas.