“Hay cuatro formas obvias en que un grupo gobernante puede caer del poder.
O se conquista desde afuera, o gobierna de manera tan ineficiente
que las masas se agitan para rebelarse,
o permite que se forme un grupo medio fuerte
y descontento, o pierde su propia confianza
y voluntad de gobernar.” – George Orwell, 1984
Era 2015 y la cara de Daniel Ortega y Rosario Murillo habían pasado a formar parte del paisaje desde el 2007. Al igual que el resto de Centroamérica, cada vez que se acercaba periodo de elecciones los postes, piedras y hasta árboles se llenaban y se siguen llenando de propaganda de algún partido político haciendo promesas que olvidarán una vez lleguen al poder. En Nicaragua, desde que pisas sus tierras calientes podés ver grandes vallas con esos colores chillantes (horribles) y el típico eslogan “Cristiana, Socialista y Solidaria”. Quienes han estado alguna vez en el país, seguramente se han preguntado que a quién se le habrán ocurrido esos diseños y esa línea gráfica para representar a un Gobierno. Es una propaganda política tan barata y corriente, pero en la que seguramente gastaron miles de córdobas. Como estudiante de relaciones internacionales me provocó, desde la primera vez, un “asquito” y solamente podía pensar que, ojalá la gente supiera todo lo malo que tenía ese estúpido eslogan. Después de algunos meses de vivir en el país, te das cuenta que nada que ver. De “valores cristianos” nada, de socialista nada y de solidaria cero.
Durante los primeros meses después de haber regresado a mi país de nacimiento, tuve un par de amigos que intentaron ponerme al día de la realidad de Nicaragua, empezando por su Gobierno.
Primero, la Chayo tenía los ojos y los oídos en todos lados. No terminaba de temblar cuando ya la escuchabas por la radio anunciar la intensidad y la ubicación del temblor. Si el Gobierno tenía que dar algún anuncio de cualquier índole la “compañera” era la que hablaba. En los actos políticos ella era la cheerleader, el acto de apertura y de cierre del evento, en la tele la mirabas hasta haciendo de “Santa Claus” para la época navideña. Es decir, la doña es planificadora de evento, comunicadora, vulcanóloga, meteoróloga, periodista, mediadora de conflictos, arbolito de navidad y hasta sacerdotisa de alguna religión inventada por ella misma. Primera dama ¡ah! y desde el 2017 hasta vicepresidenta de la nación.
¿Qué hacía Daniel Ortega? Solo dar la cara después que el sol se ocultaba y repetir un discurso lleno de ideas de los años ochenta sobre comunismo y el enemigo imperialista, mientras unos cuantos seguidores, que no sabían realmente por qué estaban ahí, le iban a gritar a una plaza, a ensuciar las calles y a ponerse hasta las chancletas de borrachos, mientras que unos parlantes enormes instalados para la ocasión pasaban las mismas canciones una y otra vez. Además de eso y de hacer pactos con expresidentes corruptos para mantenerse en el poder, ser un violador que desterró a su hijastra después de denunciarlo, realmente no sé qué más hacía.
La gente decía que quien mandaba detrás de la cara de Ortega, era Rosario Murillo. Lo que yo siempre pensaba y sigo pensando, es que simplemente él estaba preparando el terreno para cuando ya no diera más y ella pasara a ser oficialmente la presidenta, ya que ninguno de las “bendiciones” es apta para gobernar y una dinastía tiene que mantenerse a como dé lugar.
Hace poco finalmente acabo de terminar de leer 1984 de George Orwell. Era mi segundo intento, la primera vez que intenté leerlo, era muy joven y ahora que había experimentado vivir en una dictadura, podía entender un poco más el contexto y el mundo en el que Wiston vivía, sus sentimientos y pensamientos.
En la novela de Orwell existe la Policía del Pensamiento, quien se encarga de perseguir a todos aquellos que tienen pensamientos de rebelión contra el sistema o en general cualquier pensamiento que ellos crean que está contra el sistema. En la vida real en Nicaragua, existe la Policía Nacional, personajes que no piensan mucho y solo actúan, siguiendo órdenes del régimen de Ortega y que atacan a cada persona que se exprese en contra de él.
No se necesita gran preparación para ser parte de la Policía. Las pocas veces que tuve contacto con algún agente fue una vez que le pregunté a uno que estaba en una rotonda qué podría hacer para denunciar a un acosador en la calle, su respuesta: ¿Y quién te está acosando puej? Al otro día lo volví a ver, esta vez él acosando a chavalas por la calle. Mi segundo encuentro con estos individuos fue mientras caminaba por la calle y pasó una típica camioneta llena de ellos y todos empezaron a chiflarme y decir obscenidades. La tercera vez fue cuando empezaron a aparecerse en las marchas a reprimir a la gente y por último cuando se unieron a los paramilitares para atacar a los estudiantes de la UNAN en su “Operación Limpieza”.
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Aquí van a aparecer muchos ortegalovers que van a decir que todo lo que escribo, no pasó. Mientras leía la novela, me era inevitable comparar el Ministerio de La Verdad con los seguidores Daniel Ortega y sus canales oficialistas, solo que en Nicaragua es versión chafa.
El Ministerio de La Verdad de la novela de Orwell, se encarga de negar los acontecimientos que no les convienen, de reescribir la historia deshaciéndose de documentos que la comprueben, de crear contenido pornográfico barato para entretener a la gente, así como de mentirle a la población manipulando la verdad y vendiéndoles cualquier idea para mantenerlos sumisos y fanáticos del partido, cuyo líder es “Big Brother” o el Gran Hermano. En Nicaragua tampoco es tan estructurado, de hecho, es todo un chimol y las actuaciones son tan baratas, que quienes tienen un poco de sentido común se ríen de las ocurrencias del Gobierno de Ortega. Solo tenemos que recordar a la doña que no sabía en qué ruta venía o el “secuestro” de Telémaco, así como aquella chavala que dijo que había sido atacada por los estudiantes de la UNAN y le dejaron la blusa llena de hoyos. Y no sigo, porque realmente son tantas mentiras tan ridículas que solamente tenemos que poner en Google “Noticias falsas del régimen de Ortega” para encontrar unas cuantas.
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Como en cada dictadura, las torturas también existen en Nicaragua. Todas aquellas personas que se manifestaron y se siguen manifestando en contra del régimen de Ortega, han sido atacadas, torturadas, algunas asesinadas y otras desaparecidas. En 1984, existe el Ministerio del Amor, quien se encarga de apresar a las personas que han cometido algún crimen de pensamiento o rebelión contra el partido. Algunos son llevados a la habitación 101 en donde son torturados psicológicamente y físicamente y quienes salen de ahí, jamás vuelven a ser los mismos.
El Ministerio del Amor tiene como cómplices a la propia población, quienes venden a sus amigos, familiares y vecinos denunciándolos a la Policía del Pensamiento, y sin ninguna prueba son juzgados por haber cometido crímenes inventados. Nicaragua tiene el famoso Chipote y otras cárceles a donde muchos presos políticos (también negados por el régimen) fueron llevados y meses después liberados (repito, después de afirmar una y otra vez que no había presos por protestar). Siguen ahí 139 presos políticos. Dentro han sido asesinados algunos y otros muchos torturados. Los que han salido de ahí han dado sus testimonios, mientras que los ortegalovers siguen cegados por los medios controlados por el Estado y repiten una y otra vez “Amor y Paz”, así como en 1984 se repite “La Guerra es Paz, la libertad esclavitud y la ignorancia es fuerza.”
Si de una cosa estoy segura, es que la última frase del eslogan de Ingsoc (Partido Político que conforma el Estado de 1984) “la ignorancia es fuerza” se aplica muy bien al Gobierno de Ortega-Murillo. Ya que se han encargado no solo que la población se quede ignorante para poderlos manipular fácilmente, sino que además les han hecho creer que se interesan por sus derechos. Derechos que luego son burlados si deciden rebelarse y unirse a los que se oponen a que sigan en el poder. Así como en la novela de Orwell, la sociedad está construida de manera piramidal. Arriba los del “Partido Interior” menos del 2% de la población, en medio los del “Partido Exterior” y hasta abajo, aproximadamente el 85% de la población que el partido mantiene pobre (a través del Ministerio de Abundancia) para que no puedan o ni quieran rebelarse, llamados la prole. ¿Suena familiar?
Si bien en la novela 1984, Wiston no logra derrocar a Big Brother porque es engañado y además se encuentra solo en su lucha, nuestra realidad es cíclica y ningún régimen, ni sistema es eterno y en algún momento tiene que caer. Estas caídas son procesos largos, violentos y confusos, pero posibles. Si algo nos indentifica de las otras especies del reino animal, es que somos seres inquietos, dominantes y mucho más territoriales, pero que hemos evolucionado hasta conformar sociedades complejas cambiantes. Ortega tendrá que dejar el poder en algún momento. Si no es por el medio pacífico, llegará un momento donde la gente se vuelva a levantar y lo desafíe como él está esperando.
A todas aquellas personas que deseen expandir un poco más sus conocimientos y deseen leer un buen libro le recomiendo 1984. No solo es interesante, sino tan real que es posible que lleguemos a vivir en una sociedad así, si nosotros mismos lo permitimos creyendo ciegamente en lo que unos cuantos nos venden como la verdad. Aprendamos a ser críticos y a desafiar las ideas de políticos dinosaurios llenos de odio e ideas autoritarias como las de Daniel Ortega y todos sus fanáticos.