Cultura
A 30 años de la caída del muro de Berlín, que se cumplen este nueve de noviembre, te contamos sobre cómo su historia sigue viva en Alemania
La franja de terreno sobre la que se levantaba el muro de Berlín, de más de 160 kilómetros, se ha convertido en una ruta para bicicletas en la que se encuentran huellas de la transformación vivida por la capital alemana desde 1989 y testimonios de lo ocurrido durante la división. Este nueve de noviembre se cumplen 30 años de la caída del muro de Berlín.
El camino del muro rodea lo que en otro tiempo fue Berlín Occidental, lo que recuerda que la frontera no sólo partía la ciudad en dos sino que además separaba la parte oeste del territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA).»La ruta corresponde al camino por donde se movían los guardias de fronteras», explica el historiador Manfred Wichmann, de la Fundación Muro de Berlín, que se ha encargado de ubicar en el camino una serie de informaciones sobre lo ocurrido durante los años de la separación.
Ese camino estaba, al menos en la mayor parte de su recorrido, situado entre dos muros. Uno que daba hacia el este, después del cual se situaba la llamada franja de la muerte, y otro detrás del cual estaba Berlín Occidental.
Las primeras víctimas
El recorrido se puede iniciar a pocos metros de la estación central de trenes de Berlín, frente a la cual se encuentra, al lado de un canal, un monumento a Günther Litfin, una de las primeras víctimas mortales de la división. Fue alcanzado por los disparos de los guardias de fronteras cuando trataba de atravesar a nado el canal.
Su historia puede leerse cuando se llega al Cementerio de los Inválidos, que quedó partido por el muro en 1961. Allí, junto a restos del muro que siguen en pie entre tumbas de militares prusianos, hay reproducción de recortes de periódicos de la época. Litfin murió el 24 de agosto de 1961, nueve días después de la construcción del muro. La ruta de bicicletas atraviesa el cementerio y bordea el canal donde falleció.
El muro entre el este y el oeste de Berlín tenía casi 3,6 metros de altura y aproximadamente 43 km de largo, con 302 torres de vigilancia
La información sobre este suceso viene acompañada por la de otra muerte: el guardia de fronteras Peter Göring, quien cayó por los disparos de un policía de Berlín Occidental que abrió fuego después de que Göring disparara contra alguien que intentaba atravesar la frontera hacia el este.
A lo largo del recorrido, se encuentran varios carteles en el que se hace un resumen estadístico de las víctimas del muro.
30 años de la caída del muro de Berlín. (Construido en 1961- Derribado en 1989) #BerlinWall30 pic.twitter.com/hky9p65v7e
— Yader Luna (@Lunacero) November 9, 2019
Se habla de al menos 136 muertos entre 1961 y 1989. De ellos 89 cayeron cuando intentaban huir y otros 30 fallecieron sin intención de escapar y como consecuencia de malos entendidos o accidentes. Entre las víctimas hay también ocho guardias de fronteras.
El barrio de los funcionarios
Dejando atrás el Cementerio de los Inválidos, el camino prosigue por calles sin recuerdos hasta el siguiente punto significativo: el memorial de la Bernauerstrasse, donde hay un centro de documentación, un trecho original del muro y un museo al aire libre.
Allí se puede encontrar todo lo que hay que saber sobre el muro. Pero es también un lugar es mejor detenerse poco tiempo si se quiere hacer la ruta completa, que sigue, a lo largo de la Bernauerstrasse, hasta llegar al Mauerpark, el parque del Muro.
Un área abierta de tierra y arena, una zona de amortiguación entre las dos paredes, se conoció como “tierra de nadie” o “franja de la muerte”, donde los guardias en las torres de vigilancia podían disparar a cualquiera que intentara escapar.
La mayor parte del recorrido entre el Parque del Muro y el barrio de Pankow, donde en tiempos de la RDA vivían muchos funcionarios del partido, se hace entre pequeños jardines. Existe el peligro de perderse el Borholmerbrücke, el Puente de Bornholmer, porque la ruta pasa por debajo del mismo.
Allí fue, donde el nueve de noviembre de 1989, se abrieron por primera vez los pasos fronterizos ante la presión de la multitud. Aunque la ruta está bastante bien señalizada es posible perderla en alguna curva, lo que en Pankow puede llevar a experiencias curiosas.
«¿El camino del muro? Por aquí no debe ser, allí vivía Wilhem Pieck», comenta una señora en un parque.
Pankow, donde vivió el primer presidente de la RDA, Wilhlem Pieck, era el barrio el que vivían muchos funcionarios del partido. Los más altos cargos posteriormente vivirían en las afueras de Berlín, en Wandlitz, pero Pankow siguió siendo algo así como el barrio en donde la RDA se acercaba a una cierta normalidad.
Sin embargo, el muro pasaba cerca, separando Pankow de Berlín Occidental. El camino ahora bordea una línea del metro elevado.
Niños escoltados por blindados
Una vez Pankow queda atrás, el camino deja de ser urbano y se convierte en una ruta por la naturaleza que, de cuando en cuando, vuelve a cruzar barrios berlineses.
Sin embargo, en la frontera de Berlín con lo que hoy es el estado federado de Brandeburgo, buena parte de lo que una vez fue tierra de nadie se ha convertido en bosques y reservas naturales.
En esas zonas también hay carteles que recuerdan la vida de personas vinculadas por el muro y narran historias como las de los niños escoltados.
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En las cercanías del barrio de Spandau, por ejemplo, había un enclave occidental -Eiskeller, en el sector británico- dentro del territorio de la RDA. Los niños que vivían en Eiskeller, para ir la escuela a Spandau, debían atravesar un corredor estrecho. Un día, un niño dijo que no había podido llegar a la escuela porque los guardias de fronteras de la RDA no le habían permitido pasar. Entonces, los británicos proporcionaron protección militar a los niños en su camino al colegio. En medio de un campo, se puede ver hoy una foto de un niño en bicicleta escoltado por un blindado.
Décadas después se supo que la historia que había desatado todo eso era falsa. El niño no había llegado al colegio porque había hecho novillos y optó por recurrir a la guerra fría como convincente disculpa.
En otros casos, el absurdo se mezcla con la tragedia, como en el caso de Roland Hoff, quien, por miedo a ser detenido por conducir ebrio, abandonó Alemania Occidental y buscó refugio en la RDA, donde encontró casa y trabajo.
Sin embargo, a Hoff no le agradó la vida en la RDA y pensó en volver cuando llegó la construcción del muro. El 29 de agosto de 1961 murió a tiros cuando intentaba atravesar a nado el canal de Teltow, al sur de Berlín.
El último muerto
Los recuerdos del último muerto, Chris Guefroyy, quien falleció a tiros el cinco de febrero de 1989, se encuentran en la orilla del canal de Britz, en el sureste de Berlin. Christ Guefroy tiene una calle que lleva su nombre, cerca del lugar donde pereció, meses antes de la caída del muro.
Después, viene el regreso hacia el centro de la ciudad a través de Schonefeld, Treptow. Kreuzberg, el puente de Oberbaum detrás del cual, girando hacia la izquierda, se llega a la East Side Galerie, el pedazo de muro con muchos grafitis entre el que se destaca el del célebre beso de Breznev y Honecker.
Más tarde se llega a lo que fue el célebre Check Point Charlie, se bordea la Topología del Terror y se alcanza la Potsdamer Platz, uno de los lugares emblemáticos del nuevo Berlín, antes de pasar frente a la Puerta de Brandeburgo y llegar de nuevo a la estación.