Estilo

Así ha cambiado la masturbación en la era digital
Masturbación Nicaragua
Ilustración Olga Sánchez

Cualquier lugar es bueno para masturbarse si se tiene la inspiración correcta, o por lo menos un celular.

La forma de masturbarse cambió. Quizás cuando hablamos del tema, muchos recuerden a aquel adolescente con espinillas que esperaba la media noche para que sus padres se durmieran y él pudiera usar la computadora para entrar a Petardas.com. Me contaron que esa página existe y se usaba hace unos diez o 20 años.

También podrían imaginar a un hombre hojeando una revista o usando una mano para darse placer, mientras utiliza la otra para bajar entre imágenes o abrir nuevos videos con el mouse. Cuando decimos que la forma de masturbarse cambió, es porque la forma de ver pornografía lo hizo y quienes la disfrutan también.

Los celulares se convirtieron en parte fundamental del consumo de pornografía en el mundo. Nicaragua no es la excepción. Los datos de la página de pornografía Pornhub, una de las más grandes y más populares del mundo (64 millones de visitas al día), demuestran que en el 2008 apenas un 1 por ciento de los consumidores de porno llegaban desde el celular.

En el 2015 la cifra subió a 52.9 por ciento, luego en el 2016 al 59 por ciento y en lo que va del 2017 ya es del 75 por ciento.

De Nicaragua no hay muchos datos, pero en el 2016 del total de visitantes nicas a la página, el 40 por ciento fueron mujeres y lo más buscado en el país es la categoría… teens.

Gretha (cuyo nombre real no es ese) tiene 19 años y desde los 13 empezó su vida sexual activa y conoció la masturbación.

Todo empezó cuando después de ver una película erótica, sintió deseo y comenzó a tocarse. Así fue como descubrió su cuerpo y se dio placer cada vez de forma más temeraria.

“Hasta la fecha lo puedo hacer en cualquier momento”, explica esta joven nicaragüense quien desarrolló una rutina que incluye el tiempo para hacerlo. En las mañanas cuando está en el baño se masturba, cuando sale del baño lo vuelve a hacer y cuando va a la calle y siente ganas, también lo hace.

Eso significa que si el deseo le llega en algún centro comercial, banco o en su propio trabajo, lo disfruta sin ningún problema. En una mano toma el celular y con la otra, pues, ya saben.

En Pornhub los términos de búsqueda varían según el país y el año. En 2016 las más populares fueron las categorías lesbianas, madrastras, MILF y teens.

La edad promedio de las personas que visitan la página es de 35 años. El 31 por ciento tiene entre 18 y 24 años, mientras que el 29 por ciento va de los 25 a los 44 años y el 17 por ciento de los 35 a los 44.

No existen muchos datos específicos sobre Nicaragua en la página de Pornhub, pero a Luis (nicaragüense de 33 años) le gusta buscar tríos y rubias de vez en cuando.

Él ahora se masturba con más frecuencia (cinco veces a la semana máximo, para no generar dependencia, dice) porque asegura que se siente «más cómodo» y le ayuda a liberar estrés. De acuerdo a la BBC, uno de los beneficios de  masturbarse es liberar «sustancias químicas complejas, entre las cuales la más importante es la dopamina» asociada con el sentimiento de bienestar.

Para Luis también los hábitos han cambiado. Pasó de consumir pornografía en revistas físicas, compradas o prestadas, a televisión y ahora usa con más frecuencia la computadora. Ha utilizado el celular de vez en cuando, principalmente cuando se va de vacaciones. Hoy se siente cómodo con las tecnologías que le permiten buscar específicamente lo que necesita y así no depender de lo que le imponen.

El celular es libertad. Una conexión estándar de Internet o una red wifi puede permitirle a cualquier persona una búsqueda rápida de cualquier imagen a través de Google para satisfacerse en cualquier momento.

A Gretha eso le funciona. “He llegado al punto que quizás estoy en reuniones de trabajo y se tornan aburridas y pues me encierro en el baño y ya qué…”.

No ha experimentado en público. Cuenta que siempre busca un lugar privado, normalmente un baño y así se satisface.

La hora para consumir porno a nivel mundial no ha variado desde hace diez años. Sigue siendo la media noche y la una de la mañana, pero hay una variante: las 2, 3, 4 y 5 de la tarde se han vuelto populares.

Reina Bravo, sexóloga educativa del Instituto Nicaragüense de Sexología, dice estar preocupada por cómo muchos jóvenes a muy temprana edad pueden tomar el celular de los padres y entrar a Internet para buscar pornografía y masturbarse.

Aclara que no está en contra de la masturbación, pero que debe acompañarse de educación sexual para que no se convierta en una adicción.

“Varias personas me escriben y me dicen que no saben qué van a hacer porque su hijo solo quiere estar con el celular y no lo pueden controlar”, expresó la especialista. Bravo explica que ahora con las redes wifi públicas es mucho más fácil para una persona adulta o joven, salir a la calle y conectarse a Internet para ver pornografía. Eso también, asegura, está alterando las conductas sexuales de muchos jóvenes.

Otro ejemplo que menciona la especialista, es que según los casos que ha atendido, muchos jóvenes están haciendo videollamadas para masturbarse con una o más personas. Aunque el teléfono no es el culpable, sí es la herramienta que se usa para facilitar estas prácticas.

La psicóloga Auxiliadora Marenco considera que “no es el aparato (el celular) lo que lo provoca, es la persona que ya tiene una debilidad”.

La doctora dice que cada generación ha tenido sus fuentes de inspiración para masturbarse, en algún tiempo fueron las revistas, la televisión de media noche y actualmente todo lo que pueda conectarse a Internet.

“Cada personalidad está sujeta a sugestión dependiendo de cuan inestable esté la personalidad. Porque yo puedo tener videos, tablets o cualquier cosa con pornografía y si no necesito eso, si no creo una dependencia o si en mí no existe una fragilidad, una conducta adictiva, no caigo en eso”, explica Marenco.

Gretha considera que su caso no es una adicción. Sin citar el típico discurso de “yo lo dejo cuando quiera”, explica que esta es una forma para relajarse en la que ella decide explorar su cuerpo y usar diferentes estímulos.

Hasta ahora no ha tenido ningún problema, nadie la ha atrapado en sus andanzas en lugares públicos. Y en su trabajo, cuando decide masturbarse y alguien la llama, continúa con lo que está haciendo y hasta terminar atiende.

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