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¡Otra, por favor!

Camarada bartender
Patrik Kristian | Flickr.com | Creative Commons

Es desagradable toparse con un bartender o mesero con mala actitud, o simplemente muy serio

     

Soy un habitante de bares. Los visito frecuentemente. Cuando viajo, trato de conocer el país a través de su gente sentada en una barra y con una copa. Estar en un bar con el ambiente y la bebida ideal, es como leer un buen libro. ¡O más! No nací para estar solo. Me encanta cruzar palabras con desconocidos en alguna barra o compartir con amigos en un restaurante. Me acuerdo de una frase de Joaquín Sabina: “Lo que más me divierte es invitar a mis amigos a cenar a un buen restaurante y verlos comer como animales”. Pero no vaya a malinterpretarse. Amo ver a la gente sonreír y pasarla bien. Y los bares son ese lugar por antonomasia, según mi criterio. Y tampoco es necesario emborracharse: dos cervezas, una copa de vino entre medio de la semana para relajarse.

Es por eso que mis colegas de Niú me invitaron a escribir sobre bares. No serán ensayos con tono antropológico, ni recomendaciones de críticos y expertos. Simplemente aspiro a contar pequeñas crónicas de bares y restaurantes como un cliente más.

Empiezo, entonces, con un bar donde ya he sacado residencia. Parecerá banal porque se trata de una cadena internacional. Pero es que el ambiente y, sobre todo, la atención que encuentro en T.G.I. Friday’s de Managua no se repite en otros establecimientos. Y no pretendo generalizar. Hablo desde mi experiencia personal.

Yo no iba a Friday’s antes. Lo veía como un sitio muy caro. En parte lo es y en parte no. Las promociones diarias distienden la bolsa. Primero experimenté en las mesas y luego me mudé a la barra. Una de las ventajas de este sitio es que podes ir solo, porque siempre hay bartenders amigables que están dispuestos a saludarte, a hablar con vos, a bromear, a contarse cosas. Y eso lo agradeces cuando sos un asiduo de las barras.

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La empatía de estos chicos (Kleyver, El Gato, El Pana, la Jessica, entre otros) solo la he sentido en bares de Europa y Estados Unidos. Es desagradable toparse con un bartender o mesero con mala actitud, o simplemente muy serio. Eso también, me supongo, es parte del profesionalismo de quienes se dedican a esto. Sin embargo, en las decenas de bares y restaurantes que he visitado en Managua, desafortunadamente nos encontramos con personas que no tienen “la actitud” para atender. Puede haber varias causales, como mala paga, por ejemplo. Pero eso lo dejamos para otro artículo. El punto es que nada mejor que un bartender o un mesero que disfruta su trabajo.

Servir una cerveza, una copa o un trago no solo es entregar alcohol. Es transmitir entusiasmo y buena sensación. ¿Para qué visitamos bares la mayoría del tiempo? Pues para pasarla bien. Y quienes sirven forman parte de la experiencia. Que nos tiren nuestra bebida, que nos traten de mala gana, desmejora la velada.

Con esto no quiero desestimar a todos los bares del país. Simplemente, no es necesario acudir a un sitio donde la cerveza valga más de un dólar para encontrar buena atención. Aunque también en estos lugares también hay meseros sin pasión. Además, en muchos bares nacionales hay barras, pero son barras sin alma. Por lo general sirven como exhibidor de botellas o posaderos para los menús. Una barra debe tener vida propia, dar una experiencia al cliente que llega solo o en pareja. Una mesa para una persona es como una gigantesca isla desierta.

En fin, solo quiero animarlos a que presten cuidado a la atención que nos dan en los bares o restaurantes. Y si llegan por una cerveza a Friday’s, les recomiendo que pidan una sangrita. No aparece en el menú, pero los chicos de la barra sabrán qué piden. Probarán algo mejor que una michelada a la cual estamos habituados. ¡Salud!

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