Cultura
“Para mí la Revolución Popular Sandinista no se explica sin la música de Carlos y sin la poesía de Ernesto Cardenal”, asegura el Premio Cervantes, Sergio Ramírez.
Si el escritor Sergio Ramírez tuviera que quedarse con una canción de Carlos Mejía Godoy, dice que sería «Aquel almendro onde la Tere», “porque es una canción que evoca la nostalgia por la infancia perdida”. Para Ramírez la música de Mejía Godoy es muy especial, no solo por su calidad, sino por lo que ha representado en su vida, dado que el cantautor nicaragüense puso “la banda sonora” a la Revolución Sandinista, el proceso del que el escritor fue protagonista y que convirtió a Nicaragua en un país mítico a nivel mundial. Ramírez asegura que sin la música de Mejía Godoy esa Revolución no podría entenderse. “Carlos no solo fue el trovador, sino la constante compañía musical de la revolución”, asegura el autor de «Adiós, muchachos». En esta entrevista Ramírez lamenta el nuevo exilio al que ha sido obligado Carlos Mejía Godoy, hace un repaso de la carrera del cantador y reconoce lo que ha significado su trabajo para Nicaragua. “Él es el espejo en el que se ve Nicaragua”, asegura.
¿Qué representa el trabajo de Carlos Mejía en el rescate de las raíces musicales de Nicaragua?
Carlos ha tenido y tiene un oído muy particular para copiar el habla nicaragüense, lo nicaragüense, y para transformarlo en música, para darle ritmo al habla. Desde luego que el habla tiene un ritmo y una melodía y donde tiene más melodía es en el norte, hay un deje muy Siglo de Oro. Hay que tomar en cuenta que en el norte hay muchos valles represados, donde el habla también se ha quedado represada con ideas muy antiguas y particulares. Carlos desde niño supo oír esa gracia que tiene el habla y transformarla en música, esa fue su primera gran virtud. Y también hacerlo con picardía, ingenio, humor y mucho romanticismo. Yo lo coloco como heredero directo, y el más auténtico, de Camilo Zapata, que tenía ese oído y picardía, pero Carlos es más que eso, le da al habla y a la música otra dimensión, ha logrado que ciertas piezas suyas se conviertan en íconos y algunas, como ¡Ay Nicaragua Nicaragüita!, en himnos nacionales alternativos.
¿Cuánto le debe la Revolución Sandinista a Carlos Mejía Godoy?
Todo. Carlos le puso la banda sonora a la Revolución. Para mí la Revolución Popular Sandinista no se explica sin la música de Carlos y sin la poesía de Ernesto Cardenal. Carlos no solo fue el trovador, sino la constante compañía musical de la Revolución y la Revolución también. Carlos pagó el precio de convertir su música enteramente en música revolucionaria al servicio de militante de la Revolución. Pagó el precio de no volverse la estrella internacional que hubiera sido si se hubiera quedado en España. Él se dedicó aquí no solo a componerle música a la revolución, sino a componer canciones de combate, ponerle canción a un manual para armar y desarmar armas. ¡Eso me parece genial!
¿Diría que la música de Carlos Mejía Godoy ayudó a crear un sentimiento colectivo en la sociedad de apoyo a la Revolución más allá del tema propagandístico?
Carlos compuso una vez una canción sobre la Navidad, sobre los niños pobres en la Navidad, y recuerdo que un amigo me dijo: “Carlos compone esa canción y la pone mi mujer en la cena de Navidad y salieron a regalar toda la comida”. Sensibilizó a todo el mundo, porque la Revolución no era solo un cambio de figura política y de una dictadura, sino un cambio hacia los pobres, así la gente más humilde.
¿Qué sitio tiene Carlos Mejía Godoy dentro de la cultura latinoamericana y frente a monumentos de la música popular como Violeta Parra?
Un verano la canción de moda en España fue «Son tus perjumenes, mujer» y eso le abrió a Carlos las puertas de la disquera CBS, las puertas de todos los lugares de veraneo. Él pudo haberse ido perseguido por ese camino de ciertas frivolidades y renunció a la frivolidad por el compromiso y un compromiso verdaderamente profundo. Cuando vino el Mundial de Futbol de Argentina le ofrecieron miles de dólares por el uso de la música de «Quincho Barrilete», pero cambiándole la letra en tiempos de la dictadura de los militares y él dijo que no. No solo por los militares, sino que no quería comercializar una canción de él. Eso me parece que no lo hace cualquiera. Carlos es un hombre que siempre supo renunciar al dinero, porque creía en una causa. Su música es muy distinta de la de Pablo Milanés o la de Silvio Rodríguez o la de Joan Manuel Serrat. Quizá la de Carlos tenga un acento más de color local, porque no se metió a explorar la canción romántica, a Carlos nunca se le ocurrió escribir un bolero de amor, algo que no tenga que ver con lo nicaragüense, que no tuviera que estar implicado en la lucha. No me extraña que en el momento que empiezan a ocurrir estas masacres, él salga con esa misma sensibilidad a escribir su música en favor de las víctimas.
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¿Considera que uno de los principales legados de Carlos Mejía haya sido que internacionalizó la cultura nicaragüense a través de la música?
Eso es importante para mí, pero más importante es que es el alma de la música y es lo que más le ha interesado a él: más que la fama internacional, a él le ha interesado eso, ser el alma de Nicaragua o el espejo en que se ve Nicaragua. Cuando salgo del aeropuerto veo a la gente siempre comprando discos de Carlos Mejía. Él es como una foto del Momotombo, algo que encarna a Nicaragua para la gente que vive fuera. Alguien en la soledad de su apartamento pondrá una noche a Carlos Mejía Godoy y llorará solo, con un par de rones a dentro, porque eso es Nicaragua.
¿Qué representa «La Misa Campesina» en la vasta producción de Carlos Mejía Godoy?
Es el cuerpo musical más completo que se ha producido en Nicaragua. Carlos es un gran organizador, un gran orquestador de la música nicaragüense. Las sonatas de Chopin no eran más que aéreos populares, polacos del campo transformados por él. Lo que hace Carlos en «La Misa Campesina» es juntar la música misquita, los sones de toros, todo está ahí, reorganizado. Es la música de cuando la Teología de la Liberación era una novedad y el Cristo que Carlos pone ahí representaba toda esa tendencia. Esa es una verdadera obra de arte.
La «Misa Campesina» generó rechazo en la parte más ortodoxa de la Iglesia.
Sí. En el congreso de Medellín la Iglesia elige la opción preferencial por los pobres bajo Pablo Sexto, pero luego sube al trono Juan Pablo II y viene el congreso de Puebla, donde se le pone un freno a las decisiones del congreso de Medellín y termina con esa tendencia de la Teología de la Liberación, que es la opción preferencial por los pobres. Es en ese sentido que está escrita «La Misa Campesina», que habla del Cristo trabajador, el Cristo campesino, el Cristo que suda en la calle y el Cristo que clama por la liberación de los pobres. Muchos vieron en eso una concepción clasista del Cristo, entonces el alegato es que no, el Cristo es de los ricos y de los pobres, pero ese es un alegato teológico. La canción dice que Cristo es de todos, pero preferencialmente es el Dios de los pobres. Si «La Misa Campesina» se hubiera atenido solo a eso, ya hubiera muerto, pero es una obra de arte y está ahí presente. Aquí la prohibió un obispo de León, el vaticano nunca la prohibió y la Conferencia Episcopal nunca rectificó, pero en el funeral en la UCA de Fernando Cardenal, el cardenal Brenes oficio la misa y se tocó «La Misa Campesina». Recuerdo que escribí en mi blog que «La Misa Campesina» estaba de vuelta, que se había tocado frente al cardenal y que ojalá se quedara de una vez y que se levantara esta absurda prohibición. Depende de cada cura, no creo que el cardenal Brenes haya dicho que está prohibida. En estas circunstancias, en Nicaragua es cuando se debe de tocar «La Misa Campesina».
¿Si tuviera que escoger qué canción preferiría de Carlos Mejía, que canción seria y por qué la escogería?
Pregunta difícil de responder. Yo me quedo con «Aquel almendro onde la Tere», porque es una canción que evoca la nostalgia por la infancia perdida. Es una obra de arte por sí misma, todo mundo recuerda su propia infancia, la niña de la que estuvo enamorado. Todo mundo entró por ese patio. Esa canción para mí tiene una letra perfecta, es una poesía y es un gran acierto de Carlos haberla puesto en tiempo de habanera, porque eso le da un ritmo muy nostálgico.
Carlos Mejía Godoy fue el pájaro cantor, anunciador de la Revolución, y su música fue un elemento fundamental para sensibilizar a la gente sobre las injusticias y sobre lo que perseguía el FSLN más adelante. Siempre he dicho que Carlos Mejía Godoy hizo la banda sonora sobre la cual pudo existir la Revolución Sandinista con belleza y humanismo.
Cantar la música de Carlos Mejía Godoy, que tantos aprendimos de memoria, nos hizo amar a Nicaragua, su gente, sus historias y fue organizadora de la convicción de que éramos un pueblo capaz de derrotar una dictadura. Guitarra Armada, además, era una manera «con musiquita”, como diría él mismo, de enseñar a la gente cómo armar y desarmar las armas que recuperaban de la Guardia Nacional. Manual de armas de guerra hecho canción. ¡Un asunto extraordinario!
La música de Carlos Mejía Godoy, durante los diez años de Revolución y en los tiempos más duros de escasez y guerra de la Contra, revivía el espíritu de la lucha, alegraba por su estilo desenfadado y representativo de nuestra idiosincrasia. Es invaluable lo que Carlos aportó. Cada canción nos devolvía la idea de una Nicaragua por la que valía la pena luchar y sacrificarse. Lo paradójico por supuesto es que vuelvan a tener actualidad esas canciones que animaron la lucha contra una dictadura, y que volvamos a vivir esos tiempos terribles de manos de alguien que fue sandinista.
En Centroamérica, la música de Carlos es Nicaragua. Así fue también en España. Tuvimos la suerte de tener el cantor más auténtico y magistral para expresar la lucha del pueblo nicaragüense. Eso motivó también a los otros países de Centroamérica y hasta de Europa a solidarizarse con nosotros. Nadie podía oír esa música y no amar al pueblo nicaragüense en el que el cantor se había inspirado.
Mis canciones preferidas son «Cuando yo la vide», que es una canción de amor de tierra adentro, inocente y pícara a la vez, y «No pasarán», quizás porque la letra es un poema mío que Carlos musicalizó. Oír cantar a toda una plaza llena de gente esa canción fue entender el matrimonio de la poesía y la música y ver algo íntimo como un poema, convertirse en la voz de una multitud. Es uno de los sentimientos más fuertes que he vivido.
El Gobierno de Daniel Ortega ha llegado al colmo del desprecio de su propia historia y valores cuando alguien como Carlos Mejía Godoy debe irse del país, porque se siente amenazado. Le confiscaron su música y ahora le confiscan su tranquilidad.
Yo estaba viéndome con alguna frecuencia con Carlos Fonseca, el fundador del Frente Sandinista, y él se me quejaba de que en Nicaragua no había música revolucionaria, lo que se ha llamado testimonial, como lo había en Cuba con la trova, en Chile y en muchas otras partes de América Latina. Y una vez en un acto cultural en la Universidad Nacional oí a Carlos Mejía Godoy cantando, entre otras canciones, la que llevaba las letras del F.S.L.N. y ese mismo día, o muy pronto después, le dije a Fonseca que ya había aparecido el músico que él deseaba. Fonseca era muy parco en palabras y no comentó nada. Tal vez él ya sabía esto mismo y no era ninguna noticia para él. A partir de entonces empezamos a oír toda la producción de canto revolucionario de Carlos Mejía Godoy. Por ese tiempo comenzamos entonces a ser grandes amigos Carlos Mejía Godoy y yo.
Un día Carlos Mejía viajó a Solentiname con su grupo musical para inspirarse en una misa popular. Había muchas de ellas en América Latina y también Nicaragua tenía la suya, que era bastante buena, aunque no sensacional, y con la inspiración de Carlos en Solentiname apareció la llamada Misa Campesina (pues era una misa no solo popular sino también genuinamente campesina) que pronto se hizo popular en Nicaragua y después en todo el mundo.
Fernando, mi hermano jesuita, y yo estuvimos asesorando teológicamente a Carlos, aunque no intervenimos para nada en su creación de la misa. Solamente explicando algunas veces el sentido de palabras de la misa tradicional que ya no se entendía bien en nuestro tiempo. Como por ejemplo el Kyrie Eleison (Señor ten piedad) que a nuestros oídos suena como blasfemia el presentar a un Dios a quien se le pide piedad como si nosotros fuéramos los piadosos, explicando que la palabra «piedad» significaba compasión con el oprimido, mientras que «impío» era el opresor, y el sentido de la palabra actual era «solidaridad». La solidaridad o compasión del Che Guevara con los pobres, por ejemplo, y así quedó en la misa de Carlos Mejía la expresión «Señor ten piedad».
La Misa de Carlos Mejía no fue aceptada fácilmente desde el principio, porque hablaba de un “Dios de los pobres, que suda en la calle, de rostro curtido”. Todo eso es absolutamente ortodoxo, aunque pareciera herético o blasfemo. Yo mismo sufrí un choque con esas expresiones y me animé a aceptarlas con el ejemplo de nuestro amigo Carlos Mántica, que era bastante conservador, y sin embargo ya las apoyaba sin reservas. Por eso no es de extrañar que algunos obispos no aprobaran, y aún ahora sigue teóricamente prohibida, pero el pueblo sabe más y esta misa es popularísima en Nicaragua y el mundo.
Las canciones favoritas de los lectores
Preguntamos a los lectores de Niú cuáles son sus canciones favoritas de Carlos Mejía Godoy. De las más de 120 respuestas recibidas en Twitter preparamos esta lista de canciones que usted puede escuchar y compartir desde Spotify. Y compartimos algunas de las opiniones de nuestros lectores.
@OpositorNica
Me gusta «La viejecita de Mozambique», porque tan importante es aquel que muere con un fusil en la mano defendiendo la libertad de su patria, como el que muere en el exilio soñando con volver a ella.
@ester_flores
“Quincho Barrilete”. En este momento es a los niños a quienes más tortura el régimen Ortega Murillo, y esa canción hace honor a los niños luchadores y soñadores. Mi abrazo grande a Carlos Mejía y admiración. Soy de Costa Rica.
@El_minusculo
Muy complicado, pero me quedaría con «Vivirás Monimbó», porque es una canción que me encanta cantarla, me anima. Además, a pesar de haber sido escrita hace mucho, vuelve a cobrar vigencia para relatar la «bravura» del corazón de Nicaragua.
@hjmunzv
«Juancito tiradora», porque me recuerda esos chavalos que han peleado contra el régimen orteguista solo con una tiradora en mano.
@asatho11
«El Zenzontle pregunta por Arlen”, porque además de ser un regalo de poesía, es una hermosa muestra de amor por Arlen Siu y todas las mujeres nicaragüenses penconas y luchadoras.
@AbogadaDdhh
Las mujeres de El Cuá, porque ejemplifica las torturas y sufrimiento de las mujeres acrecentados en períodos de guerra. La canción redignifica la historia de las campesinas.