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Nicaragua se enfrenta a la peor pandemia en más de un siglo, con el peor Gobierno posible
Décimo día de confinamiento. El domingo anunciaron que se prolongará hasta el 11 de abril. Como cada día informaron el número de contagiados, el número de hospitalizados, el número de ingresados en cuidados intensivos, el número de fallecidos, la cantidad de kit de test rápidos que están llegando al país, las medidas que se están tomando para ampliar el número de camas disponibles, las medidas de transporte y de seguridad ciudadana…informaron, informaron. Se informa a todas horas. En cada conferencia de prensa los funcionarios se someten al bombardeo de preguntas de los medios de comunicación. Los portales de los medios escritos dan seguimiento en directo a las estadísticas de la epidemia y publican cartillas para prevenir el contagio. Hay información a toda hora por todos los medios y para todos los gustos.
Sin embargo, esta avalancha informativa no impide que muchos nicas en España llevemos vidas disociadas entre aquí y allá, que leamos todo cuanto pasa aquí en clave nicaragüense; vivimos en cuerpos confinados pero con la cabeza a 8362 km de aquí. Porque es imposible no comparar y no pensar cómo sobrevivirán nuestras familias y nuestras amistades frente al avance arrasador del coronavirus. Por ejemplo:
¿Quién dará información confiable a la población?
¿Cómo se habrá organizado la sanidad pública? ¿Atenderán por igual a sus fanáticos que al resto de la población? ¿Primará el criterio médico o prevalecerá el ideológico para clasificar a contagiados, graves y en estado crítico? ¿Recontratarán a los médicos despedidos por razones políticas para responder al incremento de pacientes que se avecina?
Vista la experiencia de por estos lados, ¿qué medidas se tomarán para evitar que la tasa de reproducción del virus se dispare? ¿Se pondrán en práctica medidas de distanciamiento social? ¿Cómo lo harán en las viviendas de extrema pobreza donde familia numerosas viven en condiciones de hacinamiento? ¿Optarán las autoridades por la autoinmunización por la vía del contagio masivo, como era la intención de Boris Johnson?
Cada tarde a las 8:00 miles salimos a las ventanas a aplaudir a los sanitarios en reconocimiento por el trabajo titánico que están haciendo para salvar a miles de españoles y no españoles. Me pregunto: ¿Cuánta gente haría esto en Nicaragua?
Hace dos días una enfermera en televisión agradecía los aplausos a la vez que entre lágrimas pedía a los familiares de quienes están hospitalizados que no se preocuparan por los suyos, porque ellas no los abandonarán a su suerte. Fue difícil no acompañarla en su llanto desconsolado. No dudo que en Nicaragua haya este mismo tipo de personal sanitario, pero dudo que tengan la libertad y el orgullo decirlo en público.
Nicaragua se enfrenta a la peor pandemia en más de un siglo, con el peor Gobierno posible.
*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España viven las medidas de confinamiento tomadas por el Gobierno español. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.