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Un tal «corona»
prevención de covid-19
Foto de cottonbro en Pexels

Si países como España, con un buen sistema de salud pública, lleva miles de fallecidos y contagiados, qué pasará en Nicaragua.

     

Hace tres semanas mis hijos iban a clases y mi marido aún iba a trabajar. Recuerdo que el jueves posterior a la declaración de estado de alarma en España, entré con una mamá amiga al supermercado para comprar la merienda. Me sorprendí al ver que la mayoría de estantes del supermercado estaban vacíos. Compré un poco de lo que quedaba y que sabía me hacía falta en casa. Al día siguiente después de dejar a la niña en el colegio, me fui directamente al supermercado hacer la compra semanal, debía irme preparando porque la gente empezaba a entrar en pánico comprando de forma compulsiva, tanto así que comprar papel higiénico y carne era misión imposible.

Ese mismo día tuve que regresar por la tarde para hacer la compra a mis suegros, dos personas mayores que son grupo de riesgo, no queríamos que salieran de casa. Tuve que volver al día siguiente una hora antes de la apertura del local, ya había cola. Cuando abrieron las puertas, parecía una maratón por llegar al pasillo de la carnicería, así como cuando estás en una subasta de quién da más o cuando la gente espera fuera de una tienda para la temporada de rebajas. Fui a dejar la compra a mis suegros. Ese fue el último día que entré a su casa. Para estar comunicados, les instalé en el móvil el WhatsApp y les enseñé a utilizar la vídeo llamada para que pudieran ver a su nietos. Hablamos cuatro veces o más al día.

Estos días he podido ver dos realidades del ser humano: unos solidarios que se preocupan por los demás, y otros que se aprovechan de la situación, incrementando el precio de mascarillas, alcohol en gel o de los que acaparan todos los productos sin dejar la posibilidad a que otros puedan comprar

Tengo sentimientos encontrados al pensar en mis familiares en Nicaragua y en Canadá. Al ver cómo se desarrollan los contagios, me doy cuenta que, si países como España con un buen sistema de salud pública, lleva miles de fallecidos y contagiados, qué pasará en Nicaragua. El (des)Gobierno es irresponsable, se cree omnipotente. Sé que muchas personas no se pueden permitir estar en sus casas porque la mayoría de la población es de escasos recursos, viven de lo que venden en sus puestos o carretones, de lo que producen. Esto me da una impotencia, porque quienes están detrás de la propaganda no salen con un canasto en su cabeza vendiendo cajetas, frutas o comida. Un Gobierno que se dice ser del pueblo debería velar por éste y crear medidas preventivas en lugar de enviar a “visitadores” casa a casa recomendando el lavado de manos. Lo único que queda es el autocuido.

Pienso en mi hermana pequeña y mi papá en Nicaragua. Los augurios son poco esperanzadores porque el régimen no cree en esta pandemia. Más bien se mofa de ella al promover marchas de “Amor en tiempo de coronavirus”. Mi hermana me ha dicho que no puede dejar de ir a la universidad porque los profesores les manifiestan que, si no asisten, pueden perder el curso. Por otro lado, mi mamá y hermana mayor que viven en Canadá -son grupo de riesgo- con quienes hablo diario, al inicio no lo veían tan cerca porque en Canadá aún no había declarado alarma, pero cambió las últimas semanas. Suelo llamarlas antes de salir aplaudir todos los días a las ocho de la tarde. Salgo con mis hijos con mi matraca nica, en honor a toda la gente que está al pie de cañón. Mi hija pequeña sale con su pandereta y la resuena a la vez que grita a todo pulmón desde la ventana, que sí se puede. Con tan solo seis años, hace tres días me abrazaba y preguntaba si era el fin del mundo. Yo sin palabras, le dije aún tiene mucho por vivir, que es una niña fuerte que está aguantando como una campeona, Solo nos queda esperar y confiar en que todos podamos remontar.

CroNicas del coronavirus

*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España viven las medidas de confinamiento tomadas por el Gobierno español. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.