Cultura

Trasladar situaciones cotidianas al escenario y despertar la conciencia colectiva, es lo que busca la campaña teatral Tecum Umanii, un esfuerzo de voluntariado fundado en 1996 por actores de comunidades rurales del norte del país. Su intención es fomentar la discusión de temas reales que afectan a la sociedad colocándolos en obras, pero para ellos no ha sido fácil recibir el espacio.

Tecum Umanii, que es una variedad de pino considerada una de las especies más resistentes a las plagas en el mundo, tiene una campaña que cuenta con 14 obras teatrales cuyos contenidos abordan problemáticas e inconveniencias sociales en Nicaragua.

Sus puestas en escena, aseguran los actores, los han llevado a tener roces con algunos gobiernos locales e instituciones culturales. Los temas espinosos que abordan los han sacado de las plataformas teatrales más importantes del país, aseveran. Este grupo comunitario, ha llenado salas con personas que promueven o están a favor de iniciativas como la despenalización del aborto terapéutico, lo que les ha quitado el apoyo de muchas organizaciones.

“Han quedado pocos recursos, y nos cuesta conseguir debido al tipo de teatro que hacemos”, confiesa Gerardo Molinares, de 50 años. Él es miembro de Tecum Umanii y colabora con el transporte u otros gastos.

Entrar este colectivo es una opción para los pobladores de zonas rurales, pero “los muchachos no siempre están estables económicamente para atender. Es un trabajo gratuito, y si lo querés hacer lo hacés. Entendemos que hay muchas cosas que no están en el control de los muchachos”, menciona Osmary Gadea de 21 años. Ella es parte del grupo de teatro de Pantasma y de Tecum Umanii.

Este espacio surgió el 16 de enero de 1996 a través de trabajos comunitarios y actualmente, tiene una red de teatro en 13 municipios de departamentos como Matagalpa, Jinotega y Madriz. Son 13 grupos teatrales y por cada municipio hay dos promotores. Las personas que constituyen Tecum Umanii integran la nueva Escuela Popular de Teatro Valentín Arturo Castillo, inaugurada el 08 de septiembre de 2016, en Praga, Matagalpa.

Los jóvenes se consideran como un colectivo, no un grupo convencional donde hay un director y el proceso es manejado por una persona. Ellos toman decisiones de forma democrática, basándose en las propuestas que hacen como grupo. Así han montado más de 16 obras de teatro, hecho nueve giras centroamericanas, se han presentado tres veces en la sala mayor del Teatro Nacional de Rubén Darío, tienen dos giras a Estados Unidos y cuentan con un premio nacional de teatro.

El legado de Amado Felipe

Este grupo teatral quiere continuar con esta práctica comunitaria que es una parte vital del legado del teatrista nicaragüense Valentín Castillo, quien falleció en octubre de 2016.

“Para que como jóvenes tengamos nuestras propias iniciativas y enseñemos lo que nos han enseñado a otros», menciona Adriana Fabiola de 25 años. Ella es parte de la red del teatro comunitario teatral Pantasma y también de Tecum Umanii.

La idea es conseguir que el teatro crítico se expanda en el país. «Nosotros concebimos el teatro como un medio de comunicación no convencional, ya que se puede decir, tiene mejor alcance que la televisión o internet, ya que en las zonas rurales esto no es la experiencia como en los lugares urbanos», comparte Gerardo.

«(Tecum Umanii), no recibe subsidio del estado o apoyo de agencias, por la posición crítica que ha tenido el grupo desde su empiezo», aclara.

En el 2013, recuerdan, les cortaron la luz durante la obra llamada “De Macho a Macho” que hablaba sobre la equidad de género. «Constitucionalmente debe de haber una promoción a la arte, independientemente de la posición política o trabajo artístico cultural», reclama Gerardo.

En Matagalpa también tuvieron problemas con la obra “Amada Amor”, que abordaba la violencia hacia las mujeres. En el teatro municipal de esa ciudad les dijeron que no podían presentarse ahí porque repentinamente surgieron problemas con las cañerías de agua y problemas de electricidad.

Incluso les es difícil presentar sus obras en la calle. Necesitan permiso de instituciones estatales que según ellos, no se las facilitan. En el 2013, harían una gira nacional con una obra sobre el empleo. La obra funcionaba como una demanda a la empresa privada, al Estado y a la sociedad civil.

En distintos municipios les cerraron las puertas y tuvieron que guardar sus cosas e irse. Incluso, lamentan, se han topado con grupos de personas que gritaban para que no se oyera la obra que “es un tema espinoso sobre la juventud y el trabajo, porque el gobierno prometió la generación de empleo para la juventud en el 2006, y no se ha cumplido”, menciona Gerardo.

“Nosotros no tenemos una política específica, pero tenemos una política específica para el teatro”, aclara.

El arte para crear conciencia

Domingo Muñoz se introduce compartiendo que viene de una comunidad campesina. “Las cosas que hacemos son basadas en la realidad. Criticamos situaciones que no nos gustan en los municipios y tenemos problemas por eso. Por ejemplo, el tema de la minera en Rancho Grande”, dice.

Pobreza, desempleo, patriarcado y violencia son algunos de los temas que tocan.

“En el grupo de Pantasma, uno de los temas es la participación ciudadana. Nosotros hicimos una obra sobre esto, ‘Sin caminos la vida es dura’. Esta obra la hemos presentado, teniendo el apoyo tanto de la escuela de teatro, desde don Gerardo, hasta los coordinadores de la Alcaldía Santa María de Pantasma, nos ha brindado la ayuda para salir a realizarla, a diferencia de otros lugares», comparte Adriana.

Estos teatristas creen que su mayor obstáculo es la intolerancia. “No hay un respeto a la libertad de pensamiento al divulgar de estos temas”, opina Gerardo.