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La pobreza, la violencia y el rezago escolar son factores aún más detonantes de uniones a temprana edad que afectan el desarrollo de la niñez
No es cierto que la principal razón de uniones a temprana edad sea el embarazo. Tampoco es cierto que las adolescentes se vayan de sus casas para vivir con sus novios adolescentes, sentencia el Estudio sobre Causas, Manifestaciones e Implicaciones de las uniones en adolescentes y niñas de Nicaragua, publicado por Fondo de Población de las Naciones Unidas en Nicaragua (UNFPA).
Según investigadores, las estadísticas en Nicaragua casi siempre son enfocadas en el embarazo adolescente, sin embargo, las uniones a temprana edad son un factor con poco enfoque social que desencadena acciones de violencia en contra de las niñas y adolescentes y también reduce considerablemente las oportunidades de mejorar su calidad de vida.
En este sentido, las uniones a temprana edad se definen cuando una de las personas se une o se casa con alguien que es menor de 18 años. Sin embargo, en Nicaragua, según el Código de Familia, los menores de edad que quieran casarse deben tener la autorización legal de sus padres. El Código Penal establece como delitos contra la libertad e integridad sexual cuando un mayor de edad tiene relación sexual con una menor de 14 años (violación) y menor de 16 años (estupro).
A esto se le suma que, según los datos analizados, solo el 18 por ciento de las menores tuvo su primera relación con un hombre de sus misma edad. Es decir, que no son relaciones entre pares. Siendo esto contemplado por nuestro Código Penal como violación.
Como consecuencia de las uniones a temprana edad, las niñas y adolescente, sufren grandes limitaciones en su desarrollo social y emocional, siendo la violencia un denominador común, provocado por celos, machismo e imposición de roles. Es decir, que las niñas empiezan a asumir, en su mayoría, los roles del hogar.
¿Por qué las niñas se van de su casa?
«Tres de cada cinco adolescentes se unen con sus parejas sin haber un embarazo de por medio”, señaló David Orozco, representante auxiliar de UNFPA, durante un webbinar auspiciado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Si se descarta la premisa de que las niñas y adolescentes se unen a sus parejas por causa de los embarazos, aparecen nueve factores que explican este comportamiento, dos de ellos son la desescolarización y el rezago escolar.
“El hecho de ir a la escuela disminuye las posibilidades de que se una. Sin embargo, no es suficiente que siga en la escuela, sino que debe ir avanzando, debe continuar en el año que corresponde. Hay datos que indican que una de cada tres niñas que se mantiene en el mismo grado se une a temprana edad, mientras que si avanza a secundaria solo el tres por ciento tienden a hacerlo”, dice López.
A esto se le suman otros elementos que son la pobreza en la que vive, el hacinamiento provocado por esta misma y la violencia que rodea su núcleo familiar. Estadísticamente se supo que nueve de cada diez niñas que se unieron a temprana edad vivieron en un contexto de violencia física, emocional y sexual.
“Tres de cada cuatro de esas niñas han normalizado la violencia. Y lo peor es que esa violencia que han vivido antes de la unión y la sigue viviendo después. Entonces, el deseo de salir de salir de su casa, este es un tema que hay que investigar. No es normal. Las niñas buscan en la unión una puerta de salida a sus problemas y no se está hablando de este tema”, concluye.